Tertulia con un Cristiano aguerrido
.
.
.
@fernandocondetorrens hace 5 años
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Ya había olvidado nuestra interrumpida conversación. O no tan interrumpida. Recuerdo que cuando le respondí con «Que mi libro sea mi respuesta a su alegato», confiaba en que lo leería y me diría algo sobre él, tras leerlo. Un año más tarde, tiempo suficiente para tal lectura, leí su respuesta y pensé que era dudoso que respondiera como había Vd. anunciado: «luego de leer sus obras, hacer un recuentro, con el cual voy a confrontarle, para llegar a lo que los dos perseguimos, que no es otra cosa que la verdad.» Ese final era muy prometedor. Pero temo ha quedado en nada. Sólo ha vuelto a insistir en sus ideas. Y de buscar la verdad, nada.
Así tendrá que ser. Pero no me resisto a responder a las partes en que se refiere a mi trabajo, que deduzco que no ha leído. Bien porque le convencieron de que era peligroso leer mi libro, o bien porque se enfrió su impulso inicial.
Dice: «deja vació sobre los otros pueblos, esto ya es un error garrafal,«. Esto me hace pensar que realmente no leyó mi libro. Porque en el mismo intervienen todos las personajes que anduvieron cerca de la génesis del Cristianismo, que es el tema que a mí me interesaba aclarar. Y, para lograrlo, no me hizo falta ningún personje oriental, norteño o sureño, que no apareciera en el libro «Año 303.» Por eso deduzco que habla por deducciones personales imaginativas, no con los datos del libro, que desconoce.
Sigue diciendo: «un planteamiento inconsistente, poco sustentado, en comparación con el Aristotelismo y la Suma Teológica de Santo Thomas de Aquino, su propuesta, querido amigo, es vaga, de una narrativa un tanto superficial, aunque aparentemente convincente para el lector o escucha desprevenido«. [Pongo la puntuacion que echo en falta en su escrito, para mejor entender su exposición.] Nueva prueba de que no ha leído el libro, ni siquiera un capítulo del mismo. Porque su crítica es genérica. No sabe qué adjetivo aplicar a lo que no ha leído. Y así repite la misma crítica con palabras ambiguas, que parezcan diferentes, como «inconsistente» y «poco sustentado». Pero que significan prácticamente lo mismo. Porque no sabe qué adjetivos aplicar a lo que no conoce.
Me decepciona Vd. Tan seguro y concreto en sus ideas y tan melífluo y evanescente cuando trata de calificar lo que no conoce, pero afirma conocer. La historia que describo en el libro es concreta, detallada, casi – como un lector calificó – «como si yo hubiera estado presente en cada acción descrita en el libro». Todo lo contrario de lo que Vd. imagina, primero, y afirma después.
Otra joya: «niega al Ser supremo pero no lo deja de llamarlo Creador.» En «Año 303» me limité a describir hechos mundanos, terrenales, los sucedidos en vida de Constantino, que es el protagonista principal del relato. Porque aglutina a los demás personajes, que giran en torno a él. No hablo de ideología. No hablo de la Divinidad. Eso quedaba fuera de la historia narrada en el libro. En mis vídeos sí hablo de temas de ideología. Vd. ha escuchado vídeos míos. Pero no se ha atrevido a leer mi libro. Y me critica por lo oído, no por lo leído.
Estoy de acuerdo en que mi hallazgo es heterodoxo, cuando dice: «la heterodoxia que Usted manifiesta es tal que separa al hombre de lo material«. Pero nada de separar al humano de lo material. Todo lo analiza y rechaza Vd. en función de sus convicciones, que lleva profundamente grabadas. Pero si se asoma a otras concepciones, debe poder enjuiciarlas por ellas mismas. No por comparación férrea con las suyas. Dé como argumento en qué difiero de las suyas. Pero no pretenda encontrar razones rocambolescas, como que en la Vida Eterna, según Vd., «los cuerpos gloriosos siguen unidos a sus almas». Cosa que imagina que yo niego al defender la Reencarnación, lo que tampoco hago en el libro, sino en los vídeos.
Sigue hablando de los vídeos cuando escribe: «habla de la reencarnación con demasiada ligereza, dado que sus afirmaciones son meramente especulativas.» En el libro, insisto, no hablo de ideología. Hacerlo hubiera sido un error por mi parte. Eso lo reservo para los vídeos. Donde expongo el Conocimiento de los Maestros griegos, anterior en 800 años a la fundación del Cristianismo en el siglo IV. Y cuando digo «Maestros» me refiero a Pitágoras de Samos, Parménides de Elea, Empedocles de Agrigento, Anaxágoras de Clazomenes, Demócrito de Abdera, Heráclito de Éfeso, Sócrates, Zenón de Citio, Pirrón de Elis, Epicuro, Epicteto y Plotino. No a otros, como Platon o Aristóteles, que no fueron Maestros del Conocimiento.
Porque sigue: «no tienen el sustento filosofico«. En un libro escrito para el público en general, para «el hombre y la mujer de la calle», no puedo andarme con fundamentos filosóficos, como parece que pide Vd.
Y ya que afirma de Tomás de Aquino, Platón y Arustótelas que «estos hombres han trascendido la Historia con su brillantes mentes«, que sepa que para hablar y defender el Mundo de las Ideas lo que hace falta no son «brillantes mentes», sino únicamente «cumplida experiencia», señor mío. No sirve de nada lo que la mente elucubre, sino lo que el ser interior haya experimentado. Para poder hablar de ello por propia experiencia. Pero su experiencia es sólo mental. Y por eso no puede distinguir, ni imaginar, que sólo cabe defender y exponer aquello que uno ha experimentado por sí mismo. No leído en Catecismo, libro de texto, Diccionario o escrito alguno. La experiencia, señor mío, la experieincia es lo único que sirve. Si no se tiene de lo que uno defiende, sus escritos es como si lo fueran con tinta invisible.
No por ser obtusa quiero dejar de responder a su última flecha: «grave inconsistencia con la superposición de almas de la reencarnación, la cual no explicaría este fenómeno de singularidad extrema, ya que el alma, así con su DNA, es una pertenencia de cada cuerpo, por una simple reflexión deductiva del pensamiento Socrático.» Desde sus Fuentes – cegadas por sus propios dogmas – no son capaces de entrar en el «Conocimiento socrático». Mucho menos pueden «deducir reflexivamente» algo que ni sus Fuentes ni Vd. entienden.
Desengañémonos, señor mío. Somos inmiscibles. Vd., con sus neuronas habituadas a circular por los circuitos neuronales bien delimitados desde su Primera Comunión. Y yo, que he viajado por otros Sistemas más cercanos a la Realidad. Y menos vamos a converger, si Vd. evita, como alma que lleva el diablo, leer mi libro, al que pretede rebatir. Cuando en realidad rebate o contrargumenta lo que expongo en múltiples vídeos, que no cuesta nada escuchar con ánimo indolente y aires de superioridad. Y luego viene aquí y cree rebatir algo que no se ha atrevido a leer.
Como colofón de su larga misiva, porque está obligado a cerrar su discurso con un aparente triunfo, añade: «¿Como explicar, mi querido amigo, estas inconsistencias?» (Los interrogantes son mío). No son inconsistencias. Son opiniones suyas, que ha elevado al grado de objeción acertada, señalamiento de inconsistencia. Cuando sólo son discrepancias con sus dogmas aceptados. Porque los leyó en un sitio al que dio aceptación con su mente. Pero si los llama «reflexión deductiva del pensamiento Socratico» queda mucho mejor y alcanza el grado de verdad irrefutable. Siendo, como es, un simple «pastiche creativo de una mente osada».
Y termina casi con ese «los EVANGELIOS seguirán siendo guía y precepto del ser Humano que reconoce a Dios.» Es la postura de todo creyente. Lo que él cree es Verdad, la única Verdad. Y todo el discrepante está condenado e «irremediablemente caerá en des-gracia«. De nada va a servir que le diga que no hay tal «des-gracia», que todos estamos «salvados» y nos veremos en el mismo Lugar, Allá Arriba, después de esta vida. Aunque Allá tengamos diferentes «edades», de acuerdo a lo que hemos experimentado, unos y otros, aquí abajo.
Y nada más me queda por comentar de su última misiva. Y como mi intención era no debatir, lo dejo. Quede Vd. con Dios.
.
.
.
.