Egipto Antiguo 177 Hispania el inicio de la carrera amatoria Pompeya Sila.

Egipto Antiguo 177 Hispania el inicio de la carrera amatoria,

y de una fama que le sobreviviría.

© Copyright Fernando Conde Torrens, el miércoles 26-2-2.014

En el anterior artículo hemos visto a Julio César recordando los tiempos finales de su primer matrimonio con Cornelia Cina, y los primeros del habido con su segunda esposa, Pompeya Sila.

Los meses que habían tenido de vida marital le habían permitido conocerla lo suficiente como para pensar que muy posiblemente ella estaría aprovechando su ausencia para llevar a su lecho a más de un amante. La fidelidad en las ausencias no era algo que preocupara en Roma. Todo romano, y toda romana distinguía entre el matrimonio y el placer. Se daban casos en que ambas cosas se daban en un matrimonio, pero era lo menos habitual. Él y Cornelia había sido una de esas raras excepciones. Podría decirse que en su estancia en Hispania fue donde se forjó la carrera amatoria de César. Aparte de algún devaneo con un par de esclavas en Rodas y con una dama de Bitinia, el recuerdo de Cornelia, esperándole en Roma y, lo sabía, permaneciéndole fiel, le había frenado. Con Pompeya era diferente. Todo lo contrario. De ahí que se empleó a fondo en los métodos de conquista de jóvenes hispanas.

Jarra de cristal romana

Egipto Antiguo 177 Hispania el inicio de la carrera amatoria

(Fuente: Historia de la Humanidad, Tomo 11. Roma Imperial. María José Hidalgo et alia. Arlanza Ediciones, S.A. 2.000)

Cualquier destino en provincias era, para un oficial de las Legiones y, más aún, para un magistrado romano, un paraíso. No era, como decían algunos petulantes a su regreso a Roma, que hubiera que estar apartándolas con las manos para poder caminar por las calles. Pero – si se sabía en qué ambientes – la caza tenía siempre éxito. Y había muchos lugareños deseosos de proporcionar esa información por unos ases (moneda de cobre romana de escaso valor).

Al mes de estar en su destino ya estaba al corriente y le bastaba pasearse al atardecer por un par de plazas o por determinados establecimientos de cierta clase para conseguir una nueva mujer de no baja extracción. Ésas quedaban para los soldados. Su estipendio era más que suficiente para mantener ese gasto. La práctica le hizo conocer – pensaba él entonces – todas las artes del oficio, pues cada mujer le aportaba nuevas experiencias, nuevas fantasías, nuevos juegos.

Fresco pompeyano de un lupanar

Egipto Antiguo 177 Hispania el inicio de la carrera amatoria

(Fuente: Historia de la Humanidad, Tomo 10. Roma Republicana. J. M. Roldán et alia. Arlanza Ediciones, S.A. 2.000)

Vio con nitidez la diferencia entre una amante y una esposa. La mujer que se convierte en esposa está educada para serlo. Y sus padres – su madre sobre todo – la educa para que cumpla las normas que tiene la sociedad romana sobre lo que es respetable y sobre lo que no lo es. El problema residía en que casi todo lo que los hombres desean más de una mujer caía dentro de lo que no es respetable para las matronas y madres romanas. Y sus hijas adoptaban tales prejuicios.

Por ello, la mayoría de las esposas romanas eran, a juicio de sus compañeros de destino, aburridas, pasivas, insensibles. Muchas practicaban la unión marital como un deber, no como una ocasión de disfrutar. Y eso las hacía ausentes, distraídas, más preocupadas en fingir sentir placer que en sentirlo. Había que darles aquello a lo que en la ceremonia del matrimonio el marido se había comprometido. Pero convenía, también, buscarse, fuera del tálamo familiar, lo que allá no se podía obtener y era motivo, caso de intentarlo, de inútiles discusiones, en un momento en que la discusión lo estropeaba todo.

Ésta era la forma de pensar de casi todos los hombres con los que hablaba del tema de las mujeres. Y todos le recomendaban lo mismo, practicar por libre. Él ocultó su experiencia con Cornelia. Nunca supo si por pudor, o por no aparecer como un adolescente ingenuo.

Minas de Riotinto (Huelva) de cobre y hierro, explotadas por los romanos

Egipto Antiguo 177 Hispania el inicio de la carrera amatoria

(Fuente: Historia de la Humanidad, Tomo 11. Roma Imperial. María José Hidalgo et alia. Arlanza Ediciones, S.A. 2.000)

Cuando finalizó su nombramiento y llegó su sustituto, volvió a Roma. Estaba decidido a proseguir su carrera política y su nueva alianza matrimonial le abrió casi todas las puertas. Había ingresado, aunque sólo fuera por vía matrimonial, en la familia Sila y todos los optimates parecieron ponerse a su lado. Su tía Julia, la viuda de Mario, tenía razón. Pronto lo supo, su capacidad seductora en Hispania jugó a su favor. Se lo dijo, entre bromas, un senador bajo el Pórtico de Vesta.

– «Hemos sabido que en Hispalis has dejado a muchas mesándose los cabellos, al enterarse de que habías vuelto a Roma …»

Él también rió y respondió con un «¡Oh!, no es para tanto, senador …». Pero lo dijo sin convicción, como queriendo dar a entender lo contrario, porque lo que deseaba era la aprobación de los optimates. Más tarde, hasta a sus soldados les gustaban sus éxitos con las mujeres. Les hacía sentirse mejor. Veían a su jefe más cercano, le gustaba lo mismo que a ellos …

Busto de Julio César

Egipto Antiguo 177 Hispania el inicio de la carrera amatoria

(Fuente: Historia de la Humanidad, Tomo 10. Roma Republicana. J. M. Roldán et alia. Arlanza Ediciones, S.A. 2.000)

Enlace con el próximo día: Egipto antiguo 178. Caza mayor en la Ulterior.

Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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