Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Exámenes kilométricos

Examenes kilometricos

        Antes de hablar de mis exámenes, compararé la situación descrita en el artículo anterior, con los cursos selectivos de antaño, con la situación actual. Desde la época en que yo estudié Ingeniería, de 1.965 a 1.970, se han dado un par de reformas, o cambios de planes de estudio. En cada uno de ellos se ha deteriorado la situación. Y en la que se avecina, todavía se deteriorará más la Carrera: Cuando los políticos intervienen en educación, el desastre viene a continuación.

        Tengo la mala impresión de que en tiempos más modernos los que alteran las leyes pretenden ser aplaudidos por la masa, y para ello suavizan, ablandan, facilitan. Parten de la errónea idea de que poniéndoles a los muchachos las cosas más fáciles van a lograr que mejoren en sus estudios, que aprueben más. El efecto, tengo para mí, que es lo opuesto. Favorecen la molicie, fomentan la vagancia, desaniman la disciplina, rebajan la calidad media del curso.

        Se eliminaron los Cursos Selectivos, ahora ningún curso es selectivo. El alumno se puede matricular de la asignatura que decida, del Curso que le parezca. Pero si no tiene la base suficiente, no pueden entender una asignatura de tercero si no han visto las cosas básicas en Segundo. De cuatro Cursos de los antiguos Peritos se pasó a tres Cursos. Se enseña menos, claro. Pero la pregunta es ¿terminan los alumnos las carreras antes? Si el lector responde intuitivamente que los alumnos hoy en día tardan sólo 3 años en vez de 4 … yerra. En la Universidad donde imparto enseñanza los alumnos de Ingeniería Técnica tardan 5, 6 ó 7 años en terminar la Carrera. No todos, pero sí la mayoría. ¿Por qué? Porque no estudian como se estudiaba antes.

        Quizás influya también que sus padres tiene posibles para pagarles los estudios aunque repitan. El mayor nivel de vida juega, en esto de los estudios de los chavales, en nuestra contra. En su contra. Un amigo cercano me comentaba lo que le pasó con su hijo adolescente cuando entró en al Universidad. Mi amigo empujaba al hijo a estudiar más. Y un buen día el chico le espetó: «Papá, yo quiero estudiar, pero también quiero vivir.» Y el padre se tuvo que callar y seguir pagando. Todo depende de a qué llame el hijo «vivir«. Lo que sucede es que el concepto de «vivir» varía con las generaciones …

        Una asignatura difícil, de las más difíciles de la Carrera, es aquella en la que el alumnado aprueba ente un 10 y un 15%. En una asignatura normal, el alumnado aprueba en torno al 30%. Si aprueban más de un 30%, por ejemplo un 50%, la asignatura es lo que ellos llaman «tirada«. Las mías suelen ser normales, tirando a superar un poco el porcentaje índice de normalidad. Quizás se deba a la forma de hacer los exámenes.

        Desde luego que sería más cómodo dar de tiempo dos horas o dos horas y media, poner un examen más corto y terminar la prueba en el tiempo establecido. Pero entonces el alumno se juega la asignatura a un par de problemas que no sabe de qué tratarán. He elegido poner más problemas y dar tiempo suficiente para que el alumno saque lo que tiene dentro. Examinar de casi toda la asignatura. Poner siempre el mismo tipo de problemas, que no haya sorpresas. Con ello se fuerza a que el alumno estudie cada tema, porque sabe que le va a caer en el examen final.

        Eso requiere más dedicación por parte del Profesor. Tiene que estar presente, vigilando y aclarando dudas toda la mañana. Aunque divida el examen en dos partes y haga un intermedio de 15 minutos, la exige más dedicación. Y acaba realmente cansado.

        En los exámenes se dan anécdotas curiosas. Uno ya sabe quiénes terminarán pronto y quiénes entregarán sus papeles a regañadientes y al final. Por mucho tiempo que se dé. A mi juicio, la mejor norma para fijar el tiempo del examen es que lo entreguen el 80% de los alumnos. No requiere explicación la medida. La manera de que entreguen los últimos, cuando ya les has dicho que se ha terminado el tiempo, pero siguen escribiendo es muy simple. Meto los demás exámenes en la cartera y digo. «Señores, yo me voy a comer. Vds. verán ...» Automáticamente tiran todos los bolígrafos y salen corriendo a entregarme los exámenes.

        Voy a terminar este desahogo – que era necesario ayer; hoy es sólo una continuación – dando mi versión del fracaso escolar, tema que está en muchas bocas. Se le llama «fracaso escolar«, pero debiera llamarse «fracaso paternal«. Muchos padres se empeñan en que sus hijos estudien carreras que exceden las posibilidades de los hijos. Debieran conocer a sus hijos, su sentido del sacrificio, su sentido del deber, sus capacidades, las notas que sacan en sus estudios previos a la Universidad, su facilidad para las Matemáticas y la Física, y enfocarles a carreras que estén a su alcance. Fallan los padres de los alumnos, no los alumnos. Y la solución no es acortar las carreras. Los padres deben cambiar su mentalidad y no pretender que el hijo haga lo que ellos no pudieron, o no quisieron hacer.

        Para que un chico termine una carrera técnica de Ingeniería hacen falta dos cosas: Que se sacrifiquen los padres y que se sacrifique el hijo. Son imprescindibles las dos. Y conviene saber, antes de empezar, que el chico tiene capacidad e intención de sacrificarse y estudiar. Para no entrar en ese 70% que abandona, que fracasa … porque está donde no debe, donde no debió estar. Pero de eso debieran cuidar los padres.

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Examenes kilometricos

    Hasta perderse de vista

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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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