Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Incultura sutil

Incultura sutil .Tras muchos siglos de desierto ideológico, no es de extrañar que tengamos un monstruosa Incultura sutil . Cualquier otra situación sería anómala. Aportemos nuestro granito de arena, no para ampliar el desierto, sino para llenarlo de verdor.

 

        Estamos tratando de volver a recuperar la cultura sutil que se tuvo en la Grecia clásica, cuando aún faltaban unos trescientos años para el cambio de era. Los que enseñaban Sabiduría allí conocían, y se enseñaba, lo que nosotros llamamos «rampa de acceso». Sabían de la Semilla de Logos que habita en cada uno. De esa Semilla decían que era la verdadera Naturaleza del humano y que convenía actuar de acuerdo con la Naturaleza, con todo lo que eso significa y exige.

        Los griegos en esta época escribían todo con mayúsculas, no se habían inventado aún las minúsculas. De forma que igual da decir que escribían todo con minúsculas. Eso tiene su importancia, porque los traductores atrevidos a ignorantes en lugar de leer «conviene actuar de acuerdo con la Naturaleza» leen «conviene actuar de acuerdo con la naturaleza». Y claro, no tienen ni idea de a qué naturaleza se refiere.

        ¿Será la naturaleza ésa la selva, el campo, la fauna y la flora? Pero eso es absurdo. Parece que deba ser la naturaleza del ser humano, pero ¿cuál es esa naturaleza? Y por eso algún traductor despistado, ignorante de que para traducir Sabiduría hay que saber incluso bastante del tema, se pregunta en voz alta a ver quién le va a explicar a él a qué naturaleza se refiere el autor griego al que pretende traducir. Y lo hace, aunque mal, claro. Un ejemplo, las Meditaciones de Marco Aurelio, sobradamente conocidas.

 

Meditaciones de Marco Aurelio.

Incultura sutil

Marco Aurelio era sólo un alumno avanzado, un prokoptes

Libro editado en 1.985.

        Copio de la Introducción, página 14:

……….. «Ante sus continuas alusiones al tópico de «vivir conforme a la naturaleza» cabe preguntarse: ¿Qué quiere decir exactamente «vivir conforme a la naturaleza»? ¿Hay alguien que nos enseñe tal cosa? ¿La naturaleza misma? ¿Y cómo? ¿Qué relación guarda el arsenal de recetas estoicas con la naturaleza, esa entidad abstracta?»

        Notará el lector que el desconocimiento de que hablamos lleva al traductor, de cuyo nombre no quiero acordarme, a calificar de tópico lo de «vivir conforme a la naturaleza», que es la cosa más seria y más difícil de lograr. Y que a las máximas y reglas de la Escuela estoica, a la que el Emperador Marco Aurelio pertenecía, son calificadas al final del texto de «recetas», lo que se aplica asimismo a las instrucciones que permiten preparar unas natillas o un buen asado. Y, para mejor definirse, lo que enseñan los estoicos es un «arsenal de recetas». ¿Qué podemos decir … ?

        Es decir, nuestra incultura sutil, y la de nuestros traductores, les lleva, a los menos malos de entre ellos, a sospechar que algo está fallando en el asunto éste de la traducción. Lo que demuestra que la incultura sutil es real y extendidísima. Lo que tampoco les impide ganarse la vida imaginando que lo que hacen es traducir. Los otros, los ignorantes y osados, ni siquiera se plantean dudas.

        Así pues, la incultura hace que ni siquiera los que traducen obras que contienen Sabiduría sean capaces de entender lo que traducen mal. Por este mes conformémonos con tratar de dejar claro que el problema de la incultura sutil incapacita a todo inculto para entender nada, a todo traductor inculto para traducir bien nada sabio. Y si los que traducen son incultos e incapaces, dígaseme quién podrá aprender algo de unos que ni siquiera saben traducir a los que supieron.

        De modo que esto de la cultural sutil no es un virtuosismo de dudosa utilidad, un capricho del autor de estas líneas, una utopía bienintencionada pero vana. No, es una incapacidad colegiada, societaria, universal, que se extiende como una negra nube sobre todo nuestro Occidente. De los muchos escritos sabios que había, el 99´9% se quemó. Y las escasas migajas que quedan no hay quien las traduzca correctamente, porque los traductores son todos unos ignorantes integrales, que, además, ni se dan cuenta de que lo sean. Porque nuestra sociedad vive en las cavernas sutiles y, usando el móvil, manejando el portátil y poniendo la televisión, ha perdido la memoria de qué sea la Cultura Esencial.

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