Egipto Antiguo 155 Nuevo desplante: Escipión se niega a desplegar su ejército.
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© Copyright Fernando Conde Torrens, el Lunes 16-12-2.013
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En el anterior artículo hemos visto cómo pensaba Julio César y cómo modificaba los hechos bélicos en sus «Comentarios a la Guerra Civil», para que contribuyeran a la causa, a su causa.
César sabía que tenía en su contra el comportamiento de dictadores pasados, que tampoco habían tenido en cuenta el interés de Roma, sino su particular ambición. Sabía que la leyenda tejida en torno a los primitivos reyes de Roma favorecía el gobierno de los optimates, la aristocracia conservadora de siempre, engañando la pueblo con la ilusión de unos poderes residuales.
Su tío Mario había sido la única excepción, pero había sido eliminado finalmente por el Senado, que había cambiado su preferencia hacia el general Sila, un imperator ambicioso y cruel. Por eso él siempre se distanciaba de tales ejemplos y exponía su intención de retirarse a la vida privada en cuanto pusiera a Roma en condiciones de alcanzar la grandeza que le correspondía. Grandeza que pasaba por la eliminación del Senado.
Los intentos de todos los reformadores que habían visto lo mismo que veía él, había terminado con una puñalada en un callejón de Roma, pagado el sicario por el Senado. Era el caso de los Graco y de otros anteriores. Había que retirar la capacidad de decisión al Senado y depositarla en una sola cabeza, «militar por supuesto«. Quien no viera eso, también estaba ciego.
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Julio César. Busto en bronce
(Fuente: Historia del Mundo Antiguo. Tomo 44. C. González Román. Ediciones AKAL, S.A. 1.990)
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Dispuesto a dar una nueva oportunidad a Escipión, y también para confirmar sus impresiones, César saca sus tropas y las forma en plan de combate en la llanura que se extiende entre su campamento y el de sus enemigos. Pero una vez más se confirman las dudas de Escipión y éste rehuye el combate. Cuando se inicia la tarde, César retira sus tropas al campamento. Esto es algo que juega a su favor. Es ya broma común entre sus legionarios y jinetes que enfrente no hay lo que debe haber … Y César sabe que eso es un excelente preparación para la batalla que se avecina. Y ya se encargará él de que la batalla se dé.
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Mapa moderno de la zona, con Útica y Cartago señaladas.
Hadrumetum=Sousse, Rúspina=Monastir, Thapsus=Mahdia, Isla Cercina=Iles Kerkenna, Pr. Kaputoada=Ras Kapoudia, Thusdrus=El-Djem
(Fuente: Gran Atlas de Carreteras de Europa. ABC-Seat-RACE. Planeta, 1.993)
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En este momento una delegación de la ciudad de Vaga, vecina de Zeta, llega a César y le pide que les adjudique una guarnición y que ellos se ponen a su lado. Pero que tal embajada había salido para el campamento de César fue también conocido por el rey Juba, sin duda por alguien que no estaba de acuerdo con el objetivo de la embajada. Juba decide dar un escarmiento a las ciudades del entorno y con numerosas tropas se dirige a Vaga, sitia la ciudad, la toma y da permiso a sus hombres para que la saqueen a placer. Todo ello antes de que tenga tiempo de llegar la eventual guarnición de César. Como era habitual en tales casos, no quedó nadie vivo, después de que los soldados obtuvieron el mayor provecho del permiso real. Esta licencia, César lo sabía, era un recurso que a veces los generales empleaban para elevar la moral de sus tropas, si en otros campos no había motivos de gloria.
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Lucha de gladiadores en una tumba de Paestum. Museo de Paestum
(Fuente: Historia del Mundo Antiguo. Tomo 44. C. González Román. Ediciones AKAL, S.A. 1.990)
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Había llegado el 21 de Marzo, día de la purificación del ejército, el solsticio de primavera, fiesta con la que daba comienzo la campaña militar. César realizó el sacrificio establecido por las leyes y al día siguiente forma de nuevo a todas sus tropas en plan de batalla a cinco millas de su campamento (más de 7 km.) y a sólo 2 millas del de Escipión.
Esta situación la elige para incitar a Escipión a sacar a sus hombres, pues tiene cierta ventaja, ya que la batalla se va a celebrar al lado de su campamento. Pero ni aun así. De modo que César retira sus tropas y al día siguiente levanta el campamento y se dirige más al Sur, a la cercana ciudad de Sarsura, ciudad de Escipión, donde éste tiene almacenado trigo y que cuenta con una guarnición númida de Escipión.
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Enlace con el próximo día: Egipto antiguo 156 Escaramuzas ante Tegea.
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Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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