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Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

Guiverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164, o cómo modeló Monet su última morada en este mundo.

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© Copyright  Fernando Conde Torrens

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        Hace aproximadamente dos meses estaba visitando Normandía y en el itinerario no podía faltar una visita a Giverny, pequeña localidad donde Monet se construyó su casa. Para ir a Giverny hay que ir a Giverny. Giverny no está de paso para ningún sitio, sino para él mismo. Pero siento que mereció la pena dedicar toda una mañana a visitar el santuario de Claude Monet, porque es un santuario. El lugar es abundante en piedras de silex, con las que se construyen las casas normandas. A lo mejor algún día hablamos de eso, de cómo construir casas con materiales poco aptos. Y encima les salen preciosas, las casas.

        La que fue casa de Monet no es una casa típica normanda; está construida con piedra y ladrillo y su fachada, casi cubierta de hiedra. Creo haber leído que Manet se la compró a un hortelano ya mayor que no tenía quién cultivara la huerta. Ése también fue el caso de mi abuelo, que los jóvenes, mis tíos, no querían saber nada de la huerta, eran demasiadas ataduras. Y mi abuelo la vendió. Tengo oído que le dieron un millón de pesetas, de las de 1.962. Claro que Monet no pensaba cultivar al huerta del vendedor; él tenía otras ideas.

        La casa era suficientemente grande, con dos pisos. Abajo, el salón comedor, la cocina y una sala enorme, además de otras habitaciones, donde se guardaban los aperos. En el segundo, las habitaciones de la familia y otras para invitados. Una escalera no muy ancha situada en el medio del edificio ascendía hasta el piso superior. La huerta no era inmensa, pero a Monet le bastaría para lo que quería. Antes de llegar a un acuerdo con el hortelano, se aseguró de que tenía opción a comprar otro terreno separado de la huerta por el trazado del ferrocarril. Tenía sus propios planes para ese terreno, por donde pasaba un riachuelo que desembocaba más allá en un río, que iba a parar al no lejano Sena.

        Seis jardineros ayudaron a Monet a transformar la huerta en el vergel en que lo convirtió. Y el terreno contiguo en … lo veremos. Veamos primero la casa. El dia que nos tocó para Guiverny no fue demasiado favorable. Nubarrones e incluso aguaceros. Con sol todo hubiera lucido más. Pero aún así, el ambiente era perfecto, los turistas educados y silenciosos, el paisaje encantador y la tienda de souvenirs … ¡¡inmensa y llena de libros!!

        Vimos, claro está, la casa, lo primero de todo. En ella no se encuentran cuadros originales, sino copias. Había una gran cocina y el guarda me informó de que recibían muchas visitas de amigos, compradores de cuadros, pintores … y que por eso el fogón era enorme y los pucheros, de los que se usan en el Ejército. Cuando ejerzo de turista les hago ganarse el sueldo a vigilantes, guardas, supervisores y hasta a los jardineros. Me aprece que ellos lo agradecen, que hay algún turista con ganas de conocer detalles que sólo saben ellos. Sólo tengo una ocasión para enterarme de cosas curiosas …

Fachada principal de la casa de Monet en Giverny

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Colección particular)

        Vimos los dormitorios principales, el comedor, con una larga y sencilla mesa como para doce comensales, todo en tonos amarillos y, en el piso inferior, el salón. Ocupa un ala de la casa y es enorme, lleno de sillones, sofás, mesas, con fotos y cuadros en las paredes. Lo opuesto a la simplificación minimalista que hoy priva. Me confieso anti-minimalista. Me encantan las habitaciones en las que no se percibe un milímetro de pared, exagerando, toda llena de cuadros y estanterías de libros. Debo tener sangre egipcia en las venas.

        Como soy técnico, no sé pasar sin un plano del lugar, sacado de uno de los libros comprados en Giverny. En la parte superior del plano, la casa. En ella pintó inicialmente Monet. Pero más tarde se hizo construir un Taller, «del solar en el ángulo izquierdo». Más tarde, hizo otro en la parte opuesta. Ante la casa, una avenida todo lo larga que permite la finca. Los círculos con árboles. Y pasado el tren, y derivando agua del arroyo que cruzaba la posesión, el estanque de los nenúfares, que veremos en breve.

Plano de la posesión de Monet en Giverny

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Claude Monet. Birgit Zeidler. Èditions Place des Victoires.)

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        Al sacar las fotos siempre busco que aparezcan las menos personas posibles o que se vayan los que llegaron antes que yo. Eso me obliga a fingir que me interesa más el cordón de mi zapato que ellos – a los que espío de reojo mientras lo ato – o que reflexiono sobre el diafragma a emplear …

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Otra vista de la fachada principal de la casa de Monet en Giverny

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Colección particular)

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          El terreno que hay ante la casa es un jardín todo él, plantado de mil tipos de flores que nunca había visto en tal cantidad. En una habitación del piso superior está la biblioteca de Monet. Pensaba que iba a encontrar en ella libros de Pintura. Craso error: Todo ellos eran de Jardinería. Era de esperar. 

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Una vista de uno de los parterres ante la casa

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Colección particular)

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        Múltiples caminillos recorren el parque. Se ve que está pensado para poder admirar de cerca todos los matojos de flores. Pero a la derecha de la palabra «FLEURS» del plano hay un rincón preparado para estar charlando tranquilamente al caer la tarde. En los dos largos bancos que la señora mira cabrán una docena de contertulios. Monet sabía recibir a las visitas.

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Un rincón del Jardín de Monet

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Colección particular)

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        Decía Monet que, de las cosas que había hecho, de la que más orgulloso se sentía era del Jardín de su casa. Al verlo he comprendido por qué se pasó veinte años de su vida pintándolo.

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Un rincón más

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Colección particular)

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        Y pasando al otro lado de las vías del tren por un pasadizo subterráneo – ya que hay que pasar por debajo de una carretera y de una línea férrea que no pertenecen a la finca – uno llega al famoso Estanque de los Nenúfares. Allí no lo llaman nenúfares, sino ninfeas. El paisaje es precioso. Mil rincones, mil vistas. Veamos una de ellas en ausencia de sol. Lo malo de la llovizna que empezó a caer no fue para los fotógrafos, que, tras hacer la foto, tapábamos la cámara como podíamos, sino para las chiquitas que estaban dibujando el puente japonés …

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El Estanque de los Nenúfares en Giverny

Giverny El Edén de Claude Monet La Pintura 164

(Fuente: Colección particular)

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Enlace al artículo siguiente:

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……….  Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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