Ideas como Dios manda y Mundo helenístico 18
© Copyrigth Fernando Conde Torrens, el 16-6-2.010
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Quedamos el día pasado en que hay Capacidades ocultas … para hablar con propiedad, más que ocultas, no buscadas, desconocidas. ¿Dónde están? Por encima de la mente.
El humano que cree que la mente es lo más elevado que posee es un humano de mente, o demente, con todas las limitaciones que ello implica.
Lo que hace que la inmensa mayoría de los occidentales se conformen con esa situación es que no oyen hablar de que existan tales Capacidades y que observan a sus contemporáneos funcionar como ellos, con la mente como última instancia. Es decir, el humano no se da cuenta de que le falta un desarrollo, un buen tramo de su evolución, un hervor.
En esto sucede exactamente como con los niños. Elles se creen que son mayores. Hace tiempo le pregunté a una niñita de 4 años que estaba al lado de su hermano menor, de 9 meses, sentado en la silleta: «Oye, ¿tú eres grande o pequeña? Y la niña puso cara de responderme algo obvio, casi extrañada de que yo tuviera dudas, y, señalando a su hermanito, me dijo muy seria: «Yo soy gane«.
Los niños, cuando ven a un mayor, quieren que juegue con ellos, porque ellos se pasan todo el tiempo jugando. Lo suyo es jugar, es lo único que les interesa, que les atrae, que les llena. No conciben otra cosa mejor que jugar, a lo que sea.
La persona que no ha desarrollado sus capacidades desconocidas no piensa que existan y, como los niños, cree ser «gane«. No lo es, pero él se lo cree. Y del mismo modo que de los niños no puede esperarse otra cosa que les guste jugar y no puede pretenderse que sean interlocutores válidos para temas de altos vuelos, de las personas de mente no puede darse demasiado valor a sus opiniones y hay que dejarles en sus creencias, hay que seguirles la corriente y jugar con ellos un poquito, hacer como que se les toma en serio …
Lo que resulta impresionante es que desde tiempo de Pitágoras y Sócrates, en la Grecia antigua, ya se conociera, se escribiera y se enseñara esto de las Capacidades desconocidas. Y nosotros, dos mil cuatrocientos años más tarde, estemos ignorantes de tales Capacidades.
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Buscando
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Leyendo en un diccionario cualquiera nos enteramos de que Epicuro de Samos (341-271), es decir, de la época que estamos analizando, de la época helenística, fundó en el año 306 su Escuela de Sabiduría (o Conocimiento) en Atenas. Escribió alrededor de 300 libros, de los cuales no se conserva ni uno. Uno de ellos se titulaba «Sobre la naturaleza» y, estoy convencido, trataba de la naturaleza del ser humano, de las Capacidades que tenemos y pocos empleamos.
De hecho, casi todos los Maestros del Conocimiento escribieron un libro que titularon «Sobre la naturaleza«, aportando nuevos detalles sobre tan fundamental tema. Ni que decir tiene, ninguno de esos libros nos ha llegado. En cambio de Platón, que es posterior … nos han llegado como suyos hasta libros que no lo son. ¿Por qué será …? Nos atrevemos a responder: Porque Platón era inofensivo …
Cleantes, de la generación siguiente (320-270), maestro estoico, escribió numerosas obras. Tampoco nos ha llegado ninguna. Crisipo (276-204), otra generación después, fue director de la Escuela estoica de Atenas. Escribió cerca de 200 obras. Digamos que todas se perdieron, por no decir que fueron celosamente destruidas. Porque de Platón, que es anterior a todos ellos, ¡de ése sí que se nos han conservado no sólo sus obras, sino hasta algunas apócrifas que no son realmente suyas! Se usa el «nos han llegado» pero debiera decirse «han dejado que lleguen a nuestros días«. Por eso seguimos en la inopia.
En época helenística se dio un gran paso en la difusión de estas capacidades del ser humano al crearse las Escuelas de Conocimiento de Atenas. La Estoica, por Zenón de Zitio; la Escéptica, por Pirrón de Elis, y la Epicúrea, por el ya mencionado Epicuro de Samos. Era institucionalizar lo que anteriores Maestros habían hecho por libre, difundir el asunto éste de las Capacidades poco nombradas. Cada Escuela tuvo a lo largo del tiempo un director, un alumno que había llegado a desarrollar las Capacidades y que podía enseñar a los alumnos de la generación siguiente. Hasta que un amigo nuestro ordenó por imperial decreto cerrar las Escuelas de Atenas; les hacían la competencia al Cristianismo.
Esperemos que haya quedado clara la historia de nuestra frustración y lo que nos estamos perdiendo. El ascenso y, no ya declive, sino sepultura de ese gran Saber que se nos ha hurtado. Digamos que ahora estamos de nuevo en el año 500 antes de nuestra era, cuando Pitágoras y Xenofón daban los primeros pasos y escribían sus primeras obras sobre el tema. ¿Seremos menos duchos que los helenos de antaño y tardaremos más de 200 años en fundar Escuelas de Sabiduría o Conocimiento? No lo quiera Zeus …
Hay retrocesos de los que la recuperación tarda más de dos mil años en producirse. Cierto que más vale tarde que nunca … Pero, por más que uno sea bien pensado … somos Imbéciles, con mayúscula …
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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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