……….Trataremos de apuntar algunas características más de las personas mentales y de las sentimentales. Ello nos permitirá comprender la razón de las diferencias y comprender mejor a quienes no tiene, nuestra propia idiosincrasia; en general, a la pareja.
……….Ya sabemos que los sentimentales actúan en muchas ocasiones movidos por sus sentimientos. No así los mentales, que son más fríos y en quienes los sentimientos aparecen en circunstancias menos frecuentes. Eso les permite recordarlo todo. Los sentimentales tienen mayor facilidad para olvidar lo que les desagrada. Y se hacen la idea de que aquello desagradable no ha sucedido. La persona mental tiene “memoria histórica” y lo sucedido en el pasado le sirve parta definir sus futuras actuaciones. La personan sentimental es lábil y puede adoptar posteriormente una actitud como si ciertos hechos nunca hubieran sucedido.
……….El mental guarda las ofensas. El sentimental es más capaz de perdonar y llama al comportamiento del mental “ser rencoroso”. Él, en cambio, «sabe perdonar«. El mental piensa que su conducta se basa en hechos y que actúa correctamente cuando aplica lo de “el que la hace la paga”. La mente inferior siempre proporciona una defensa del propio modo de ser. Todos tenemos tendencia a calificar los comportamientos de modo que nos dejen en buen lugar, pero sería conveniente tener en cuenta que diferentes idiosincrasias van a suponer destintas maneras de actuar. Y que nadie puede suponerse metro universal, ya que hay dos formas muy diferentes de ser, la mental y la sentimental.
La persona mental deduce de unos hechos unas consecuencias. Se basa en la lógica, o así lo cree él. A veces acierta, no siempre. La persona sentimental, por el contrario, interpreta los hechos de acuerdo con su emoción del momento, y a esa interpretación la llama también “deducción”. Acierta posiblemente en menos ocasiones que el mental, porque su emoción, cuando se dé, teñirá con su signo todas sus «deducciones». Si la emoción es positiva habrá tendencia a la euforia, a un excesivo optimismo y al “Sí”. Si es negativa, al derrotismo, a la animadversión y al “No”.
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Debe quedar clara la diferente forma de generarse los pensamientos entre ambos. En el sentimental, los pensamientos son hijos de su emoción predominante. En el mental suele darse más la neutralidad del sentimiento. Esto es lo que, generalmente, les hace mandar en casa. Esta forma de actuar, con independencia del sentimiento, da seguridad a su deducción, a sus conclusiones, porque les permite defenderlas con argumentos. Al sentimental le cuesta más encontrar argumentos para defender sus posturas más allá de un “porque lo siento así”.
Consciente de la escasez de sus argumentos, tiende a no justificar sus conclusiones y a callarse en su discusión con el mental. En otros casos, suple la carencia de argumentos verbales con la fuerza del disgusto, del enfado. Y no cabe un intercambio reposado de argumentos, porque la respuesta del sentimental es la furia redoblada. A cada intento del mental por aportar razones, le responde una nueva invectiva. La mejor opción es el silencio.
Consciente el mental de su superioridad dialéctica, tenderá a discutir las deducciones o posturas. La discusión le favorece. Ese predominio le convierte en el amo de la situación. Si el mental es el más evolucionado de la pareja, gana el conjunto. Si no lo es, pierde.
Cuando hay buena entente, el sentimental siente cierta admiración hacia su pareja mental. Porque siempre tiene la decisión en la punta de la lengua y sabe defenderla, porque tiene facilidad para decidir, cosa que al sentimental se le hace muy cuesta arriba, porque resuelve las cosas. Pero esa situación de predominio mental no se va a mantener indefinidamente. Con el paso del tiempo, el sentimental se da cuenta de que el mental no siempre acierta al analizar una situación y llegar a fijar la postura común. Ello le llevará en más de un caso a rechazar la postura del mental. En particular, si está dominado por un sentimiento negativo. De ahí surgen las discusiones, que, por ser ambos tan diferentes, pueden terminar en cualquier cosa.
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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud», recientemente «Año 303. Inventan el Cristianismo» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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