Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Aprender a bien morir 2

«Aprender a bien morir 2» es la segunda parte de este otro artículo, que conviene conocer, pues el actual lo continúa y finiquita.

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         Tal vez convenga hacer una puntualización a lo afirmado de que “se pueden desarrollar Capacidades trascendentes sin ser consciente de ello”. Así es. Dado nuestro desconocimiento secular de que existan tales Capacidades – porque nadie nos habló de ellas y, por lo tanto, tampoco se nos ocurrió preguntar – se pueden poner en marcha de manera subconsciente. Sentiremos que nos suceden cosas raras, que no sabremos explicarnos, y a las que no daremos mayor importancia. Sólo más tarde se puede racionalizar y captar qué era aquello. Cuando nos topamos con información ajena o cuando el fenómeno se ha agrandado y vuelto insoslayable.

         Para quienes se clasifican en las categorías 4 y 5 del listado pasado, esta transformación, o identificación, no ofrecerá la menor dificultad, todo lo contrario. La estarán esperando y les llenará de Gozo. Son los que menos dificultad experimentarán en el paso de Dimensión, los que más coinciden estos conceptos con su sentir de siempre. Se le podría llamar estar en la onda, ser afines. Estas personas entienden cada idea, cada frase, cada coma, y lo hacen con Gozo en el corazón.

         ¿Quiénes pueden tener el corazón tan cerrado como para rechazar ir con quien de manera tan cercana les invitan?  Hay que estar sordos a tales llamadas. Pero esa sordera se puede dar, y se da en quienes tienen el corazón lleno de otras cosas, cosas que tienen que ser muy negativas, para que no quede hueco a la llamada que les llega de sus más cercanos. Una persona que llega al momento de la muerte con fuertes sentimientos negativos de odio, miedo, posesión, apego, etc. se vuelve insensible al llamado de sus seres cercanos.

         Pero conviene decirlo con más precisión: Un ser desencarnado no puede acceder a un familiar repleto de emociones y pensamientos negativos. Las Capacidades Superiores – y los difuntos son ya sólo eso –  son incompatibles con todo lo negativo. No pueden conectar, no pueden dialogar. Sólo nosotros, los vivos, podemos. Soportamos lo negativo. Las entidades trascendidas no lo soportan, es inaccesible para ellas. Luego un ser imbuido de negatividad no oye, no siente, no ve al ser que le viene a llamar. Es como si no existiera para él. Los universos de ambos no son miscibles. El moribundo no lo ve, no lo siente.

         Por ello, el ser humano vuelto negativo al momento de la muerte ni se queda en la vida, ni “asciende” al lugar donde van los seres que transcienden la naturaleza mortal y, depurados, se transforman en Capacidades Superiores.

         Llamemos “mundo intermedio” al lugar atemporal que acoge a tales seres. Un lugar donde todo es negativo, donde todos son negativos. Un lugar al que sólo pueden acceder los humanos vivos, no los difuntos, por lo ya explicado. Y en el que hay gradaciones, según las raíces  de negatividad que quedó impresa en la persona en el momento de morir. Unas negatividades son más fáciles de superar que otras. En ese lugar están las personas a realizar con ellas «evacuaciones». Pero eso nos sacaría del tema en el que estamos. 

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Aprender a bien morir 2

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         Esperamos haber dado informaciones nuevas sobre cómo actuar en el momento de la muerte. Cómo “aprender a bien morir”, que se decía antaño.

         Indudablemente, la bondad que uno logre a lo largo de su vida le ayudará en el trance final. Final para sus deudos, no para el sujeto, que continúa su vida en mucho mejores condiciones que las que soportaba aquí. Resulta difícil hacernos idea de lo que supone abandonar nuestras componentes temporales, físicas, y depurarnos para ser sólo Capacidades Superiores. Esto es particularmente intenso para quienes no creen en que haya nada post-mortem.

         Hacerse una idea de qué sea la Plenitud divina es fácil para quien confía en Ella, para quien ha tenido atisbos de esa Plenitud, para las buenas personas, para las personas sensibles, para las personas sensitivas, para los místicos. Incluso para quienes fueron creyentes y han superado la creencia para adentrarse en la vivencia.

         Las cosas sutiles, serias, profundas, son para ser experimentadas, no para ser contadas, ni creídas. La fe aquí no tiene ningún valor, ningún papel. Por eso, para quienes han experimentado algo, aunque sólo sea un poco, esa experiencia es fundante. Porque las cosas superiores se experimentan con una Fuerza que no es de este mundo, de la dimensión humana; que no sabemos explicarnos, cuando suceden, y que no podemos explicar a los demás, después de sucedidas. La vida en el Más Allá consiste en estar siempre siendo esa Plenitud, entendiéndonos, compenetrados plenamente y siendo uno con todos los demás seres que hay Allá. Como para hacerle ascos …

         Ése es el destino de todos, creamos en ello o no. Por eso creer importa tan poco. Lo que importa es que no lleguemos al momento decisivo hechos un sarmiento negativo y lleno de costras negras … Por lógica, a los lectores de estos artículos no les pasará.

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2 comentarios en “Aprender a bien morir 2”

  1. Soletat dice:

    Los miedos por falta de conocimiento son grandes enemigos de los seres humanos, y uno de los motivos por los cuales a muchos les cuesta irse y prorrogan su estancia aqui .

  2. Fernando Conde Torrens dice:

    De acuerdo, Soletat. Debiéramos tener una doctrina dominante que nos preparara con información, no con desinformación. No hay nada temible en la muerte. Es el renacer a un nuevo estado, infinitamente más placentero y acogedor que esta «perro mundo» que se decía antes. La causa, la culpa de nuestro estado de ignorancia, colectivamente hablando, la tenemos la propia sociedad, que no sabe darse unos conocimientos correctos, ciertos, verdaderos. Se los ofrecen y hace caso omiso. Tenemos lo que nos merecemos, Soletat. Puede parecer duro, pero es la realidad …

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