Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Los guías de los guías

Los guías de los guías son la casta que manda en la organización eclesial. No son conocidos por los fieles; son los entendidos, los estudiosos, los eruditos.

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© Copyright  Fernando Conde Torrens, el 12-7-2.005

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         Hace mucho tiempo, en Julio de 2.005, dejamos colgado este artículo en el blog. Pasaron los años y en Junio de 2.012 un simpático informático nos metió 1.400 Troyanos, uno en cada artículo colgado. Este artículo recibió el suyo y hubo que borrarlo. Por no sé qué extraña razón, en la copia de reserva no apareció el original. De ahí que vamos a intentar rehacerlo. Cualquier lector que esto lea está invitado a enviar el artículo original – si, por un milagro, obrara en su poder – que sustituirá a lo que hoy volvemos a escribir. Espero se me disculpe si el original y lo de hoy difieren: Han pasado siete años.

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        Dado que toda Organización es un organismo vivo – por ejemplo, las Naciones Unidas – me he dedicado a averiguar cómo es la Organización eclesial por dentro. He invertido varios años en esta búsqueda, que me pasó casi desapercibida, y un día que le expuse mis ideas a uno de los estamentos que aquí se nombran, me comentó que el diagnóstico era bastante bueno. Animado por esta confianza, veamos cómo pudiera ser la Organización eclesial por dentro.

        La versión oficial dice que en la mera base están todos los cristianos. Y cuando decimos aquí «todos los cristianos», se quiere decir los laicos, los no consagrados. Esto es una afirmación puramente política, ya que los laicos en la Organización no pintan nada. De modo que, puestos a llamar a las cosas por su nombre, diremos que el primer escalón lo forman los sacerdotes. Serán el 85 % o el 90 % de los miembros de teórico pleno derecho, pero tampoco cuentan para nada. Su misión es adoctrinar y mantener quietos y conformes al escalón al que tutelan, a los fieles laicos. La formación doctrinal de los sacerdotes es muy ligera, apenas suficiente para bandearse con personas de muy buena fe, que dan crédito a lo que de ellos oyen porque son ellos. Cuentan sus dotes personales para decidir hasta qué escalón lograrán alzarse en su carrera profesional.

        Los sacerdotes con «ciertas» – pero tampoco demasiadas – dotes personales, llegan, cuando ya son maduros, al cargo de párroco. La formación sigue siendo la que tenían cuando eran sacerdotes, es decir, apenas suficiente para … etc. Si uno va a preguntar algo que se le ha ocurrido a él solito a un párroco, es muy fácil que eso esté por encima del nivel de incompetencia doctrinal del párroco en cuestión. Éste se hará el modesto y lo pondrá en contacto con un «guía de guías«. Y ahí es donde debíamos llegar. Un «guía de guías» sí que es un interlocutor válido para un inquieto, el cristiano que piensa por su cuenta. Estos hombres sí que saben defender su corral. 

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Los guías de los guías

Papiro P66, Colección Bodmer. Inicio del Evangelio de Juan

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        Porque los sacerdotes que descuellan, los que tienen no sólo una ciertas dotes personales, sino los verdaderamente listos, los avispados, los brillantes, a ésos los captan para «guías de los guías». ¿Y quién los capta? Un «guía de guías» que está ojo avizor para reclutar a los futuros sustitutos. Un sacerdote de base no hace Doctorados. Los «guías de los guías» se doctoran en una o varias carreras eclesiales o profanas. Un «guía de los guías» viaja a Roma, incluso varias veces, se forma parcialmente allí, se relaciona, tiene mundo, cosa que no tienen los sacerdotes de a pie. Lo sacerdotes tratan con los laicos. Los «guías de los guías» sólo tratan entre ellos y con las jerarquías sacerdotales. Se dedican a los trabajos intelectuales, no al pastoreo.

        De entre los párrocos más lúcidos alguien elige a los Obispos y a los Cardenales. Ascender a uno de estos puestos puede parecer que es el summum de la carrera eclesiástica. Pero tampoco es así. Obispos, Arzobispos y Cardenales están por encima, pero en la línea de sacerdotes, párrocos, Obispos, Arzobispos y Cardenales. Es decir, en la línea de los poseedores de «ciertas» dotes naturales. Porque si tuviera algunas más, bastantes más, hubiera llegado a ser «guías de los guías».

        Por eso, los que mandan son los Guías de los Guías y los Superiores de los Guías de los Guías. ¿Quiénes son los Guías de los Guías, escrito con mayúsculas? Son los «guías de los guías» que han logrado ir a trabajar a Roma como puesto fijo. Son la crème de la crème de su género. Los mejores de entre ellos entran a formar parte del Supremo Tribunal. Y éste sí que es el non plus ultra de la carrera sacerdotal. Es difícil poder saltar de allí a algún puesto que suponga realmente una promoción.

        ¿Y qué se hace en ese Supremo Tribunal? Se lleva el timón de la inmensa Organización eclesial. Lo revisan todo, lo deciden todo, lo modifican todo. Por ejemplo, la decisión de que la mitad de las Epístolas que desde tiempos de Constantino se ha dicho y escrito que eran de Pablo, desde hace 50 años ya no son de Pablo. No es que sean exactamente falsificaciones, pero no son de Pablo. Eso lo deciden en el Tribunal en cuestión. Lo que se acepta que es interpolado o no es interpolado, lo mismo, decidido en el Supremo Tribunal. El auténtico timón.

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Enlace al próximo día.

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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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