Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Tertulia con Destino 2

Tertulia con Destino 2

De alucinaciones, apariciones, imaginaciones y mociones

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     Amigo Destino,

………. ……………….. tu mensaje me hizo ver, en cuanto lo leí, que me daba la oportunidad de enfocar una asunto que ha estado desdibujado todo el tiempo que llevamos en antena y que era hora de que se hablara de él de manera específica.

………. Voy a definir cuatro estados de la mente humana, caracterizado cada uno de ellos por ciertas manifestaciones que acompañan al estado. Dado que carezco de conocimientos médicos y psiquiátricos, emplearé el lenguaje del hombre y de la mujer de la calle, como se dice ahora.

………. Mantengo que hay cuatro niveles de cercanía, o alejamiento, a lo que no dudo en calificar como la situación óptima del individuo, de ambos sexos éste. El orden en que he colocado los sustantivos del título es de menos a más, de lejanía a cercanía.

………. Tú describes mucho mejor de lo que lo haría yo un caso de alucinaciones, producto de una enfermedad, de una carencia del organismo. Carencia que produce un mal funcionamiento del cerebro, de la mente, en definitiva. La persona sujeta a ese estado cree que es realidad lo que su mente fabrica. Todos los que le rodean conocen, antes o después, lo que sucede y saben positivamente que las alucinaciones son eso, alucinaciones. El sujeto de ellas, cuando se cura, cuando restablece el normal funcionamiento de su ser, llegará sin dificultades a la toma de conciencia de que el trance por el que pasó fue una anomalía, una ficción objetiva, aunque, cuando sucedía, fuera algo completamente real para su persona.

………. No todos hemos pasado por una enfermedad larga con alucinaciones, pero creo que todos hemos tenido alguna vez fiebre alta y hemos conocido una especie de pesadilla, una fijación subjetiva, alguna pequeña alucinación. Y que, cuando estábamos en tal estado, dábamos a la pesadilla todo el valor de la realidad. La característica que destacaré de estas experiencias es que, cuando terminan, no tenemos ningún problema en calificarlas como lo que son, estados alterados de la conciencia.

………. Posiblemente no hemos hecho nada de manera consciente para ir a ellas, sin embargo lo hemos hecho de manera no consciente. Tal vez la sacudida sea la reacción del cuerpo a algún mal trato que le hemos ido dando, sin apercibirnos de ello. O tal vez hemos rozado uno de nuestros puntos débiles congénitos y ahora ya lo sabemos.

………. Hay otro tipo de alucinaciones, en las que, quienes las tienen, hacen algo de manera consciente para entrar en ellas, las que provienen de la ingestión de substancias alucinógenas (que generan, genos = origen, alucinaciones). El tema está tan de actualidad que sobran los comentarios. De nuevo, quienes se meten en ese mundo saben que lo que perciben es algo irreal, aunque en este caso sea querido por lo grato.

………. Diría que las alucinaciones son perfectamente diferenciadas de la vida real, bien sea a priori o a posteriori. A priori, por quien entra en ellas de forma voluntaria – drogas – y a posteriori, por quien lo hace de manera involuntaria – enfermedad. Nadie se engaña de modo permanente con las alucinaciones, salvo en el período de tiempo en que es víctima de ellas.

……….  Tengo para mí que las apariciones son lo mismo que el caso anterior, con un escalón más bajo en cuanto a virulencia. La persona que las tiene hace algo, de manera involuntaria, para ser protagonista de tal hecho. Esto, la primera vez. Es posible que la propia experiencia, por lo insólita y singular, haga apetecible la reproducción de las circunstancias iniciales y se produzca la repetición.

……….  A diferencia de la alucinación, la persona que las experimenta no cae en la cuenta de que ha sufrido un estado alterado de conciencia y une la vida real a su experiencia alucinatoria. Quienes le rodean es posible que se dividan en quienes dan por real la experiencia del sujeto y quienes lo califican como alucinación. Pero eso importa poco en este momento, lo importante es la postura del protagonista, ya que de nosotros hablamos.

………. Mantengo que hay una intensa familiaridad entre las alucinaciones y las apariciones y confío que si quien estas líneas lee ha disfrutado de una de las dos experiencias citadas, haya diagnosticado de manera juiciosa la pertenencia de la experiencia al mundo de la ficción, de lo irreal. Y si tiene dudas, suave sugerencia de no traerlas a este espacio, sino a otro más profesional y preparado, de los de pago.

………. Estamos en no sé qué aniversario de Cervantes, insigne padre de Don Quijote. He aquí, en Don Quijote, desde luego, un claro ejemplo de extravío mental, de alucinación esporádica y reiterada. Don Miguel es un perfecto ejemplo del tercer estado, de la imaginación. Una imaginación que le ha abierto un lugar destacado en nuestras Letras. Claro que Cervantes siempre aclaró que su historia del caballero andante era una novela, una obra de ficción. Pudiera decirse que la imaginación es una cualidad de la mente que fabrica ficciones de manera voluntaria. Uno sube al mundo de la imaginación cuando quiere y se apea cuando lo place. Y confiesa que subió y reconoce que lo de allí es diferente a lo que de aquí. Todos hemos hecho, con la imaginación, viajes que nunca haremos en la vida real. Tal vez ésos sean lo únicos que nuestras posibilidades nos permitan.

………. Hay quienes usan la imaginación sin confesar que están imaginando. En lenguaje familiar, mi padre les llamaba «cuentistas». Y yo he heredado esa costumbre. Hay bastante «cuentista» suelto hoy en día. Creo que siempre los ha habido, pero hoy los percibimos con nuestros propios ojos. Uno es un «cuentista» cuando practica la imaginación y finge vivir la realidad, cuando defiende que su imaginación es realidad. No es que él la confunda, las distingue perfectamente, o no sería «cuentista». Pero le conviene hacer pasar a una por la otra. En la raíz de su ficción está su propia conveniencia. Muy otra fue la postura de Cervantes, que cuando escribía ficciones, lo sabía y lo decía.

………. Cierto que puede haber quien esté engañado y preste su aquiescencia a una ficción, convencido de que comulga con la más sagrada de las realidades. Es una variante interesante y no poco frecuente y dejo al lector hacer el catálogo de los tales.

………. Hasta aquí cada vocablo empleado, alucinaciones, apariciones e imaginaciones, tenían un sentido totalmente claro. ¿A qué llamo mociones? He dudado si llamarlo así o bien inspiraciones. Tanto da. Por precaución, he mirado en mi diccionario para estar seguro y veo que en los dos casos la intromisión ha sido del mismo cariz, pero eso era inevitable.

………. Este blog tendría mucho menos sentido si estuviera soltero y solo en la vida. Este blog, como algún lector ya ha captado, es una negación, una puerta que se cierra. Tendría poco sentido, se quedaría cojo, si no hubiera una afirmación, anterior y más importante. Esta afirmación se basa en algo natural, humano, muy nuestro, poco conocido, no obstante: En las mociones, o inspiraciones. Pero eso lo tenemos que dejar para mañana. Hoy ya hemos trabajado en demasía, siendo, como es, domingo.

……….

……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

 

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