Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Tertulia con lector decepcionado

«Tertulia con lector decepcionado» procede de una comunicación recibida, una comunicación que se escribió con dolor.

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Comunicación de lector decepcionado

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        D. Fernando:

                            Perdón que se ha pasado un poco la fecha del debate. He estado un poco ocupado y no he podido escribirle antes. En fin, no se cómo empezar, aunque el motivo de esta carta en realidad es corto y sencillo: He dejado de confiar en sus métodos.

        La raíz de esta desconfianza está en su respuesta a la carta de otro de sus lectores. Hasta me ha dado la impresión de que nos toma por tontos.

        Vamos a ver. Si en los escritos griegos que Ud. analizó en primer lugar, modificados por el caballero de marras, según Ud. hay un 50 % de probabilidades de que aparezcan firmas al azar, pero después de quitar las frases en azul de Osio, esta probabilidad es cercana al 100%, una de dos D. Fernando:

                – o bien Ud. en lugar de empezar por el método primero empieza por el método de las firmas (recordemos, actualmente en entredicho) y arregla los otros dos métodos para que le cuadren con las firmas, en cuyo caso la probabilidad de encontrar firmas es efectivamente del 100%

                – o bien, aplica sus dos primeros métodos y posteriormente el de las firmas, en cuyo caso la probabilidad de encontrar firmas en el texto resultante, después de aplicar los dos primeros métodos seguiría siendo del 50%. (Pero recordemos que en su caso en concreto es efectivamente del 100%)

        Si es el segundo caso, no entiendo como resulta que Ud. encuentra firmas en el 100%.

        Pero, si es el primer caso, entonces resulta que el método de las firmas es la piedra angular de su edificio que en este momento está resquebrajada, y lo que es peor, nos ha hecho creer lo contrario, o sea, que el método de las firmas confirmaba la validez de los otros dos métodos.

        En fin, que fuere como fuere me duele decirle que he dejado de confiar en sus métodos. Y me da pena, la verdad. Con lo bonito que era. Por lo demás su blog me sigue pareciendo interesante y no me pierdo ni uno de sus artículos.

        Un cordial saludo

                Lector decepcionado

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Tertulia con lector decepcionado

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………. Mi estimado amigo decepcionado,

                                                                       no le reprocho su falta de confianza. Y me duelo con su pena. Como su mensaje contiene temas que me afectan, ya que elucubran con mi intención, creo que será bueno pararse en ello un ratillo.

        A su primera afirmación «he dejado de confiar en sus métodos» no tengo nada que objetar. Esa es un decisión suya y la acepto, como es lógico. Ignoro el tiempo que lleva entrando en el blog. He sabido de Vd. hace no mucho y comprendo que leer artículos atrasados, con la cantidad de ellos que hay ya en el blog puede ser difícil e incluso un poco liado. Otra cosas es ir siguiendo el tema al día, lo que no precisa esfuerzos mayores de concentración. De modo que, sea por lo que sea, he perdido credibilidad. Aceptado. Sigamos con su argumento.

        Sigue con otra sensación que ahí sí que quiero entrar, porque no acierta. Dice «hasta me ha dado la impresión de que nos toma por tontos.» En modo alguno, amigo decepcionado, eso nunca. Si esa sensación tiene, es porque no me conoce, a pesar de lo que haya leído de todo lo que he escrito. Y he escrito mucho, en este Blog y en la Web que sirve de nido a este blog.

        Voy a seguir respondiendo puntualmente a sus argumentos y luego le daré mi respuesta.

        Comenta «según Ud. hay un 50% de probabilidades de que aparezcan firmas al azar«. No sólo según mantengo, se dieron datos de que en cualquier texto en griego al que se aplique un programa informático que buscara firmas de Simón, encontraba firmas en el 50% de bloques de 5 líneas que es preciso formar para que en cada una halla una letra de la firma. Y cuando en un bloque no existe firma, si se quita la primera línea y el bloque se «corre» hacia abajo una frase, la probabilidad de que tampoco haya firma será del 25%, de que la haya el 75%. Y si tampoco la hay y eliminamos la primera línea y nueva intentona, la probabilidad de que siga sin aparecer una firma en esta tercer intento es ya del 12´5% y de que la haya esta vez es del 87´5%. Y así sucesivamente.

        Plantea una alternativa sobre cuál ha sido mi forma de actuar: La opción primera que indica es que he empezado por el método de las firmas y luego «arreglé los otros dos métodos para que me cuadren las firmas.» Con ello se explica que las firmas aparezcan una tras otra, al 100%, ya que los otros dos métodos se ocupan en ese cuadre, ellos son los que ayudan a que se formen las firma en los textos obtenidos por esos dos métodos. Esta es la opción primera, así la he entendido. Equivaldría a decir que he hecho trampa, con palabras directas.

        La segunda opción que ve posible es que aplico los dos primeros métodos con honradez, digamos. Y si fuera así, dice, «la probabilidad de encontrar firmas en el texto resultante, después de aplicar los dos primeros métodos, seguiría siendo del 50%.» Siendo las cosas de esta manera, sigue «no entiendo cómo resulta que Ud. encuentra firmas en el 100%. «

        Trataré de explicarlo. Que primero saqué el método primero lo prueba el libro editado en Septiembre 2.002. Allá aplicaba el método primero, el filológico. Así empezó el análisis que llevé a cabo. Claro que es muy dueño de dar todo por falso y opinar que bien pudo ser una especie de comedia global. Eso no cambia los hechos, las cosas fueron como fueron.

        Luego apareció el método del algoritmo, el segundo. Estos dos métodos no sacaban pruebas indiscutibles. Obtenían indicios razonables de que la redacción de los Evangelios era muy rara. Sólo eso. Que había dos manos en todos ellos. Y en todos los textos cristianos primitivos. Y que tal vez todos los textos cristianos primitivos, de los siglos II y III, fueran de la misma mano.

        Eso sigue en pie, el caballero y su reordenación del NT en nada afecta a esto. Cuando uno ha estado varios años estudiando un tema y comprobando textos, es muy difícil, por no decir imposible, transmitir por escrito la totalidad de sus indicios, de las coincidencias encontradas, etc. Sería pesadísimo, como laborioso y lento fue ese análisis.

        Toda la clave reside en dos cosas que convendría llegar a saber.

                Primera: Si el NT es de sus autores oficiales o es todo de una misma persona.

                Segunda: Si ese autor, si fue uno, colocó o no colocó firmas delatoras.

        Desde luego, si fueron los autores oficiales, la segunda opción se vuelve absurda, es claro que no habría firmas.

        Los dos métodos primeros, mi decepcionado amigo, tocan el primer aspecto, sólo el primero. Y siguen siendo válidos en sus conclusiones: Hay indicios razonables de que algo impresentable sucede en el NT. Algo inconfesable, indefendible. Todo ello por parte del círculo que lo apadrina, que lo defiende.

        El asunto que estamos queriendo dilucidar es complicado, han tenido esos textos muchos defensores, personajes poderosos, los más poderosos de muchos siglos. Han tenido una sociedad inculta a su alrededor, analfabeta, ignorante. Estamos en inferioridad de condiciones como para pedir ahora que a la primera, ¡zas! el gato al agua. Pide demasiado, mi decepcionado amigo. Pero está en su derecho. Ya llegaremos al final de su escrito.

        Sobre su perplejidad de que los textos hallados, o entresacados, con los dos métodos primeros den firmas al 100%. ¡Es lo que se puede esperar! Si hay un autor que escribe él solo todo, puede hacer lo que quiera con el texto. Puede hacer un texto inicial, ponerle firmas y recubrirlo con otra capa posterior. Y si me pregunta ¿y para qué iba a hacer eso? Le responderé que ¿y por qué iba un Emperador a inventarse e imponer una religión castradora? Y la mima seguridad que ponga en su respuesta, pondré yo en la que le daré entonces. Si el autor único hizo eso, si lo hizo, eso lo detectaría algo que lograra sacar esa capa de texto. Si algo lo hace, aparecerán las firmas que él puso. Si algo lo hace.

        No estamos en el caso primero, estamos en el que define como caso segundo. Tan acusadores son los métodos primero y segundo como el tercero. El tercero, que intenta aclarar si hubo o no hubo firmas, es más espectacular. Y más delator. Está incompleto, está derrumbado en parte. Habrá que volver a analizar todos los textos en su versión original, ya lo veo. Pero creo poder decir que el hecho de que el caballero alterase la estructura de los textos primeros es menos importante, grave y delator que el hecho de que hayan brotado signos de puntuación a cientos en unos textos que no los tenían y que sus defensores afirman que no los tenían en absoluto. Lo cual es un absurdo, porque no hay más que tomar una edición del NT en griego.

        Lo que le puedo asegurar es que no publicaré nada sin tener esta vez todas las bazas en la mano. Y si no las consigo, lo reconoceré. Y en tal caso me tendré que quedar con los resultados de los dos métodos primeros, con los indicios razonables, sin pruebas. Pero sepa que los métodos son independientes, que sus resultados están a distinto nivel, que no han sido preparados para apuntalar nada, si lee con detenimiento el primero, el método filológico, y el segundo, el método del algoritmo, verá que, definidas las reglas, y las del segundo son sencillas, el método se desarrolla solo y nadie puede predecir el resultado. La idea de que fueran construidos para apuntalar otra cosa no tiene una base real, espero que lo pueda ver.

        Afirma en su final que «le duele decirme«. Eso está bien. Que «le da pena» y que «era bonito«. Eso está bien. A ver si le digo mi sentir con mis palabras. Las firmas, de haberlas – y no quiere esta expresión decir que dude sobre si estarán o no estarán ahí – serían una prueba imposible de negar. No cabe defender que fueron los Evangelistas, inspirados por Dios, los autores si una cadena de firmas seguidas recorre uno solo de los Evangelios y pone «Simón». Sería una aproximación a la realidad posiblemente definitiva.

        Bien, la pregunta ahora es ¿está descartado definitivamente que las haya? Pienso que no está descartado. Trabajando con la versión arreglada por «el caballero» sólo pude hallar firmas de Simón entrecortadas por cuñas azules. Eso es el 50% del azar, amigo mío. Cuando una línea dada no tenía la letra en el lugar debido, si se saltaba … Ahora conviene saber si yo encontré la cadena de firmas así engañado o engañando.

        Hay algo que es evidente, yo desconocía la actuación del caballero. Y me han dado un buen revés por mi ignorancia. Es decir, que estaba engañado es evidente, 100% seguro. Si aparecieran firmas seguidas de Simón, puestas por su autor, entonces será evidente que no engañé, ahí están. Habría fallado en la forma, en la primera intentona, pero no en el fondo. Si no aparecen, en tal caso podrá quedar la duda a algunos, muchos o pocos, no lo sé. Pero a mí y a unos cuantos no nos quedará esa duda.

        De manera que aún no se conoce el final de la película. Hay que esperar, amigo decepcionado. Hay que esperar. Yo también. Nadie más que yo desea que la espera sea corta.

        Un cordial saludo y a ver cuándo se entera de algo nuevo por este blog.

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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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