Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Destino Madagascar

Destino Madagascar

 

© Copyright Fernando Conde Torrens, el 22-1-2.005

 

        Hoy hace 4 meses presenté el libro «Simón, opera magna». Es tiempo de hacer balance. Y el balance dice que a nivel particular las opiniones positivas vencen clamorosamente a las denuncias y malos tratos. Y dice que a nivel de la calle el eco es muy superior que el conseguido a nivel de despachos, a nivel institucional. Incluso ha habido cantidad no despreciable de particulares que se han sorprendido, y algunos hasta han protestado, por la poca atención que al tema se ha prestado desde el nivel institucional. Tomando «institucional» en el más amplio sentido de la palabra.

        Planteadas de manera directa e inmediata las conclusiones, debo expresar ahora las reflexiones que tal constatación ha provocado. Esto es, las conclusiones provisionales a las que esta casa ha llegado. He de adelantar que no se ha llegado a conclusiones definitivas, por existir un abanico ciertamente amplio de probabilidades. El tema sigue en estudio.

        En un primer momento, pasados cuarenta días y cuarenta noches, helada arriba o abajo, la explicación recurría al poder que tendría la casta sacerdotal actuando entre bambalinas. Asesorado por personas competentes, se borró tal conclusión de la pizarra virtual que manejábamos. Era al revés, una casta sacerdotal perseguida y acosada por determinados poderes fácticos no se merecía un nuevo golpe en la nuca. Era por eso por lo que nadie aireaba las firmas ni los acrósticos, por puro respeto al dolor ajeno.

        Bien, me dije, pobrecillos, y acepté la explicación. Pero pasados apenas cuatro días, con sus noches, otro amigo me susurró al oído «es por el Jacobeo. Ten en cuenta, me dijo mi amigo, que si se demuestra que Jesucristo no existió, se acabaron las procesiones de Semana Santa y el camino de Santiago, con todas las divisas que ello proporcionan al erario público. Es el interés nacional el que está en juego. Habrá que esperar a que termine el Año Santo Compostelano y entonces tal vez tengas más suerte

        Convencido, esperé con más ilusión que nunca a tomar las uvas, pensando que, tras ellas, el camino hacia la fama estaba esperándome. Han pasado las semanas y todo sigue igual de silencioso. Le pregunté a mi amigo por la causa de tanto desierto y ya se le había ocurrido otra explicación. Es Europa. Las elecciones europeas. Recuerda, me ha dicho hace apenas dos días, que fuimos nosotros los que propusimos lo de que se le diera un toque cristiano a la Constitución europea. Si ahora resulta que el cristianismo es una trampa de Constantino para meterse en el puño a media Europa y tú lo sacas a la palestra dos meses antes del referendum, van a pensar en Europa que España quiere boicotear la cosa. Se ponen los primeros de la fila y un españolito, hala, a estropearlo todo con sus acusaciones y sus firmas.

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Destino Madagascar

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        De nuevo mi amigo podría tener razón, así que a esperar a la mañana siguiente al referendum. Todo estaría en su sitio si esta mañana no me hubiera encontrado a otro amigo que, después de felicitarme por el libro, me ha dicho «desengáñate, un autor aislado no tiene ninguna posibilidad, y una editorial novata tampoco. Hay que ser Editorial de altos vuelos para acceder a los medios de comunicación. Te esperan cuatro o cinco decenios de soledad e incomprensión, mi amigo.» Y se ha ido fumándose un habano.

        Y entonces he recordado una historia que me contaron de pequeño sobre un alpargatero de Cantabuena. Aprendió el oficio de alpargatero en un taller de su ciudad. Era muy bueno y hacía las alpargatas mejor que nadie. Su mujer le empujó y decidió independizarse y poner un modesto taller de alpargatas, trabajando en él de sol a sol. Fabricaba muy buenas alpargatas y no eran caras.

        Pero se enteraron del asunto los dueños de los talleres de alpargatas de la zona. Y le boicotearon. Avisaron a los fabricantes de cordeles, si le vendían cordeles al nuevo, ellos no les comprarían ya más. Y el nuevo empresario se encontró que no podía poner cuerdas a sus alpargatas. Nadie se las vendía. Pasaron las semanas y el problema se tornó insoluble. Unas alpargatas que no se pueden atar no sirven de mucho. De forma que el alpargatero, que no sabía hacer otra cosa, tuvo que emigrar a Madagascar. Y luego se llevó allí a su familia.

        Si el lector se entera de que la sede de este blog ha pasado a estar en Madagascar o cercanías, ya sabe que el del habano estaba en lo cierto. Todo era pura envidia editorial …

        Ahora en serio. Creo que se equivocan. Se está generando un escándalo. Ayer un Webmaster me decía en un mail que conservo:

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        «Sin darse cuenta, se están volviendo cómplices de los manipuladores. Y la sociedad exigirá responsabilidades algún día.»

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        Desde hace muy pocos meses me pregunto ¿Cuál es la misión de los medios de comunicación, divulgar las distintas opciones o mantener a la sociedad desinformada y manipulable? Los hechos, por ahora, me indican que lo segundo …

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……….. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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