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Egipto Antiguo 41 y Ptolomeo VI Filometor 3

Egipto Antiguo 41 y Ptolomeo VI Filométor 3, en el que Cleopatra Zea cambia de manos.

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© Copyright  Fernando Conde Torrens, el Viernes 15-2-2.013

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          Ptolomeo VI Filométor (187-180-145) Egipto Antiguo 41 y Ptolomeo VI Filométor 3

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          En el anterior artículo hemos visto cómo finalmente Egipto logró cierta paz, con los dos hermanos contentos, cada cual con lo suyo. Entretanto, en el Imperio Seleúcida ya se había dado la circunstancia de ser dos hermanos monarcas. Luego, sus hijos – primos hermanos entre sí – se disputarían el poder generación tras generación, llevando al Imperio a su ruina. Pero además, seguía la permanente lucha entre el reino de Pérgamo, aliado de Roma, y el Imperio Seleúcida. Así, el rey de Pérgamo encontró, o fabricó, un supuesto hijo de Antíoco III Megas, de nombre Alejandro Balas. Le reconoció como monarca Seleúcida. Corría el año 153 AEC.

  

Moneda de Alejandro Balas. Año 150. Texto: Alexander Basilews

Egipto Antiguo 41 y Ptolomeo VI Filometor 3

(Fuente: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:AlexanderI.jpg )

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        Lo mismo hicieron Roma y Egipto. Roma, porque buscaba deshacer, desde la distancia, la capacidad del reino más poderoso del Este. Egipto, por ser vecino, como Pérgamo, y en aplicación de «la ley del vecino» y del antagonismo secular entre ambos reinos. Egipto y Pérgamo montaron sus ejércitos y desde el Norte y el Suroeste atacaron el Imperio Seleúcida, supuestamente defendiendo la causa de Alejandro Balas. Demetrio I Sóter, se aprestó a defender su trono. Pero sucumbió en la batalla que se dio y el año 150 dejó el campo libre al Balas. Este período está analizado en el siguiente enlace.

        Ptolomeo VI Filométor había logrado dar la vuelta a la tortilla. Ahora era él quien se convertía en protector del nuevo monarca sirio, Alejandro Balas. Para fortalecer esa situación lo casó con la mayor de sus hijas, Cleopatra Zea, toda una belleza. Mujer que iba a dar mucho que hablar.

        Pero en Alejandro Balas se verificaba ese dicho castizo que dice «el que de servilleta llega a mantel, no hay quien pueda con él«. Balas pronto demostró que no tenía en absoluto dotes de mando, ni visión de Estado, ni sentido común. Sin darse cuenta de que era un advenedizo, de que no le apoyaba tradición alguna, se dedicó a la buena vida. Con el tiempo se granjeó la mala opinión de sus súbditos y, lo que es peor, mordió la mano que le había elevado al trono, la de su suegro.

        El descontento del pueblo con su joven monarca, Alejandro Balas, fue aprovechado por el hijo del rey al que Balas, Pérgamo y Egipto habían dejado huérfano y desposeído del trono, el que sería Demetrio II, el hijo de Demetrio I Sóter. Esto está también referido en este artículo. Demetrio se presentó en Asia Menor con un no demasiado amplio cuerpo de mercenarios y fue reconocido como el heredero legítimo – lo que era – por algunos nobles y algunas ciudades. La guerra civil estaba servida.

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Moneda con la efigie de Demetrio II

Egipto Antiguo 41 y Ptolomeo VI Filometor 3

(Fuente: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Demetrio II.jpg )

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        La llegada del nuevo pretendiente, Demetrio II, la cogió a Ptolomeo VI Filométor marchando con sus tropas a traer a mandamiento a su joven yerno. Se había propuesto ocupar la costa Oeste de Siria y Fenicia, cosa que logró con sus fuerzas de tierra y las enviadas por mar. Marchaba al frente de su ejército y al Nordeste de Antioquía, en las orillas del río Oenoparas, un afluente del Orontes, se dio la batalla entre suegro y yerno. La batalla la ganó el suegro, Egipto, pero a un alto precio.

        En el curso de la misma Alejandro Balas cayó herido del caballo y fue acribillado de inmediato por sus enemigos egipcios. Otros historiadores dicen que escapó tras la batalla, ya perdida, y se refugió en una ciudad. Pero Demetrio II mandó a por él; sus sicarios lo mataron y enviaron su cabeza al monarca. Pero también Ptolomeo VI Filométor cayó de su caballo y se rompió al cráneo. No murió de inmediato, como el yerno; aún le quedaron unos pocos días de vida.

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 Mapa de Siria occidental, con el río Oenoparas en el centro

Egipto Antiguo 41 y Ptolomeo VI Filometor 3

Fuente: ATLAS ANTIQUUS. Dr. Henry Kiepert. 3ª edición, Berlín, 1.890. Dietrich Reimer)

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        En ellos, como buen estadista que era, comprendió que la Fortuna iba al lado del nuevo pretendiente y que él iba a ser su nuevo monarca vecino. Decidido a mantener el ascendiente egipcio sobre el Imperio Seleúcida, le ofreció el apoyo que antes había dado al Balas y además, la mano de su hija Cleopatra Zea, la joven viuda de Balas, que ya había tenido un hijo con él. De modo que, en efecto, la Suerte favorecía al joven Demetrio II, que sin necesidad de guerrear en directo – otros lo habían hecho por él – se encontró, de la noche a la mañana, ascendido al trono de su padre y casado con una hermosa mujer. Demetrio II iba a estar en el trono de forma intermitente, primero cuatro años, y varios años después, otros tres. La que estaría en el trono durante todo el tiempo sería su esposa, Cleopatra Zea, que aún conocería a otro varón, el hermano menor de Demetrio II.

       Pero volvamos a Egipto, que se había quedado sin la figura estelar y preclara de Ptolomeo VI Filométor, el renuevo de sus ancestros, un Ptolomeo que no dependía de camarillas y que actuaba por sí mismo. El difunto Ptolomeo VI Filométor dejaba a su viuda, Cleopatra II, con dos hijos varones, Ptolomeo Eupator (El de buen padre) y Ptolomeo D, y dos hijas, Cleopatra Zea y Cleopatra II.

        Sorprendentemente, los hijos apenas se asoman a la Historia. No así las dos hijas, que ocuparán puestos de primera fila. La razón es que también dejaba un hermano gobernando la Cirenaica, Ptolomeo VIII Evergetes, o Fiscón, tío de éstos, que anularía a los varones y se serviría de las damas. Pero esto lo hemos de ver otro día …

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Enlace con el próximo día: Egipto antiguo 42 y Ptolomeo VIII Evergetes 1.

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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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