Carcassonne y los dos burgos
© Copyright Fernando Conde Torrens
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La Junta de hombre buenos – cada año se elegía;
su misión, importante, – de siempre consistía
en resguardar derechos – de la ciudadanía
frente al poder del Conde, – no fuera en demasía.
El Conde se guardaba – veréis qué bien hacía –
derechos exclusivos – de alguna mercancía
de uso común. La sal, – el Conde la obtenía
y al precio que estimaba – a todos la vendía.
Y también el molino,- que el cereal molía,
y por moler cobraba – lo que moler valía.
También suyo era el horno – donde el pan se cocía,
y por cocer cobraba – lo que le parecía.
El lagar era suyo, – donde el vino se hacía:
Sólo se emborrachaba – el que el Conde quería
y, además, le costaba – lo que el Conde decía.
¿Los caminos? Del Conde … – ¿y quién lo dudaría?
Se pagaba peaje – por toda mercancía
que luego en el mercado – el granjero vendía.
También, no pocas tierras – el Conde poseía,
parcelas que alquilaba – y rentas percibía.
Para acabar, derechos – señoriales que había,
que por ser del Vizconde – él no les daba vía.
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Barbacana de defensa del Castillo frente a la Ciudad
(Fuente: Carcassonne y los Castillos Cátaros. Casa Editriche Bonechi. Florencia, 2.004.)
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Así pues, el Vizconde – un séquito tenía
y séquito y Vizconde – decir no se podría
que tuvieran escasa – ni corta economía.
El Conde daba fiestas – allá donde vivía,
castillo amurallado, – Palacio se decía.
Barones, caballeros, – infanzones había
y damas adornadas – de plata y pedrería.
Para ellos y el Vizconde – algún juglar solía
amenizar la cena – y el baile que seguía
cantando las hazañas – de la caballería,
en versos similares – a aquesta poesía.
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Toma de una ciudad al asalto de sus murallas
(Fuente: Historia de las Cruzadas. M. Michaud. Montaner y Simón, Editores. 1.886.)
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Cantaban las hazañas – de Aton Bernard, que había
luchado en las Cruzadas – y matado a porfía
sarracenos y emires – un día y otro día.
Y vuelto entre los suyos, – tal era su hidalguía,
que por cumplir un voto – poco después partía
a Hispania, a matar moros, – tal afición tenía.
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Poetas aquitanos, – sabios de judería,
poetas provenzales, – de especial maestría,
daban a aquella Corte – respeto y nombradía,
ya que, si no eran muchos, – la calidad suplía.
El eco de estas fiestas – a Toulouse llegaría,
también a Barcelona, – y eso se pretendía.
Si más dineros gastas – mayor es tu valía.
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Paseo de ronda cubierto del Castillo Condal
(Fuente: Colección propia.)
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Dejemos al Vizconde, – sus cenas bien regadas,
sus fiestas suculentas, – de cantos salpicadas,
y hablemos de las gentes – que viven hacinadas
en las casas humildes – y no bien ventiladas.
Van yéndose a extramuros – y allá surgen aisladas
colonias de casuchas – con calles mal trazadas.
El Conde toma el mando – y van siendo ordenadas
formando un cierto cuerpo, – burgo serán llamadas.
Burgo de Sant-Michel, – murallas almenadas
y puertas levadizas – por dentro son izadas.
Se apoya en las almenas – más altas y cuidadas
del muro que defiende – la ciudad; rodeadas
de un foso que está seco – porque están alejadas
las aguas que podrían – ser hasta él trasvasadas.
Burgo de Saint-Vincent, – casas diseminadas
entre ciudad y río – y mejor ordenadas
en torno de la iglesia. – Las deja cobijadas,
iglesia fortaleza – de torres almenadas.
El río Aube y sus aguas, – ya verdes, ya azuladas,
contornean el burgo – y van apresuradas
por el largo camino – que las lleva a la mar.
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Carcassonne en el siglo XII. Nacen los dos burgos de Saint-Michel y Saint-Vicent.
(Fuente: Carcassonne. Historia y arquitectura. Jean-Pierre Panouillé. Dibujo: Gérard Guillier. Éditions Ouest-France, 1.999.)
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Los Burgos tienen puertas – que al campo van a dar
y en el campo, mil huertas – do se puede encontrar
lechugas y tomates – y más de un patatar,
alubias, habas, nabos, – sitio para plantar
lo que el dueño decida – que quiere cultivar.
Que son los arrabales – lo primero a pasar.
Vienen luego los Burgos, – donde es fácil hallar
posada a buenos precios – para allí pernoctar,
que hay mucho caminante. – Es frecuente viajar
para hacer un negocio, – o para visitar
a un lejano pariente – que acaba de enfermar
y del que tal vez luego – podamos heredar,
o siendo peregrino – que va a peregrinar
a los Santos Lugares, – San Miguel de Aralar,
a Santiago o a Roma, – vaya uno a adivinar.
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Si uno sube el camino – a la Cité va a dar
y allá ya es otra cosa, – es distinto el lugar,
hay muchas casas nobles – y plazas que admirar.
En dieciséis sectores – va el Conde a adjudicar
responsabilidades – para a los suyos dar.
Son las castellanías – cada una con un par
de recios torreones – que uno ha de comandar.
Los dieciséis señores – deben aquí habitar
y hacerse responsables – de las órdenes dar
en caso de un ataque – o incendio a declarar.
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La Catedral de San Nazario, gótica la parte cercana, románica la alejada.
(Fuente: Colección propia.)
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La Catedral románica – es también de admirar,
es la de San Nazario – patrono del lugar;
vino el Papa en persona – para la inaugurar,
bendiciendo unas piedras – de no sé qué lugar.
Está luego el Palacio – episcopal, que al dar
sobre el otro Palacio – no es fácil divisar.
Las canónigos tienen – un recinto sin par,
casa y claustro que muestran – lo que deben mostrar,
toda vez que la Iglesia – es la base o pilar
sobre los que descansa – la tierra, cielo y mar.
Y finalmente el Conde, – que siempre suele estar
de un lado para el otro, – para así despistar
al Duque de Toulouse – y pocas pistar dar
al de la Cataluña, – que es poco de fiar.
Su Palacio-castillo – no es fácil de tomar,
tiene doble rastrillo – y de cada lugar
se abre un solo rastrillo. – Así, hay que sobornar
a dos turnos de guardia – para al castillo entrar.
Y aún hay un tercer mando – que se puede accionar
desde un lugar oculto – y que suelen llamar
“trampa rompecabezas”, – y así decapitar
los hombres de un pasillo – que vengan a tomar
a todos por sorpresa – y hayan logrado entrar.
……….
“La seguridad prima” – fue el lema de Bernard
Aton de Trencavel – y nadie va a olvidar
que gracias a esta trampa – pudo el Conde escapar
cuando unos sublevados – lo quisieron matar:
Pisó el pedal del freno – y se fue a colocar
detrás de una columna, – viendo de allí rodar
las catorce cabezas – del grupo a derrotar.
……….
Hay mil paredes dobles – para allí se ocultar,
hay también puertas falsas – que no es fácil hallar,
que sólo la familia – del Conde sabe usar,
y estrechos pasadizos – que vienen a enlazar
Catedral y Castillo – a un lejano pajar,
de alto, lo que un caballo – que pueda caminar
con la cabeza baja, – cual lo suele llevar
su propio caballero – cuando van a orinar,
para, en caso de sitio, – por él poder mandar
veloces mensajeros – que puedan recabar
auxilio a los sitiados – y nuevas que contar.
Así, pues, el Castillo – dará mucho que hablar,
ilustres personajes – por él van a pasar
y con todos tendremos – ocasión de charlar.
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Siguiente artículo: Carcassonne 5.
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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «Año 303. Inventan el Cristianismo», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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