Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

fcondetorrens@hotmail.com

La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85

La emancipación de la mujer  Mundo helenístico 85 tuvo su origen en el papel jugado por varias esposas de monarcas, que demostraron tener los mismos atributos que sus augustos esposos, literalmente hablando.

.

© Copyrigth Fernando Conde Torrens el viernes 9-3-2.012

.

        Habíamos visto en el tema de la educación que en el mundo helenístico ciertos niños y los niñas recibían educación, subvencionada por el Estado o no. Esto alcanzaba a los hijos e hijas de familias con desahogo económico que vivieran en una ciudad de cierta relevancia, donde podía haber un Gimnasio o escuela pública. La clase media en la Antigüedad era casi inexistente, pues los comerciantes que hacían dinero se enriquecían y pasaban a la clase alta a la siguiente generación. Con la proliferación de esclavos consecuencias de guerras victoriosas, sólo los grandes terratenientes estaban en condiciones de sacar producto a sus tierras, aunque eso ya lo veremos con más detalle. Sirva la mención para dejar claro que en modo alguno se llegó a la escolarización obligatoria, sino a la apertura de oportunidades para los que tuvieran la bolsa bien repleta.

        A ello no fue ajeno la participación de unas pocas mujeres en la vida pública de la nación, o Imperio. Hay que comprender que el hecho de que nuestros ejércitos triunfaran en el campo de batalla afectaba de manera vital  a nuestro statu quo, al mantenimiento de nuestra posición en la sociedad. Y fuera quien fuera el guía de ese ejército, o el monarca que lo eligiera, a él se lo debíamos todo, nuestro hogar, nuestra familia y nuestra posición en la sociedad. De lo contrario, podríamos terminar como esclavos del Imperio vecino. Ésta era la dureza de la existencia en la Antigüedad, que a cada guerra nos lo podíamos jugar todo. No siempre a una guerra perdida la sucedía una invasión total, pero podía darse el caso.

        Y hubo en el período helenístico varias mujeres, esposas de monarcas, que jugaron una papel muy importante en el mantenimiento del Imperio, lo que, sin duda, enalteció el papel de la mujer y le abrió posibilidades. Aún no hemos analizado el Egipto de los Ptolomeos, pero también allí hubo mujeres excepcionales. Si de Macedonia fueron oriundos Filipo II, su hijo Alejandro, los Diádocos, o generales de Alejandro, así como los hijos de éstos, los llamados Epígonos, los nacidos después, y todo ello en tres generaciones sucesivas, las mujeres de muchos de ellos fueron su contrapartida en el mundo femenino. Estas mujeres jugaron un gran papel en los asuntos de Estado, recibieron embajadores, obtuvieron concesiones por parte de sus esposos con los que contentar a reinos vecinos, construyeron Templos, fundaron ciudades, contrataron mercenarios, incluso mandaron ejércitos, construyeron fortalezas y en ocasiones actuaron como regentes o con similar autoridad a las de sus reales esposos. Este protagonismo en primera línea del Imperio, les dio prestigio y poder.

        Tal fue el caso de Arsínoe II Filadelfo, hermana y esposa de Ptolomeo II, un Epígono. Era hermosa, hábil, imperiosa y su influencia sobre los hombres que estuvieron bajo su autoridad fue enorme. Todas estas mujeres tenían, claro está, los deseos de sus esposos como guía de su comportamiento. Y los poetas de su tiempo les cantaron sus alabanzas, aunque no podemos ser ingenuos y debemos sospechar si estas alabanzas no estaban encargadas por los propios monarcas, pues el sentido de la propaganda oficial ya estaba funcionando desde tiempo inmemorial. Así, el poeta  Poseidipo de Pella dedicó poemas elogiosos a Arsínoe Filadelfo.

 

Estatua de Arsínoe, hermana y esposa de Ptolomeo II. Museo Grecorromano de Alejandría

La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85

(Fuente: HISTORIA DE LA HUMANIDAD. Tomo 9. GRECIA HELENÍSTICA. Rebece Rubio et alia. Arlanza Ediciones, 2.000)

.

        En la generación siguiente y en Egipto, destacó Berenice de Cirene, esposa del siguiente Faraón, Ptolomeo III Evergetes. Calímaco de Cirene (310240 AEC.), director de la Biblioteca de Alejandría, a las órdenes de Ptolomeo III Evergetes, compuso hacia el 244 un poema famoso, La cabellera de Berenice, en honor de ésta, esposa de Ptolomeo III.

        Según se nos ha conservado en parte del poema, Berenice había hecho un voto de cortarse el cabello y ofrecérsela a los dioses si su esposo regresaba victorioso de una guerra contra el vecino Imperio Seleúcida. Así sucedió, según se difundió, por el sacrificio de la reina, y ésta cumplió su voto. Pero la cabellera desapareció del Templo donde había sido depositada. No faltó un astrónomo, que trabajaba para Ptolomeo II, que descubrió una nueva constelación a la que llamó «la cabellera de Berenice«, afirmando que los dioses habían acogido con agrado la ofrenda de la reina y habían colocado su cabellera en los cielos. Este episodio muestra el trabajo de propaganda que los monarcas hacían y el gusto por lo mágico del pueblo llano, en el que estas historia calaban profundamente y le hacían creer que eran los protegidos de los dioses, a las órdenes del Faraón, hijo divino en la Tierra. Y todos contentos.

        En otras latitudes, siempre dentro del universo helenístico, destacaron Estratónice, de la que ya hemos hablado aquí, esposa de Antíoco I Sóter. Donó bienes al Santuario de Delos, centro religiosos de la Hélade. Entre los Atálidas, reyes de Pérgamo, sobresalió Apolonia de Cízico, modelo de madre, que supo mantener un ambiente de unión y lealtad entre sus hijos, dos de los cuales se dedicaron a al política, y no así el tercero. Se la comparó posteriormente con la madre de los Gracos, famosa matrona romana de hacia el año 125 AEC. cuyos dos hijos murieron asesinados luchando por la mejora de las condiciones de la plebe romana.

        Sin olvidarnos de Cleopatra Zea, hija de un Faraón, acostumbrada al mando desde niña, y sucesiva esposa de tres monarcas, según vimos, que mantuvo el Imperio Seleúcida contra viento y marea, entre ellos un general, acuñó moneda, gobernó años en solitarios, corregentó el Imperio con su primogénito, al que envenenó, porque le estorbaba, para ser envenenada por el segundo, que fue más rápido.

.

Retrato de difunta, Cementerio de Al Fayum, Egipto, época helenística

La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85

(Fuente: HISTORIA DE LA HUMANIDAD. Tomo 9. GRECIA HELENÍSTICA. Rebece Rubio et alia. Arlanza Ediciones, 2.000.)

.

Enlace con el próximo día: La emancipación de la mujer 2. Mundo helenístico 86.

.

……….  Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

.

La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85  La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85  La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85

La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85  La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85  La emancipación de la mujer Mundo helenístico 85

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.