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El botín Victoria o muerte 2 Mundo helenístico 34

En «El botín Victoria o muerte 2 Mundo helenístico 34″ se analizan varios casos de retiradas, con más o menos éxito, de expediciones masivas a otra tierras, que, por no ser nuestras, eran ajenas.

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© Copyrigth Fernando Conde Torrens, el miércoles 26-1-2.010

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        Hemos visto los pocos casos en que una expedición adentrada en territorio enemigo se retiraba sana y salva, aunque con ciertas bajas, a sus bases de origen. Y hemos visto la retirada de Napoleón de Rusia, en que volvió sólo el 5% de los que salieron hacia Rusia.  Hay casos en que el porcentaje es cero o muy inferior al de la expedición de Napoleón.

        Por ejemplo, la expedición que acuñó la conocida frase de «¡Varo, Varo, devuélveme mis legiones!«, que pronunciara el propio Augusto al saber la noticia de la derrota.

        Se trataba de las Legiones XVII, XVIII y XIX, acantonadas en lo que entonces era la provincia de Bélgica romana. Estaban al mando de Publio Quintilio Varo, quien se dejó engañar por dos jefes germanos, aparentemente leales a Roma. Al mando de las tres legiones, Varo había realizado sus operaciones de limpieza al norte de la provincia recién conquistada. Pero muchos germanos recién conquistados no aceptaban el dominio romano. El retorno a los cuarteles de invierno, en territorio seguro, desde el bosque de Teoteburgo, debiera hacerse por la calzada romana construida. En vez de eso, los dos germanos aconsejaron a Varo que volviera por otro camino que cruzaba el bosque y acortaba. Varo se dejó convencer. Tremendo error, al que añadió no enviar exploradores, ni unidades de flanqueo. La emboscada no pudo tener más éxito: De los cerca de 30.000 soldados romanos de las tres Legiones, sólo sobrevivirían 80, al mando de Casio Querea, oficial de una centuria de la retaguardia, que rompió el cerco germano y logró volver a sus cuarteles de invierno. Todos los demás murieron en la batalla, se suicidaron, o fueron hechos prisioneros y sacrificados de mala manera por los germanos. Este episodio formará parte detallada de este blog cuando lleguemos a Roma.

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Situación relativa de Varo y sus legiones

El botín Victoria o muerte 2 Mundo helenístico 34

(Fuente: El ejército romano. Adrian Goldsworthy. Ediciones Akal, S.A., 2.005.)

(Otra Fuente: http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1191 ) donde se amplían detalles.

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        Otro desastre similar, con pérdidas aún mayores (no volvió nadie), lo constituyó la expedición de Atenas a Sicilia, fomentada por Alcibíades y mandada finalmente por Nicias. También se ha dado cuenta de ella en este blog. La formaban 40.000 atenienses. El hecho de ser una expedición por mar dejaba la cuestión de la retirada supeditada a mantener las naves. La derrota supuso el hundimiento de las naves, y el ejército de tierra, también derrotado, terminó su vida unos muertos en la batalla y los prisioneros fueron vendidos como esclavos, o trabajando hasta morir en las minas de Siracusa. De este desastre Atenas no se recuperaría y marcó el inicio de su decadencia.

        Veamos ahora las cosas desde el punto de vista del invasor. Pero no del que lo hace por afán de conquista, seducido por las promesas de sus jefes – de conseguir un jugoso botín – sino del que lo hace por pura supervivencia. Es el caso de las migraciones, o invasiones, que han sacudido ciertas regiones a lo largo de la Historia. Cuando la población de una etnia superaba olas posibilidades de nutrir a todos sus componentes, se imponía una migración en busca de otras tierras. Algunas de estas migraciones han sido pacíficas; sus miembros evitaban pelear con los aborígenes de los lugares por los que pasaban, por tener conciencia de lo que podía pasar si peleaban y eran vencidos. otro, en cambio, confiados en sus fuerzas y en su número, lo hacía a lo bestia, con el riesgo que ello les suponía.

        La migración de los helvecios fue de las primeras, de las relativamente pacíficas. Se dio en tiempos de Julio César, antes de que éste conquistara las Galias. Pero las órdenes del Senado era que los Helvecios (o suizos) volvieran sobre sus pasos y que no pasaran por territorio romano y César les hizo la vida imposible, atacándolos con saña, hasta que, reducidos a sólo una parte de sus componentes primitivos, decidieron volver grupas y ser menor problema, porque ya eran menos, en su patria.

        Como ejemplo de invasión salvaje, la de los galos, que hemos visto en parte, sólo muy lateralmente, al analizar el período helenístico. Los galos, lo veremos en este blog a su tiempo, eran una multitud ingente de invasores que, por falta de tierras válidas, decidieron buscarlas más al Sur y al Oeste. Pasaron por encima de Italia y una parte trató de asentarse allí. Fueron rechazados por los romanos y murieron prácticamente todos. La parte más gruesa de la invasión siguió hasta Macedonia y la revolucionaron. Bajaron a Grecia, asolando todo a su paso. Nadie pudo hacerles frente con éxito. Y sólo cuando no se les ocurrió otra cosa mejor que asaltar el santuario de Delfos, la inminencia de tal sacrilegio unió a los griegos y todos se lanzaron contra los bárbaros, deshaciéndolos. No quedó ni uno.

        La tercera y ultima parte de la migración fue más paciente y tuvo algo más éxito. Son los que pasaron a Asia Menor y se establecieron en el territorio que luego se llamaría Galacia, los gálatas. En ese territorio había aborígenes, pero los galos se cargaron a los varones. Con las hembras … las adoptaron como suyas. Y se establecieron allí, obligando a las ciudades cercanas a pagarles impuesto, a cambio de la protección contra sí mismos. Es la técnica fácil que usarán todos los facinerosos hasta nuestros días. Esto les funcionará por algún tiempo, hasta que los reyes de Pérgamo se afiancen en su trono y les derroten. Y hasta que, finalmente, haya una potencia fuerte que les fuerce a ser unos ciudadanos más del Imperio romano.

 

Estatua del Altar de Zeus de Pérgamo. Realmente, un galo o gálata

El botín Victoria o muerte 2 Mundo helenístico 34

(Fuente: Historia Antigua. J.M.Roberts. Editorial BLUME, 2.005.) Ver los detalles de la sandalia

 

        La Antigüedad está llena de migraciones. Toda la Historia, hasta nuestros días, está llena de invasiones. La promesa del botín ha estado siempre presente.  Es, como «la ley del vecino», una constante universal. Hay que hablar de ella o no se entiende lo fundamental de la Historia. La Historia es ambición humana, ambición de algunos humanos, los más habladores. Así la contagian, la venden. Ellos no dicen que es maldita ambición que les corroe las tripas. La disfrazan de algo más hermoso y defendible. Y convencen.

        Nos queda por ver una tercera forma de adquirir botín, pero no tan espectacular como la toma de una ciudad o la marcha de cientos de miles de carros con miles de guerreros a caballo por delante, blandiendo una espada o una lanza. Pero eso, el próximo día.

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Enlace con el próximo día: Victoria o muerte 3. Mundo helenístico 35.

 

………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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