El Altar de Zeus y Alemania Mundo helenístico 41
© Copyright Fernando Conde Torrens
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Continuando con la descripción del Altar de Zeus, encontrado en Pérgamo y trasladado legalmente a Berlín, nos quedan detalles de cómo fue el descubrimiento. Y aquí hay que hacer referencia al interés por el pasado y al nivel cultural que ello requiere y supone. Estas reflexiones en modo alguno son una crítica, créaseme. Son una invitación a todos los pueblos a interesarse por su pasado y a asumirlo con orgullo, sin vergüenza (separado).
Y su pasado es lo que sucedió en su tierra en la Antigüedad. Porque, defendemos aquí, todos debemos aceptar nuestro pasado, sin renegar de él. A nosotros nos tocó ser poblados por iberos y celtas, que de algún sitio vinieron. Sean, pues bienvenidos. De su fusión (como nos enseñaron en la escuela) por vía carnal (el cómo no nos lo enseñaron), que no hay otra, surgieron los celtíberos, que se suman a nuestro pasado y que son también bienvenidos.
¿Se acaba aquí nuestra Historia? ¡Qué va …! Luego los fenicios colonizaron y fundaron algún poblado en nuestra costa mediterránea. Y los griegos. Más tarde, lo Cartagineses conquistaron el Sureste de la actual España e hicieron de Carthago Nova su capital peninsular. Pues bienvenidos, ¿qué le vamos a hacer, hoy en día? Y a los Cartagineses los echaron los Romanos y nos convertimos en un rosario de provincias romanas. Durante 500 años fuimos parte de la República Romana y del Imperio Romano y ello añadió cualidades a las que ya teníamos heredadas de celtas, iberos, celtíberos, fenicios, griegos y cartagineses.
Luego, rudos jinetes teutones dieron a los romanos caña y conquistaron la península. Y se instalaron aquí. Y de allí nació la monarquía visigoda, con capital en Toledo. Y tras 300 años de no muy estable monarquía visigoda, con una puntual intervención del Imperio Bizantino en el Sureste de España, llegaron los moros y de nuevo tomaron posesión de casi toda la Península. Les costó 800 años a los pequeños reductos norteños de población visigoda reconquistar la península y se terminó tal obra en 1.492. Los reyes que la terminaron no se llamaban ya visigodos, sino que se llamaban Castilla y Aragón, de cuya unión y con el tiempo saldría la moderna nación que se llama España, que – triste es decirlo – se dedicó a conquistar también por las Américas su futuro y transitorio Imperio. Transitorio, como todos.
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Acueducto de la Antigüedad
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No soy un forofo españolista, pero constato que hoy en este país se tiene respeto y se procura poner en valor TODOS LOS RESTOS de tantas culturas y pueblos como nos han hollado. Sin discriminar si sus conquistas las hicieron por vía pacífica del intercambio de metales hispanos por cuentas de «culo de vaso» fenicios o griegos, o por vía guerrera, a sangre y fuego, como los cartagineses, romanos, visigodos o árabes. Sin valorar ni relegar a ninguno de ellos, sin hacer distingos si los antiguos tenían nuestra religión y lenguaje, o eran de otra religión y lengua. Sin guardar rencor a unos y reconocimiento a otros.
En las diversas ciudades españolas se pueden ver restos iberos, romanos, visigodos, árabes; acueductos y teatros romanos, murallas cartaginesas, alcazabas moras y castillos castellanos, que los municipios procuran reconstruir para atraer turistas y potenciar la memoria histórica. Esto, defendemos aquí, es lo debido, lo obligado, lo correcto. Asumir TODA nuestra Historia, que es realidad imborrable, origen de nuestra manera de ser.
Ojalá algún día esto se haga en todo el mundo. Será una buena señal.
Todo este razonamiento venía a cuento de lo que sucedió con el descubrimiento del Altar de Zeus en Pérgamo. Porque el hecho es que una expedición arqueológica alemana hizo un contrato con el gobierno turco – ya que Pérgamo estaba en sus tierras – para excavar en la acrópolis de Pérgamo y sacar a la luz restos de lo que había habido en aquel lugar. Leyendo textos varios he sabido que el acuerdo era que, como pago del trabajo realizado, un tercio de los hallazgos partieran rumbo a Berlín y dos tercios quedaran en posesión del dueño del lugar, el Imperio Turco.
Cuando se terminaron las excavaciones, descubierto ya el Altar de Zeus – que como el lector sabe, se metió dentro de la muralla para hacer bulto – los alemanes propusieron a las autoridades del lugar que, a cambio de una importante suma, ellos pudieran reconstruir la totalidad del Altar de Zeus en Berlín. Que sería una pena que tal obra de arte estuviera partida en dos lugares tan distantes como Berlín y Damasco. El caso es que los turcos aceptaron la suma y todo el Altar de Zeus y algunas otras piezas, que se ven en los vídeo propuestos, partieron para Berlín, donde se reconstruyeron y allí siguen, más cerca de nosotros. Da la impresión de que a los alemanes el Reino de Pérgamo les interesaba y que a las autoridades turcas, ni un pimiento.
Así es la vida. Hoy vamos a ser breves, pero lo que quedaba por decir, aún no está dicho.
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Enlace con el próximo día: Asumir la Historia y el mundo helenístico 42.
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………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://www.sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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