Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Tertulia con Eliseo 2

«Tertulia con Eliseo 2» es consecuencia de «Tertulia con Eliseo» y cierra nuestra Tertulia, por haber llegado finalmente a cierto punto de encuentro.

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        Como siempre, la carta que da origen a esta Tertulia, que es preciso leer para entender lo que sigue:

                Carta de Eliseo 2.

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        Estimado Eliseo,

                                  he de confesar que en un primer momento tuve dudas de si eras verdaderamente un ateo o un cura camuflado de ateo. Porque tus opiniones y discrepancias a mi tesis eran las del típico representante de Roma. Cuando he leído el crédito cuasi-absoluto que das a la obra en 6 tomos “Historia Criminal del Cristianismo«, de Karl Heinz Deschner, me he explicado mi confusión.

        Si tomas como verídica la versión de Deschner de lo sucedido en la Historia relacionada con el Cristianismo, pasas a ser un “hombre del libro”. Los cristianos son “hombres de la Biblia”, del Libro. Tú serías una persona abrazada a otro libro distinto, al de Deschner. Y del mismo modo que ellos critican y rechazan todo el que objete a su Libro, tú haces lo mismo.

        No es que tú defiendas que Jesucristo existió, hoy ya lo sé, lo que sucede, creo, es que si Deschner acepta que existió, pues para ti existió. Si Deschner acepta el testimonio flaviano en versión árabe-“eslava”, tú también. Si Deschner se cree que los griegos no escribían separando sus escritos en párrafos y capítulos antes del siglo XII, tú tampoco, etc. He respondido a tus objeciones en la Tertulia pasada. Además, en otro escrito argumento y muestro que el famoso fragmento 7Q5 de Qumran muestra un espacio que separa frases, prueba documental de lo que afirmo, además de otras aportadas del papiro Bodmer, como comenté en la Tertulia anterior.

        Si uno quiere hacerse una idea sobre cierto tema – está dicho en el Foro Herencia Cristiana, y no por mí – uno compra varios libros sobre el tema, los lee y debe llegar a su propia síntesis, dando la credibilidad oportuna y parcial a cada autor, pues, cuando hablamos de  Historia, nadie tiene la verdad absoluta. Ser «hombres de un libro» nos convierte en fanáticos del autor de ese libro. Ya sé que también has leído más libros, lo has demostrado en tus aportaciones posteriores. Vayamos a ello, si eran a modo de prueba de que yo ando descarriado.

        1) A una persona que propone una tesis novedosa, como es mi caso, no cabe argumentarle mostrando libros de personas, anteriores o contemporáneas, que defienden la versión tradicional. Como la versión defendida por ese autor es novedad, no puede estar contenida en obras anteriores.

        2) En temas de verdad, de realidad, de acierto en un diagnóstico, no vale el número, la cantidad, la mayoría. Yo he escrito ¿temerariamente? que «en temas de verdad no sirve la democracia«. E incluso añadí «sabe más uno que sabe que mil que no saben, con perdón«. Ya he argumentado que todo el mundo menos Galileo sostenía que el Sol giraba en torno a la Tierra en su tiempo. Todo el mundo menos Colón daba por hecho en aquel entonces que la Tierra era plana. Y hay más ejemplos. Eso no significa que todo el que proponga algo que lleve la contraria a la totalidad de autores de su época acierte, desde luego. Pero tampoco significa que forzosamente esté equivocado. Hay más posibilidades de que esté equivocado que de que acierte. Eso sí …

        Me ha valido, de tu primer mensaje, tus objeciones de que el testimonio de Flavio Josefo demuestra que yo estoy equivocado, que los capítulos en la Biblia organizados en el siglo XIII demuestran que no sé lo qué digo. Cuando alguien me objeta con un dato, profundizo en ese dato. Con los que tú me has indicado ya lo hice antes de lanzarme a defender en público mi tesis de que el Cristianismo fue obra personal de Constantino.

        Más recientemente me han dado otros, los sarcófagos de Rávena, DouraEuropos, Veleia, cerca de Vitoria, y Lactancio. Y todos los he seguido o los estoy siguiendo, no para tranquilizarme inventándome un antídoto que me deje tranquilo, sino para estar seguro de su fiabilidad. Y lo sigo haciendo. La serie de mártires cristianos antes de Nicea es un ejemplo. Y he pedido en el blog a los lectores que me informen de mártires prenicenos creíbles, si se los topan. Fíjate, con que aparezca un solo mártir preniceno histórico, auténtico, reconozco que mi tesis se va al garete. De varios he demostrado que son objetivamente falsos, fábulas, cuantos chinos, historietas inventadas. ¿Por qué las autoridades de una religión tendrían que sacarse mártires de dentro de la manga, tipo prestidigitador?

        Me dejé de comentar sobre un argumento que en algún mail has empleado, que el que Jesucristo no existiera no implica que el Cristianismo lo inventara Constantino. Sobre esto te diré: Hay un Nuevo Testamento que refiere la vida y milagros de Jesús y sus apóstoles, que también hacían milagros, los hacía Pedro, los hacía Pablo. Si el principal protagonista fuera una invención y no hubiera existido, ¿cómo iban a existir sus seguidores en vida, o apóstoles? No pueden existir seguidores directos, ¿a quién iban a seguir? Ahora bien, ¿por qué iba a ser real Pablo, bastante más alucinado que Jesucristo, si Jesús era un invento? ¿Dónde empezaría entonces la realidad histórica, si sucediera que Pablo fuera tan creación literaria como el Hijo de  Dios al que defiende? Lo que se sabe de cierto es que Constantino construyó basílicas que han sido excavadas: Ahí empieza la realidad tangible, contrastable. Lo siento pero un libro no demuestra la existencia de un personaje, como es el caso de don Quijote de la Mancha.

        Ahora sigo tu carta segunda y ya no habrá más, por mi parte.

        De Atenágoras, Taciano y Teófilo ya me he ocupado, los he estudiado – en sus obras en griego – y forman parte del grupo de autores con citas, muletillas y formas de argumentar comunes. El salto hasta Eusebio y no digamos Atanasio, el más bruto de los contemporáneos de Eusebio y Constantino, nos saca del período de pruebas, pues son  plenamente nicenos, y eso sí que fue realidad histórica, aceptado. De Lactacnio me estoy ocupando y está siendo muy instructivo, seguiré exponiendo sus ideas en este blog en breve, son esclarecedoras.

        A Arnobio me tocará el turno de analizarlo después, Eliseo, yo no tengo un equipo de «investigadores» a los que encargar trabajos. Dices

Pocos insultos ahorra Lactancio a los emperadores romanos en su escrito, publicado en Galia mientras educaba a Crispo, hijo de Constantino”.

         ¿Ves? En algo coincidimos tu autor favorito y yo. Pero, lo que conviene saber es que la primera persona que publica una biografía de Lactancio es … San Jerónimo en su “De viris ilustribus”(De los hombres ilustres). Entonces, yo me digo, “cuidado. Jerónimo es un Santo Padre, que labora para terminar de construir la madeja cristiana«. Para mí no es fiable todo lo que diga. Dirá cosas ciertas y cosas falsas. ¿Qué será muy posiblemente falso? Aquello que convenga a la farsa que, según yo, está terminándose de montar con su colaboración. ¿Qué será verídico? Lo neutro, o bien algo que él no se dio cuenta de que podía ser empleado en contra de la farsa. Hoy en día, lo ampliaré en breve, ya hay quien está tratando de desligar a Lactancio de Constantino. La noticia que comentamos, lo de ser Lactancio el tutor de Crispo, hijo mayor de Constantino, sería una de éstas informaciones ciertas.

        Otra coincidencia, o casi, entre tu autor y yo, lo que dices ”Apenas acababa de cambiar el ambiente político, comenta Campenhausen, y ya «la vieja ideología de mártires y perseguidos desaparece de la Iglesia como si se la hubiese llevado el viento, reemplazada por su contraria». 48 ”. ¿Coincidencia?, dirás. Deschner dice que Campenhausen se extraña de que en menos de un siglo, del 303 al 378, en 75 años, unos sufridos cristianos dispuestos al martirio, dóciles, perfectos, pasen a ser quema altares, arrasa templos, destruye librerías, etc.

        Yo afirmo que eso fue así porque comparamos personajes de ficción, los mártires, y personajes reales, los monjes atizados por creo que San Cirilo, obispo de Alejandría. Al mismo tiempo San Ambrosio, otro Santo Padre, incitaba al Emperador de turno a ser intolerante con todos los no cristianos. De modo que la incredulidad o extrañeza de Campenhausen va en la línea de mi tesis, es que se comparan comportamientos de libro, ficciones, con la dura realidad: Los cristianos fueron intolerantes y perseguidores desde sus mismos comienzos, porque los defendieron Constantino y Teodosio, dos manipuladores natos.

        Llegamos ya al final de tu misiva, cuando dices: “«Historia Criminal del Cristianismo» Tomo I. Karl Heinz Deschner. Tengo los seis primeros tomos en versión digital. Te los puedo enviar si lo deseas. Están escritos por un buen equipo de investigadores y llevan toda clase de referencias para confirmar sus aseveraciones.

        “Equipo de investigadores” y “referencias que confirman sus aseveraciones”.

        Hay palabras que tienen “glamour”, prestigio; una es “investigador”. Yo distingo entre investigador y recopilador. Un investigador emplea unos cuantos años en investigar y llegar a resultados propios y bien basados sobre una parcela muy pequeña, muy limitada. Eso es investigar. Hace poco he leído un libro de 200 páginas, investigación de su autor sobre Calígula, un Emperador que duró algo más de 4 años, se lo cargaron los senadores a la tercera tentativa. Eso es investigar. Todos los escritores antiguos tachan a Calígula de loco. Sólo voy a reproducir una frase del autor: «Las cosas son considerablemente más complicadas de lo que uno podría pensar a primera vista.« El libro es éste.

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Una investigación sobre la vida de Calígula

Tertulia con Eliseo 2

Verlag, 2.004 – Herder Editorial, 2.006

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        Es IMPOSIBLE investigar sobre la Historia criminal del Cristianismo y exponerlo en 6 Tomos. Eso es fruto de una recopilación, que luego es ordenada y comentada por el autor. No me hace falta leer a Deschner, sé lo que se tarda en una investigación. No hay equipo que sea capaz de INVESTIGAR la historia de docenas de personajes durante siglos, Eliseo, no lo hay, es un imposible físico. Eso lo sabemos los que hemos hecho alguna vez investigación; yo la hice con mi Tesis doctoral en Ingeniería (2.001).

        Los profesores lo llamamos “copy paste” (copiar y pegar). Hay Tesis que se hacen investigando, hay Tesis que son un puro “copy-paste”. Las primeras llevan 5.000 horas, las segundas, 500. Mucho tiempo y parcela muy escueta, eso es una investigación. Lo otro es divulgación de las obras, las ideas y los trabajos de otros, aderezado con mis propias filias y fobias.

        Cuando un colaborador – los profesores (y los que publican) les llamamos “negros”; suelen ser becarios, aspirantes a profesores … – prepara un “copy paste”, lee autores ajenos y anota la cita, el libro, la fecha de edición y la página. Luego, el capo, el jefe, el autor, coloca la cita e indica su procedencia como nota a pie de página. Si muestra que ha leído muchos libros, queda muy bien, queda como un erudito, ”hay que ver cuánto sabe este hombre …” Eso, Eliseo, no confirma sus aseveraciones, como dices, sino que indica que ha copiado, que se ha beneficiado de otro autor anterior. Su acierto queda ligado al acierto del copiado. No es lo mismo investigación que erudición, no confundamos.

        Yo no me he basado en ninguna opinión de autor anterior, para ratificar o confirmar mi tesis. Y ello porque las cosas son como son, no como dice Fulano que son. Yo he ido siempre a los originales, en la medida en que existen, tal y como están a nuestra disposición. Si he podido ir a por el original no traducido, a por  él. Si el autor es no vital, a una traducción de él, hecha por un tercero. A Lactancio, lo leo traducido. Atenágoras, Taciano y Teófilo los tengo y los he analizado en el griego original. Éstos son prenicenos, Lactancio es contemporáneo de Constantino, personaje no eventual. No importa tanto la estricta fidelidad de su escrito.

        Una cosa, ¿tengo la seguridad de que lo que está impreso en griego es lo que se escribió el autor original del escrito, sea Atenágoras el autor, o sea Eusebio? Prácticamente nunca. Eso pone las cosas aún más difíciles. Y a pesar de todo …

        Alguien podría pensar no puede ser que este hombre tenga razón y el conjunto de científicos e historiadores no se hayan dado cuenta de lo que él pretende haberse dado; lo hubieran dicho ya hace tiempo, si fuera cierto y él tuviera razón. Negativo. La diferencia es que yo no puedo perder prestigio por llevar la contraria (no lo tengo, no soy del gremio) y que no dependo, para mi sueldo a fin de mes, de autoridades académicas o científicas en religión o Historia. Procuro dar bien mis clases de Ingeniería Mecánica y lo otro es afición, entretenimiento, algo en lo que no me juego nada, soy independiente. No todo el mundo lo es.

        Empieza a haber algún independiente hoy en día, pero han llegado a poner en duda la autoría de Flavio Josefo del pasaje sobre Jesús, que si «se le puede llamar hombre» y que si «era el Mesías». Pero aún no he oído a nadie que afirme lo mismo de los otros dos pasajes de Josefo sobre Juan el Bautista y sobre Santiago. Ni a nadie que iguale interpolaciones de Flavio Josefo con falsificación + secuestro de ejemplares originales por parte de una autoridad con potestad en todo el Imperio, civil o religiosa. Por eso, cuando hablaba de “círculos oficiales de científicos” estaba abarcando prácticamente a todo el mundo. Tienen tanto que perder si se manifiestan … Y los que se atreven a ser honrados consigo mismos y lo hacen hacen, pagan las consecuencias de su error. Dimos en este blog no hace mucho unos cuantos ejemplos en la serie «malas reacciones», apartado Ciencia. El de un varón y el de una hembra. Ambos de nuestros días.

        En fin, Eliseo, te he visto mucho más comedido en tus comentarios posteriores y menos tenso. Te felicito, porque esa relatividad es el camino hacia una cercanía universal, que es lo que nos hace falta.

                Un abrazo, y Feliz Solsticio …

                        Fernando   

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