Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Mammisis

Mammisis. La concepción del Faraón

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© Copyright  Fernando Conde Torrens, el 9-12-2.005

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……….Hoy, cuando redacto estas líneas, es día festivo en mi país. Y, casualidad, toca tocar un tema que tiene que ver con la festividad de hoy, con la Inmaculada Concepción. Vaya por delante que para mí lo importante no es saber si «nuestro Señor Jesucristo» fue concebido así o asá, por éste o por aquél, sino saber si existió o no. Porque, de no haber existido, lo de la concepción es chico pleito.

……….De modo que vamos a tratar de acercarnos a cómo fueron concebidos los Hijos de Dios de Egipto, los también divinos Faraones. Y para ello haremos una visita corta a las Casas del Nacimiento o «mammisi«, lo que ya está anunciado. Vamos a ver el «mammisi» mejor conservado de la historia, el de Dendera, donde ya estuvimos hace unos días.

……….El pequeño ser con forma humana que está encima de los capiteles de las columnas de la figura que viene es Bes. Bes, dios protector, ya era considerado como tal desde el Imperio Antiguo. Vigilaba, junto con la diosa Hator, la sexualidad y el nacimiento, usando sus poderes mágicos contra las enfermedades y peligros. Era además el dios de la alegría y la danza. Sus amuletos eran protectores del que los portaba. Su presencia en los «mammisi» se explica por este papel que juega en el nacimiento del hijo del propio Amón-Ra.

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«Mammisi« romano

Mammisis

(Fuente: EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004))

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……….Veamos cómo se gestaba un Faraón. Un Faraón no venía al mundo por el procedimiento normal entre el Faraón reinante y la esposa principal, ¡qué va …! Eso valía para el resto de los mortales, pero no para el futuro Faraón. Al futuro Faraón lo engendraba al propio Amón, el dios principal. Las cosas sucedían así:

……….El proceso se iniciaba cuando Amón comunicaba a los demás dioses, a él subordinados, que entraba en sus cálculos conceder un heredero al Imperio egipcio. Los dioses se encargaban de proteger a la elegida, generalmente, aunque no siempre, la esposa principal del Faraón reinante.

……….Cuando se acercaba el momento del evento, Amón enviaba un emisario, un dios, por supuesto, a comunicar su decisión a la elegida. Y él personalmente se encargaba de poner en antecedentes al Faraón, que para eso era su hijo. Advertidas las dos partes, Amón se unía a la reina e imponía el nombre al niño. Se lo comunicaba a la reina durante el momento de la intimidad y la reina lo repetía luego a los demás interesados. El dios carnero Khnum, al que conocimos ayer, y que se encargaba de formar el cuerpo y el kah de los seres vivos, hacía su trabajo con el pequeño Faraoncito.

……….Finalmente, el mismo mensajero que le había prevenido de la visita de Amón, comunicaba a la futura madre la fecha del nacimiento divino y real. Todo este proceso tampoco se hacía en un lugar cualquiera, no era cuestión de recibir a Amón en otro lugar que un templo, ¿qué menos? De forma que en los Templos se comenzaron a construir, a toro pasado, las Casas del Nacimiento, los «mammisi«. Cuando el Faraón había accedido al trono, se hacía construir la Capilla donde su madre recibió la visita de Amón, que tomó la forma de su egregio padre, el Faraón predecesor. Pero era Amón.

……….Conforme se extendió la costumbre de tomar unos Faraones piedras prestadas de los Templos de los anteriores, unido al tiempo, que se ha cargado cantidad de Casas del Nacimiento, que no eran todo lo robustas que hubieran debido ser, parece ser que se han conservado tan sólo dos «mammisi«, de los que el mejor conservado es el del Templo de Dendera. De ahí que es el que veremos por los cuatro costados. En la imagen que viene, el brillo de la parte central se debe a que la página está doblada, ya que la imagen abarca dos páginas del libro.

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Mammisi de Augusto, construido posiblemente por Nerón.  Templo de Dendera

MammisisMammisisMammisis

(Fuente: Atlas Ilustrado del Antiguo Egipto. Susaeta Ediciones, 2.002)

 

        Otra vista del mismo lugar.

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Templo de Dendera. Casa del Nacimiento de Augusto

MammisisMammisisMammisis

(Fuente: Atlas Ilustrado del Antiguo Egipto. Susaeta Ediciones, 2.002)

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……….En todas las paredes del «mammisi» se explica de manera gráfica las diversas fases del proceso de generación divina. En al imagen siguiente, se distingue a la diosa Hator, la de los largos cuernos con el sol entre ellos, a su hijo Horus, inconfundible por su nariz aguileña, y al Faraón, en este caso Augusto, que, como un Faraón más, presenta a los dioses egipcios las ofrendas debidas.

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Detalle de los paneles exteriores del «mammisi» de Augusto. Dendera

Mammisis

(Fuente: Atlas Ilustrado del Antiguo Egipto. Susaeta Ediciones, 2.002)

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……….En la otra fuente, los mismos paneles ofrecen este aspecto.

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Detalle de los paneles exteriores del «mammisi» romano. Dendera

Mammisis

(Fuente: EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004)

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……….De modo que ya sabemos cómo venían al mundo los Faraones. Situémonos ahora al inicio de nuestra era. Estamos en Roma y en tiempos de Jesús, según nos cuenta Flavio Josefo en el capítulo III del libro XVIII de sus «Antigüedades de los Judíos», Ediciones Clie, 1.988, tomo III, que tengo delante. Como es un pasaje cortito, me atendré al derecho de cita y cito:

……….«Había en Roma una cierta Paulina, de ilustre nacimiento y de gran prestigio por su afán en la práctica de la virtud; además abundaba en riquezas, era de una gran belleza y estaba en aquella edad en que las mujeres son más coquetas; pero ella llevaba una vida virtuosa. Estaba casada con Saturnino, que rivalizaba con ella por sus buenas cualidades. Se enamoró de ella Decio Mundo, caballero de la más alta dignidad. En vano trató de seducirla mediante numerosos regalos, pues ella rechazó todos los que le ofrecía. Su amor aumentó cada vez más, hasta que llegó a ofrecerle doscientas mil dracmas áticas por una sola noche.»

……….Para resumir, ante el fracaso el caballero decide quitarse la vida. Pero interviene una liberta de su padre, que forja un plan, se acerca al atribulado Decio y le asegura que conseguirá su deseo y la tendrá en sus brazos, a Paulina, por sólo 50.000 dracmas. Como Paulina era dada al culto a Isis, la liberta lagarta se va al templo de Isis y convence a varios sacerdotes para que engañen a Paulina. Les entrega 25.000 dracmas, la mitad del dinero que les espera si consiguen el objetivo de la misión, a la devota Paulina.

……….El más venerable de los sacerdotes se presenta a Paulina, le pide hablar en privado y le comunica que el propio Anubis, otro dios de los 50, al que ya conocemos – tiene aspecto de zorro – quería yacer con ella. La buena de Paulina se siente la mar de orgullosa de haber sido la elegida del mismísimo Anubis y hasta se lo comunica a sus familiares y amigos. Dado lo recatado de su mujer, su crédulo marido la deja ir, pues, piensa, «con Anubis no hay problema.»

……….Como el lector ya imagina, no fue Anubis, ¡por Zeus!, sino el mundanal Mundo, de nombre Decio, el que gozó de ella por toda la noche. Y aún cometió Decio la torpeza de encontrarse con la devota Paulina al día siguiente, en plena Vía Apia y a la hora de tercia, y jactarse ante ella de que por fin había conseguido lo que tanto deseaba, pues había sido él  y no Anubis el de la noche pasada. Eso le perdió.

……….Estupefacta, engañada, dolida hasta la médula, cuenta Paulina a su esposo el engaño del que ha sido juguete. Saturnino apela al César, que era el mal genio de Tiberio. Averigua el César lo ocurrido, manda crucificar a los sacerdotes involucrados, decapita a la liberta, manda destruir el Templo y arrojar al Tiber la estatua de Isis, al que los sacerdotes decían servir. A Mundo lo mandó a recorrer el  idem y lo desterró. A fin de cuentas, el suyo era un delito de amor.

……….De modo que allá por al año 70 EC. ya estaba extendido y era del dominio público en el Imperio romano que esto de la concepción divina de ciertos humanos era algo que estaba bien como medio de adaptarse a la mentalidad ingenua de pueblos sencillos, como el egipcio de antaño. Y había ya sacerdotes que se servían de los deseos de los dioses – y de la ingenuidad de ciertos sujetos – para su propio beneficio.

……….La moraleja final pertenece al lector.

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Enlace al próximo día: Un sano politeísmo a.

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……….Fernando Conde Torrens es autor de “Año 303. Inventan el Cristianismo”, «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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