………. Si algo sabemos de lo sutil, debemos transmitirlo. Y para eso, defendemos aquí, hay que conseguir autoridad moral. Y para eso hay que dar ejemplo, tener control sobre uno mismo y ser buena persona. De esas cosas trata este artículo, Cultura sutil e hijos.
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………. Vimos el mes pasado que los antiguos ponían como condición para poder llegar a la plenitud como seres humanos en esta jornada de nuestra vida dos condiciones: Tener un cierto nivel de partida y una buena educación. Y añadían, educación que debe prodigarse desde pequeños.
……….. Cultura sutil e hijos
Vamos a hablar de la cultura que podemos dar a nuestros hijos. Porque no serviría de nada pretender extender esa cultura sutil si olvidamos hacerlo en la esfera más inmediata, allá donde tenemos durante un pequeño tiempo una cierta capacidad de maniobra, con nuestro entorno más inmediato, con los hijos.
……….. Cultura sutil e hijos
Nosotros hemos empezado, la mayoría, no demasiado tarde, pero sí muy tarde, los años de nuestra juventud han sido de total ignorancia y al comenzar la tarea de desintoxicación hemos estado bastante solos. Y esto está siendo así aun hoy en día. Los primeros pasos, los primeros cinco o diez años de búsqueda lo son en solitario, no ya sin alguien que guíe, sino incluso sin alguien con quien compartir o con quien departir.
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El recibimiento de los hijos da tiempo a que uno crezca lo suficiente como para poder ayudarles. Esto va dirigido a quienes han comenzado sus hallazgos cuando aún los hijos no están en camino. Tampoco es imprescindible haber coronado la Meseta para poder mostrar el camino.
……….. Cultura sutil e hijos
Cultura sutil e hijos
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En esa labor de anunciar a los pequeños la Realidad ayudará mucho que los hijos nos vean serenos prácticamente siempre, a su favor, dialogantes, no posesivos, que tengan confianza total en nosotros, porque hayan comprobado que siempre estamos a su favor (lo que no significa que les demos siempre la razón), que somos de los que saben ponerse a su altura. Jugar con ellos cuando son pequeños es fundamental. Jugar a lo que ellos juegan, a tiendas, si son chicas, o a batalals con soldados, si son ellos. Juegos activos, en los qu eellos intervienen. Les encanta que sus padres se pongan a su altura. Y cuando uno hace eso, se disfruta como ellos y con ellos. A la vuelta del trabajo, cuando se pueda. Pero ha de ser lo prioritario. Con todo ello, luego, cuando ya entiendan mejor las cosas y su por qué, deberemos predicar con el ejemplo, además de sugerencias y aclaraciones sobre la manera de llevarse en la vida. Sin ser insistentes.
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Tampoco es cuestión de arremeter contra todo lo que aprenden del entorno, pero sí que sepan desde muy pequeños que existe eso de respetar a los más pequeños y lo de dominar las adversidades. Hace no mucho, a un pequeño de 6 años que no soportaba la primera adversidad del día sin refunfuñar y pegar patadas al suelo, le decía: «Mira, los bebés lloran cuando algo no les gusta, o cuando les pica el culito. Los mayores lo soportamos sin llorar y sin gruñir. Tú, ¿qué vas a hacer?» Y me hago la ilusión de que cuando se quedó callado, mirándome fijamente, estaba pensado.
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El padre no debe sorprenderse, ni demostrar contrariedad, si tiene que repetir la lección un día sí y otro también. Ya sabe de derrotas por propia experiencia. El niño tiene mucha menos constancia que el mayor. Y nosotros … mejor no hablar.
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Darle confianza en sí mismos, cuando andan flojillos de ella, sacando a relucir sus buenas cualidades; ayudarles a vencer sus puntos débiles, a dominarse; ponerles en la disyuntiva de decidir en cosas pequeñas; fomentar sus aficiones, su creatividad. Captar sus preferencias y no empeñarse en teledirigirlas, para que hagan lo que hicimos/no hicimos nosotros a su edad. Esto último resulta fatal.
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Favorecer su independencia. Que sepa que nos tiene a su alcance cuando nos necesite. Y que sus problemas son para nosotros tan importantes como lo son para él. No importa casi cuánto tiempo estamos con ellos, sino de qué calidad es esa relación, la cercanía, la confianza. Que le cuentan a unpo de sus progenitores todo l que pasa en el colegio, cada día, fijo, siempre. Establezcamos ese nexo y que no se rompa nunca. Basta que lo haga a un progenitor. Lo hará al más evolucionado de los dos. Los niños captan. Toma nota.
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Para terminar y siguiendo con lo último dicho, en la pareja uno va delante y el otro, algo detrás. El de adelante ha de guiar sin que se note, crear el ambiente, tener la más estrecha relación con los hijos, establecer el modelo de educación. Y lograr que éste sea el Conocimiento. O habremos perdido una generación, la nuestra.
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………. Fernando Conde Torrens es autor de “Año 303. Inventan el Cristianismo“, recientemente editada, “Simón, opera magna”, “El Grupo de Jerusalén”, “La Salud” y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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