Un visita, en «La acrópolis de Pérgamo en el mundo helenistico 25», a la citada fortaleza, cuya situación la hacía inexpugnable, y donde Filatero se sentía seguro.
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© Copyright Fernando Conde Torrens
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El primer miembro de la dinastía, Filetero, comenzó ya la construcción de un par de Templos en lo alto de la Acrópolis, donde estaba la fortaleza, los Templos dedicados a Atenea Nikéforos y a Démeter. Un día de éstos daremos un repaso a los dioses antiguos, que de eso sí que esté bien provista mi biblioteca. El tema de los dioses entra dentro de mis aficiones favoritas. Niké es victoria y foros significa la que lleva o conduce, de modo que la elección hecha por Filetero era una elección interesada. Démeter era la madre de Perséfone, o Proserpina, la bella joven diosa a la que Hades, o Plutón, raptó y se llevó a lo profundo de la tierra. Démeter aparece ligada a los Misterios de Eleusis. Los monarcas helenísticos imitaban lo que se había dado en las ciudades griegas anteriormente, en los tiempos dorados.
Vamos a ver distintas vistas de la ciudad de Pérgamo, bien entendido que no disponemos de una vista de cada época, sino del Pérgamo en todo su esplendor, y eso será mucho después, cuando caiga bajo la égida de Roma. O bien de las ruinas que han llegado a nosotros, efímero testigo de su pasado. Así que el lector tendrá que eliminar mentalmente las construcciones que pertenezcan a épocas posteriores, según lo indica el nombre y el uso, como anfiteatros o hipódromos, típicamente romanos, y templos dedicados a Emperadores romanos. O bien, levantar sobre los escasos cimientos los edificios similares a los que se aprecian en las reconstrucciones.
Veamos, a vista de pájaro, los edificios monumentales que los Atálidas fueron construyendo. Contiguo a la primitiva fortaleza, que ocupaba el extremo derecho de la zona más elevada, y dotada de habitaciones para la guardia, se hicieron construir un discreto Palacio, B. Éste no era muy grande, posiblemente por el escaso espacio disponible y porque los Atálidas no aspiraban al lujo oriental. Estaba en la parte trasera y más elevada de la acrópolis. A su izquierda, la fortaleza primitiva, y a su derecha un cuartel, más amplio, para los soldados que debían defender el tesoro. En el extremo izquierdo, el Arsenal, donde se guardaban las armas y máquinas de guerra. Todo ello conformaba el extremo Nordeste de la acrópolis. La entrada a la Acrópolis era ese pasadizo curvo, a la derecha del Palacio B, con una estrecha puerta, bien defendida por dos torres.
En la segunda terraza, a un nivel ligeramente inferior se situaban el muy posterior Templo de Trajano, C; a continuación, la Biblioteca, D. En el centro de la terraza, el Templo de Atenea Nikéforos, F. Tras un Stoa, o Pórtico, para poder charlar y pasear sin estar expuesto al sol, H, el Altar de Zeus, I.
A un nivel inferior, en la tercera terraza, otra Stoa, G, a la que se adosaría posteriormente otro Templo, el de Caracalla, en la parte izquierda. Desde la Stoa G se divisaba una vista magnífica., que luego veremos. En el extremo Sur, el Ágora alta, no excesivamente grande, pero muy bien preparada, con tiendas alrededor del espacio central. Y uniendo la terraza intermedia y la inferior, el Teatro, E, con cabida para 10.000 espectadores, también dotado de unas vistas inigualables.
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Las tres terrazas de la Acrópolis de Pérgamo
(Fuente: Grecia antigua. El Alba de Occidente. Furio Durando. Ediciones Folio, 1.997.)
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Situémonos en la zona del Templo de Trajano, C, y dirijamos la vista hacia el Teatro, E. En primer lugar, apreciaremos el espesor de las murallas y la constitución de las mismas, igual a la que que se empleará casi 2.000 años después, en tiempos de Felipe II, dos murallas de sillares, relleno el hueco intermedio de cantos rodados con cal. Veremos la zona de la Stoa G y la curvatura del monte nos impedirá ver el Templo de Zeus y el Ágora alta J. Pero veremos la perspectiva. Es ésta.
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Desde la Acrópolis de Pérgamo, la zona baja de la ciudad
(Fuente: Grecia antigua. El Alba de Occidente. Furio Durando. Ediciones Folio, 1.997.)
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Y para que la visita virtual sea completa, bajamos al Teatro, nos colocamos en la parte más alejada, la parte derecha, y elevamos la vista hacia el Templo de Trajano, donde estábamos hace un momento. Veremos esto.
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Perspectiva desde la acrópolis y restos de ésta
(Fuente: Grecia antigua. El Alba de Occidente. Furio Durando. Ediciones Folio, 1.997.)
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Ya se comprende que los habitantes de Pérgamo tenían buena salud, agilidad y buenas piernas, porque un resbalón, bajando por las escaleras del Teatro, podía ser fatal y acabar con una pierna y la nariz hechas polvo.
El promontorio sobre el que está construida la antigua fortaleza de Pérgamo está a 300 metros sobre el nivel de la ciudad antigua. Y, como ha visto ya el lector, esos 300 metros se ascienden en tal vez otros 300 metros medidos en horizontal. Eso hace una pendiente de 45º o del 50 %, lo que ponía las cosas duras para el posible asaltante. Y por la parte de atrás la cosa aún era peor, el desnivel era casi a pico. De modo que los reyes Atálidas podían sentirse seguros en su pequeño Palacio.De ahí pudo venir – aventuramos – las reticencias a entregar las toneladas de oro del tesoro «alejandrino», que, por otra parte, iba a resultar engorroso bajar, a mano, por la empinada cuesta.
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Enlace con el próximo día: El reino de Pérgamo hacia 250 Mundo helenistico 26.
………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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. La acrópolis de Pérgamo en el mundo helenistico 25
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