Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Padres posesivos

Lo que vamos a describir en los artículos de esta serie no se refiere al lector, al buscador, sino que trata de hogares extraños, ajenos, lejanos, en los que hay Padres posesivos. El buscador hace ya tiempo qu esuperó la Posesión, lacra muy extendidaComo no tememos herir ninguna sensibilidad, describiremos las cosas como son, con toda su crudeza, sin andarnos con mojigaterías. No exageraremos, ni acentuaremos más de lo debido, no hace falta. Además, con gran probabilidad el lector conoce de vista algún caso.

Empecemos diciendo que todos somos o mentales o sentimentales. La mayor parte de los varones, mentales. La mayor parte de las féminas, sentimentales. Nada hay de malo o peyorativo en ello. Somos así. Y decimos “la mayor parte” porque también hay hombres sentimentales y hay, asimismo, mujeres mentales. Pero no en una proporción mayoritaria, sino minoritaria. Las personas sensitivas son sentimentales evolucionadas. Pero ahora no vamos a hablar de personas evolucionadas, sino todo lo contrario. Por eso no contamos con los sensitivos. En todo caso, ellos se pueden sumar al grupo de los sentimentales.

También está dicho más de una vez que evolucionados, buscadores, son los menos. Ojalá fuera al revés y fueran mayoría, incluso inmensa. Pero habrá que esperar mucho para que esa fauna pueble nuestro planeta. De momento, los no tan evolucionados son legión. Y la “virtud” más desarrollada en los menos evolucionados es la Posesión. O, lo que es lo mismo, la excesiva autoridad.

También hemos dicho que casi siempre un mental se empareja con una sentimental. Todo lo que le falta a una persona sentimental lo pone el mental. Y todos contentos. Hay casos en que una persona mental evolucionada se empareja con una persona sentimental evolucionada. Pero hay que buscarlos con lupa, no llegan al uno por ciento. En tal caso nada de lo que aquí describimos pasará en ese hogar. 

Pero vamos al caso más frecuente, casi universal. En los primeros tiempos, durante el acercamiento, ambos sacan lo mejor de sí mismos y aparecen ante el otro como mejor de lo que son. También hemos dicho que el Fondo suele asomar, a poco que tenga entidad, en el enamoramiento.

A pesar de esa “buena postura” que ambos ponen frente al otro, hay indicios, si uno de los dos sabe mirar (cosa muy poco frecuente, porque no se enseña nada de esto), que ya apuntan a lo que va a aflorar después. Pero nadie nos advierte y no nos damos cuenta de la tendencia al mando del mental, ni de su nivel de Evolución, porque lo mejora con la dulzura propia de los primeros tiempos.

        Pero, pasados los primeros años y con la llegada de la prole, o incluso antes, aparecen las primeras confrontaciones, que siempre gana el  mental. Porque está mejor preparado, porque tiene más recursos, porque aparenta hablar con lógica, porque mantiene una postura estable, porque es el macho y tiene más potencia de voz y de músculos. Porque venimos de – y lo seguimos siendo, aunque cada vez quizás un poco menos – una sociedad machista.

        Nada de esto sucede si el mental es el más evolucionado. Ese caso ya lo relataremos más adelante, más para consuelo que por otra cosa. El caso en que nos detendremos es el caso en el que el mental es poco evolucionado e implanta la tiranía en esa casa. Al principio su pareja procura defenderse, pero termina sucumbiendo y las costumbres, hábitos y el sentido de lo que es normal y universal en todas las  familias, todo eso lo implanta el menos evolucionado, el posesivo, el autoritario. Y ese progenitor deforma a sus hijos si no hay una labor constante, esforzada, heroica, de la pareja sentimental para contrarrestar esa deformación. Ello levanta, si se da esa defensa, fuertes discrepancias en el seno de la pareja.

. Padres posesivos

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Pero, adelantémoslo, es la mejor postura: No permitir lamanipulación y la deformación de los hijos y seguir siendo, la pareja, persona.Sin embargo, en muchos casos se da lo opuesto: El sentimental depone las armas, deja hacer y ya no lucha, y el posesivo campa a sus anchas e impone su ley.

Diremos primeramente lo que sucederá en ese hogar y mástarde, las posibles soluciones para que la situación mejore. Lo que va a sucedersiempre en tales casos es que la persona sometida, el sentimental, sea varón ohembra, va a vivir un infierno: No le va a servir de nada someterse hastaextremos inverosímiles. Nunca será suficiente y siempre caerá sobre ella la iradel posesivo.

Con respecto a los hijos, van a crecer en un ambiente opresivo de su personalidad, con alguien que les dice todo lo que tienen que hacer, que va poco a poco anulando su capacidad de decidir, que les menosprecia y les trata despectivamente, que reduce a cenizas su propia autoestima, que les muestra un modelo innoble de relaciones en la pareja, la imposición del fuerte sobre el débil. Como los niños no tienen defensas para ver la tremenda deformación que es la vida en su familia, crecen pensando que eso es lo normal, lo que sucede también en todas las demás casas. Y lo adoptan inconscientemente como modelos a futuro.

No sólo de padres posesivos salen hijos posesivos y autoritarios en exceso. La falta de decisión desde niños se manifiesta más tarde, ya adultos. La falta de relación con sus padres se convierte en cierta incapacidad de relación de mayores. Los hijos resultan traumatizados en mayor o menor proporción, según sea su resistencia interior, su nivel de evolución.

A unos hijos criados así les puede costar toda una vida superar la castración emocional y psicológica que recibieron en su hogar, de niños. Sobre todo, si son sentimentales. Y si son mentales, el modelo de autoritarismo y de falta de respeto les puede hacer mucho mal en su deseable evolución, porque les empuja a repetir lo que desde siempre vio en casa.  

También hemos dicho que, en los casos extremos, aun sin llegar a la violencia física corporal, un padre despótico que trata despectivamente a una hija puede originar en ella un odio a la raza del padre tal que le vuelva incapaz de relaciones normales con los varones cuando tenga edad para ello. Y a la inversa, una madre posesiva con un hijo varón.

Un progenitor posesivo que impera a sus anchas deforma siempre y es un obstáculo serio a la evolución de sus hijos. De ahí que el lector ya entrevea la postura más acertada. Pero ello va a quedar para un próximo artículo, para exponerla con la máxima amplitud. 

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Siguiente artículo: El cuerpo, máquina de precisión.

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Fernando Conde Torrens es autor de «Año 303. Inventan el Cristianismo»,  recientemente editado, «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En la Web https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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