«Egipto Antiguo 148 Llegada de refuerzos». Pero antes, las artimañas de Julio César para disimular su inferioridad numérica, o cómo se hacía la guerra en la Antigüedad.
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© Copyright Fernando Conde Torrens, el Viernes 29-11-2.013
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En el anterior artículo hemos visto una emboscada que Labieno tiende a César y de la que éste sale indemne. César sigue con sus fortificaciones.
Y ahora que sabía que su enemigo estaba preparado para la batalla definitiva, César tenía que poner especial cuidado en que sus legionarios no sentan que estaba retrasando el enfrentamiento final. Su moral se resentiría si sospechaban que su general les consideraba no preparados para el combate. César sabía que Escipión, actuaba con la misma táctica. Por eso tenían lugar escaramuzas con la caballería y la infantería ligera, menos vital para el combate final, casi a diario.
El que contaba con más caballería, en este caso Escipión, era el destinado a plantear los ataques. Y el menos dotado de jinetes., que ahora era él, era quien debía repelerlos. Estos ejercicios diarios mantenían el ambiente caldeado en ambos campamentos y eran buenos para todos, también para los númidas, mercenarios de Juba.
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Copia romana de la Venus Creadora, de Calímaco, del siglo V AEC.
(Fuente: HISTORIA ANTIGUA. J. M. Roberts. Naturart, S.A. BLUME. 2.005)
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César ya estaba planeando cambiar de lugar de operaciones. No había más obras que realizar en el llano de Rúspina y Uzita. Luego debería irse a otro lugar para volver a empezar allá. Eso le daría unas pocas semanas más, suficientes, esperaba, para recibir la última remesa de soldados desde Sicilia. Con ellos ya estaría en óptimas condiciones para presentar la batalla que le diera el control de la provincia de África y la librarla de partidarios de Pompeyo.
Mientras tanto, había que mantener alta la moral de la tropa, que no pensaran, que trabajaran a diario, se agotaran y no pensaran. Las deserciones del ejército enemigo eran una continua dosis de moral para sus hombres. Los centuriones comentaban a diario, a sus centurias, las nuevas altas en sus filas. «Porque todos saben que vamos a ganar. Nuestro general nunca pierde una batalla.«
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Mitrídates VI (132-63), rey del Ponto, padre de Farnaces, derrotado por César
(Fuente: HISTORIA ANTIGUA. J. M. Roberts. Naturart, S.A. BLUME. 2.005)
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Cuando las fortificaciones hacia la ciudad de Uzita alcanzaron cierta longitud, por las noches muchos soldados de las Legiones IV y VI, que servían bajo el mando de Escipión, se pasaron al campamento de César. También jinetes del ejército de Curión – comandante de César derrotado por Juba, que se había pasado al bando de Juba al perdonarles éste la vida a él y a sus legionarios si lo hacían – aprovechaban ahora y volvían al bando de César. No sólo se dieron deserciones de soldados.
Los desertores gétulos a los que César mandó con cartas para los principales de sus ciudades, llegados a éstas, transmitieron la propuesta de César para que se pasaran a su bando, y, debido a la fama de César, con sus servidores y bagajes se volvieron contra el rey Juba. Conocida la ofensiva que se planeaba en su reino, Juba tuvo que destacar seis cohortes, unos 3.000 hombres, del ejército con que apoyaba a Escipión, a los que mandó de vuelta a Numidia para contrarrestar la ofensiva en favor de César.
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Marco Tulio Cicerón (106-43), famoso senador y enemigo político de César
(Fuente: HISTORIA ANTIGUA. J. M. Roberts. Naturart, S.A. BLUME. 2.005)
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Por fin las tan esperadas Legiones IX y X, embarcadas en Sicilia, tras algunas peripecias en el mar, llegaron al campamento de César. Entre ellas se contaban los oficiales que habían amotinado a los soldados contra su legado, estando César en Egipto. Cuando hubieron desembarcado, César mandó llamar a todos sus oficiales, a los tribunos de las Legiones y a los centuriones, y en presencia de todos recriminó a los cuatro oficiales responsables de la insubordinación y los expulsó del ejército con una notación de ignominia. Dejó a cada uno de los oficiales expulsados un único esclavo y los embarcó en naves separadas hacia Sicilia.
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Barco de guerra romano. Praeneste, cerca de Roma
(Fuente: HISTORIA ANTIGUA. J. M. Roberts. Naturart, S.A. BLUME. 2.005)
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Cuando la fortificación que enlazaba el campamento de César con Uzita se hubo completado, César mandó construir un nuevo campamento en el extremo de la fortificación más cercano a la ciudad, en el que situó a cinco de sus Legiones. Colocó ballistas, escorpiones y onagros en la empalizada que daba a la ciudad y con ellos hostigaba de continuo a los defensores de la misma, con soldados de Escipión. Personas importantes de la ciudad, aprovechando la noche, se pasaban también al campamento de César. En total, antes de abandonar el campamento para ir más al Sur, se había pasado al bando de César del orden de 1.000 hombres. Al enterarse de lo sucedido, Escipión y sus oficiales prohibieron a sus hombres hablar con los de César, alegando que no tenía ningún sentido conversar con el enemigo.
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Censo en Roma en tiempos de la República
(Fuente: HISTORIA ANTIGUA. J. M. Roberts. Naturart, S.A. BLUME. 2.005)
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Enlace con el próximo día: Egipto antiguo 149. La batalla de Rúspina fase previa.
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Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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