Seguimos queriendo saber las condiciones – o requisitos – de la postura que permite a un buscador veterano, al que las reglas le salen ya bien la mayor parte del tiempo – de manera innata, casi sin esfuerzo, casi sin darse cuenta – para acceder al Contacto con el Fondo, esa experiencia reina, que resulta irrenunciable a cierta altura del Camino. Tal vez falte la Inocencia del Alma.
Trabajar con frecuencia con la Mente Superior ayuda, facilita el logro de lo que vamos a definir como “Devoción” y su generadora, la “Inocencia del Alma”.
Quienes, ya maduros en la vida, han seguido de más jóvenes la ortodoxia, es posible que hayan conocido ya lo que aquí hemos llamado “las colinas de la devoción”. Ya se habló aquí de ellas y de cuándo se dan. Y las llamamos “colinas” porque, sin ser la Cima de la Montaña Sagrada, hay en ellas cierta sensación de altura, de elevación. Y se está bien allá. Y uno, que no ha conocido cosas mejores, quisiera morar siempre en esas colinas.
La devoción es un esponjamiento del corazón, es el gozo con minúscula. Es una sensación que se da cuando nos sabemos en paz con lo Alto, en paz con los demás y en paz con nosotros mismos. Cuando confiamos en nosotros, cuando sabemos que procuramos hacer el bien, cuando nos satisface cómo somos y lo que hacemos a diario. Y a solas, sin motivos concretos, en cualquier instante neutro, nos sentimos vivir en un ambiente grato, apacible, donde todo está bien y nosotros nos sentimos bien de manera continua. A eso le hemos llamado «la época de los contactillos«.
La devoción es la identificación, desde abajo, con la Plenitud. La unión de intención, el sabernos cumpliendo el Plan que está trazado para el humano en general. La pregunta que surge entonces es : ¿Y como se llega a vivir esa Devoción?
Y la respuesta fue “con la Inocencia del Alma”. La inocencia de los niños. Ojos limpios, ausencia de juicio crítico sobre nadie, ni siquiera sobre los que se portan desconsideradamente y están a mucha distancia de la Plenitud, porque no saben ser de otro modo; ya aprenderán. Mirar a los demás sin nubes grises en la mirada interior, por ligeras que éstas sean. Debemos ser capaces de ver en todos lo que nos rodean seres de luz, aspirantes a Fondos perfectos, por más que aún les falte bastante camino por recorrer. Eso sería la inocencia del alma.
 Inocencia del Alma |
Aceptar la vida y sus circunstancias, del signo que sean, llevando con paciencia las cosillas todavía adversas. Ser de los de “vaso medio lleno”. Vivir en positivo, fijarnos en lo que tenemos de más, lo que no tuvieron las generaciones pasadas. Y tener el corazón alegre por ello
Y todo eso da un bienestar interior, una ingenuidad esencial, que te eleva por sí sola hacia la antesala de la Unión con la Plenitud. Que eso es el Contacto.
Con la Mente Superior entramos en contacto y hacemos nuestro el Saber, la Sabiduría de la Plenitud. Con el Fondo – con el Contacto con el Fondo – nos unimos a la Esencia de la Plenitud. Ya está dicho (Dun Scoto) que en el mundo sutil las cosas se saben, o aprenden, por identificación, por fusión, por unión, una unión que significa “ser igual”. Nos está permitido identificarnos con la Plenitud del Ser Supremo. Eso es el Contacto con el Fondo
El Contacto es realmente una unión, podríamos decir que es la Unión Esencial, la más sublime que existe en este mundo temporal. Por eso no es de extrañar que las condiciones sean muy exigentes. Identificarse con algo significa “ser igual”. Para ello, hay que ser muy parecido un ratito antes. Y para eso, Devoción e Inocencia del Alma.
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Foto, cortesía de MJC Siguiente articulo: Energía Sutil 1.
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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «Año 303. Inventan el Cristianismo», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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