Iglesia perseguida
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© Copyright Fernando Conde Torrens, el 29-1-2.005
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Ayer entré en un Foro relacionado con el mundo de las ideas y uno de los que intervenía en dicho Foro reclamaba juicio crítico cuando un tercero define criterios sobre temas profundos, cuando alguien pretende decirnos qué ideas son verdad y cuáles no. Aplaudo esa postura, juicio crítico, cuidado, no credulidad, precaución. Porque puede que nos digan algo cierto o puede que nos estén dando gato por liebre.
Ese juicio crítico que reclamaba aquel comunicante se opone a la evasión, «yo de esto no entiendo«, «no soy un experto«. Todos tenemos ideas, todo aceptamos algo como válido para nosotros.
Unos dan por seguro que la Divinidad no existe y que tampoco hay nada tras esta vida. Dan algo como válido para ellos.
Otros creen en Jesucristo resucitado, Salvador nuestro e Hijo de Dios. Eso es válido para ellos.
Otros, como el que suscribe, damos como objetivo de esta vida la Evolución, la Senda hacia la Plenitud como seres humanos, con la existencia de Hermanos Mayores, que recorrieron ya la Senda y nos dijeron cómo se hace, y una Divinidad extendida y no personal, que se manifiesta conforme se la da permiso, no separada de los humanos. Es otra opción.
Las tres opciones son excluyentes, no puede uno apuntarse a dos de ellas. O una o la otra. Cada cual se apunta a una u otra en virtud de sus circunstancias personales. Por eso, todas ellas, y más que habrá, deben poder exponerse en igualdad de oportunidades al personal, cuando éste es joven y se está formando. Sin embudos, sin presiones, sin preferencias, con libertad.
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Esto viene a colación en relación a la serie de declaraciones que está habiendo últimamente por parte de nuestros líderes religiosos, quienes parece que se acomodan mal a todo lo no sea el monopolio formativo de la tierna juventud. Espero que nuestros líderes políticos mantengan la igualdad de oportunidades y no condenen a nuestra juventud a crecer en la higuera, como hicimos sus mayores.
Claro que aún falta mucho para una igualdad efectiva. La situación que estamos teniendo es algo así como «o yo o el vacío«. Y la última generación de adultos ha crecido tal vez en esa tierra de nadie de «ahí te las compongas«. Es evidente que tal ausencia de prejuicios es mucho mejor que el ambiente de la generación anterior, «creo en Dios Padre Todopoderoso … y en Jesucristo su Único Hijo nuestro Señor«. Es un paso hacia la Verdad. Dar la espalda a lo falso es ya acercarse a lo verdadero, aunque sea recorrer sólo la mitad del camino.
Como sociedad adulta que vamos siendo, ya encontraremos la manera de dar el paso siguiente. Lo que hace falta es que no demos pasos hacia atrás. Y en este momento la clave la tienen nuestros gobernantes, que deben resistir heroicamente la asechanzas del enemigo, del enemigo de la Verdad.
Sólo me queda decir Amén, que significa así sea, en latín.
Mañana volveremos a tener juntas la Verdad y la manipulación, a Eusebio y a Osio. De modo que, volviendo al inicio, juicio crítico, amigo lector, juicio crítico. También, y sobre todo, con lo que se expone en este blog, lugar peligroso donde los haya.
Hasta mañana.
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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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