Pérgamo bajo Eumenes I en mundo helenistico 26

© Copyright  Fernando Conde Torrens

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        Iremos alternando, viajes virtuales y buceos en la Historia, para que no sea el tema áspero. Hoy toca Historia. Mientras le daba vueltas a la manera de exponer el mundo helenístico, ha surgido la idea de que los monarcas helenísticos, aun con toda su barbarie a cuestas, eran hijo de su época. Y vamos a ver a los reyes Atálidas interesados por las Artes y la Cultura, promocionando y dedicando parte de sus tesoros, que ahí está el quid de la cuestión, a formar bibliotecas, a adornar su ciudad con Arquitectura monumental y a atraer a su capital a artistas, literatos, médicos e intelectuales. En una palabra, a ser Mecenas del Arte, aunque a Mecenas le faltan aún un par de siglos para nacer. Mecenas fue contemporáneo de Julio César y protector de Virgilio, entre otros.

        Y me preguntaba … ¿a qué político importante de nuestros días le da por crear bibliotecas con todo el saber de su tiempo o a embellecer sus ciudades con estatuas de escultores afamados? La pregunta era más bien retórica que auténtica, pero creo que se entiende la idea. El ambiente general, la apuesta por la Cultura, el Arte, las Ciencias y el Conocimiento, son algo que flotaba en el ambiente en la Antigüedad. Y que hará que varios Emperadores consecutivos, los Antoninos, todavía 300 años más tarde, sean considerados «los Emperadores filósofos» por los historiadores poco expertos en Filosofía. En ese tema del caldo de cultivo, desafortunadamente, estamos detrás de la Pérgamo de Filetero … Y ya lo siento.

        Pues bien, a Filetero, que lo que se dice tener hijos no podía, pero tuvo sobrinos, y, como todo ser humano que se queda más solo que la una, le sucedió un sobrino, que por llamarse Eumenes, pasó a la Historia como Eumenes I.  Por la imagen que de él nos queda en una moneda que acuñó, ya se ve que no era un angelito de Dios precisamente…

Eumenes I. Biblioteca Nacional de Francia. París

(Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Eumenes_I )

        En el tiempo en que reinó Eumenes I, Roma estaba empeñada en la Primera Guerra Púnica con Cartago, de modo que los dos gigantes occidentales estaban ocupados, luchando entre sí. Por su parte, Egipto y el Imperio Seleúcida también estaban peleándose por el dominio del Egeo.  Macedonia estaba en un período convulso, con cambio de dinastías y haciendo a duras penas frente a la invasión de los galos, de la que hablaremos también aquí. De modo que la mayor parte del reino de Eumenes discurrió en tranquilidad con sus reinos vecinos. Todo se ponía a favor del pequeño reino de Pérgamo.

        Es muy conveniente saber qué hacían las demás potencias para comprender cómo unos reyes tuvieron suerte y sus posibles enemigos estuvieron entretenido y ellos pudieron medrar, mientras que a otros se les cae el cielo encima y sólo cosechan derrotas. O qué reyes vecinos fueron débiles y dejaron campo para que los de un reino menor progresaran. A Eumenes I las cosas no le fueron mal …

        Eumenes I, ya lo hemos dicho, era sobrino de Filetero, que, por no poder tener hijos, lo había adoptado.

        La reacción contra el reino de Pérgamo , que no se dio en vida de Seleúco I y Filetero, se dio en tiempo de Eumenes I. A Seleuco I le había sucedido su hijo Antíoco I.(280–261). Eumenes I, sabiendo lo que se le venía encima, consiguió apoyo y ayuda del rey egipcio contra su rival Seléucida Antíoco I y derrotó a Antioco I. en la batalla de Sardes. Felizmente para Eumenes, Antíoco I murió en la lucha. Con esta derrota, Eumenes amplió su territorio, a costa del vencido. El apoyo de Egipto y la victoria contra su vecino del Este, le dejó a Eumenes las manos libres para dedicarse a mejorar sus recientemente ampliados dominios.

        Eumenes pudo dedicarse durante gran parte de su reinado a embellecer su capital, Pérgamo. Pero había una nube en el Oeste, los invasores gálatas. Del centro de la lejana Galia había salido tiempo atrás una horda invasora, se calcula que de unos 300.000 galos, que parte se extendieron por el Norte de Italia. Pero la gran masa se desvió hacia Macedonia y Tracia. Fueron derrotados y perecieron los que invadieron Macedonia, pero los demás se pasaron a Asia Menor y allí se instalaron, sometiendo a tributo a todas las ciudades vecinas a ellos. Más tarde formarían un reino que se llamó Galacia y a ellos se les denominó gálatas.

Guerreros Galos

(Fuente: Historia de Francia. M. Guizot. Hachette et Cie, 1.877.)

 

        Su tío Filetero había pagado tributo a los galos invasores, para que le dejaran en paz, Eumenes, joven y eufórico por su triunfo sobre Antíoco I,  era de distinta opinión. Se negó a pagar tributo a los galos y preparó la guerra contra ellos. Veremos que los galos eran muy fuertes, eran muchos, pero estaban muy mal armados, o, para ser más exactos, mal protegidos, pues luchaban sin ninguna protección. Eso les hacía blanco fácil para los griegos y para quienes luchaban al modo griego, como los soldados de Eumenes. Así pues, Eumenes los derrotó en dos ocasiones y los galos tuvieron que prescindir del tributo de Eumenes y de las ciudades de su todavía pequeño reino.

        La victoria sobre los gálatas le dio a Eumenes un norme autoridad y le permitió realizar el sueño de todo monarca helenístico, dedicarse a dar empaque a su territorio, desarrollando su economía y la grandiosidad.

        Digamos también que la invasión de los galos provocó tal desestabilización de la zona que se crearon otros reinos en el Norte de Asia Menor, como el del Ponto y el de Bitinia, siempre en detrimento del Imperio Seleúcida, que tuvo que resignarse a perder su antigua frontera septentrional. Tratar de recuperar tales zonas equivalía a meterse en un avispero, en el que ya entró Antíoco I con fatal desenlace. Y no repitieron en bastante tiempo.

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Enlace con el próximo día: Viaje virtual al Pérgamo antiguo Mundo helenístico 27.

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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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