Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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España en crisis de autoridad

España en crisis de autoridad

© Copyright  Fernando Conde Torrens, el 10-9-2.012

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        Desde hace muuu…..chos años, desde poco después de pasada la Transición, venimos percibiendo que la autoridad en este país brilla por su ausencia. Fue algo paulatino y muy anterior a la crisis, fue en los años buenos, en las décadas buenas. Íbamos mejorando en numerosos aspectos, pero la falta de autoridad era cada vez más evidente en la vida pública, en la vida cotidiana, ciudadana. Daba la impresión de que quienes ascendían a puestos de dirección, a puestos de mando, bien remunerados, puestos de autoridad, querían ocupar el puesto, pero no ejercer la autoridad. Parecía como que además de tener un puesto de relumbrón, querían ser simpáticos al personal y dejaban hacer, dejaban pasar …

        El tema no era de preocupar, parecía no afectarnos demasiado y de ciento a viento uno empezaba a reflexionar sobre ello y le entraba la sospecha de si era la Democracia. Como los partidos y los municipios se sometían cada cuatro años al voto del ciudadano, querían caer simpáticos al ciudadano, al votante, para captar su voto, «son tan simpáticos …«

        Y hasta se llegaba a sospechar que la Democracia traía esa secuela, la de la falta de autoridad generalizada. Han pasado los años, han pasado muchas cosas últimamente y se sabe más que hace diez años, a uno le bombardean con informes, datos y explicaciones por Internet, en la calle, el vecino.

        Hace unas semanas fui a felicitar a una joven pareja por haber aumentado la población mundial en un espécimen. Y no se me ocurrió cosa mejor que comprar un regalo para la madre y acudir a la Clínica de Maternidad donde había tenido lugar el feliz evento. Me llamó la atención lo pequeñas que eran las habitaciones, para dos madres. En la puerta de cada habitación estaba indicado de manera clara y visible: «Sólo se admiten dos visitas por paciente.»  La orden era casi superflua; cuatro personas por paciente convertían la habitación en Metro en hora punta. Observé que había unas pocas habitaciones individuales, tres o cuatro entre veinte en total. Y paseando por el pasillo central, vi que las mismas estaban ocupadas por madres árabes o negras. Nunca por una hispana. No es que me duela esa discriminación negativa a las madres aborígenes, pero me chocó … ¡Qué curioso!

        Pregunté al padre de la criatura y me explicó el motivo: A las madres de otras etnias las vienen a visitar una caterva de familiares y amigas y TODOS se meten en la habitación. Por eso les dan las habitaciones más amplias. Era hora de visita y llegaron chavales de otras etnias, hijos de las madres recientes o de familiares, e inundaron las dos salas de espera que había en el pabellón, de forma que había que irse a la calle a matar el rato. Al atardecer sacaban sus cazuelas y los chicos cenaban en la sala de espera. No es exageración, olía. Las enfermeras y auxiliares procuraban mantener un cierto orden, para que hubiera un cierto silencio y se respetase el cupo por habitación. Sin demasiado éxito.

        Los chavales jugaban, llevaban toda la tarde metidos en la sala de espera y alrededores. Uno pequeño se cayó de lo alto de una barandilla, adonde se había subido, y se hizo una brecha en la cabeza, lo que aumentó el nivel de decibelios, niño y madre unidos por el dolor. Se lo llevaron a Urgencias. El ambiente en el pabellón se calentó y llamaron a Seguridad para que impusiera un poco de orden. Me dijeron que eso pasaba todas las tardes.

        Hubo más anécdotas, pero las omito. Un miembro del personal de la Clínica, con quien trabé cierto grado de confianza, me confesó: «La culpa de todo esto la tiene la Dirección, que lo consiente todo.» Y me vino a la mente la falta de autoridad. Y las consecuencias, que los dotados de menos vergüenza campan por sus respetos. Y ligué las Direcciones de Centros Públicos, designados por quien tenga esa capacidad, y la falta de autoridad, el evitar problemas, enfrentamientos. No son personas formadas para el cargo, no son profesionales de la Salud, de la gestión, son usufructuarios de prebendas, de puestos de designación, retiros cómodos y bien remunerados. Y la consigna de quien designa parece que haya sido: «Aquí vas a estar. No me des problemas.» Y el patrocinado se queda quietecito, y no hace nada, lo consiente todo. Y así no da problemas al de arriba. Los crea para los de abajo, pero ésos no le importan: Le importa sólo el de arriba. Trabaja para él. No trabaja para el Centro, trabaja para su designador, de quien depende su butaca.

        Porque en las Empresas no se detecta esa falta de autoridad, ¡qué va! No es consustancial, como llegué a sospechar, con la Democracia. Es consecuencia, o fruto, de una deformación, de una adulteración, de una corrupción. Todos los puestos de la Administración se llenan con políticos veteranos, u obsoletos, o derrotados. Y éstos llevan a sus puestos de trabajo (?) las reglas serviles que imponen las listas cerradas y bloqueadas.

        Hace 40 años, cuando el régimen anterior, hice mía una frase leída en alguna parte.

«Una nación tiene el sistema político que se merece.»

        Era cierta entonces y es cierta, de nuevo, ahora. No sólo vivimos en crisis de autoridad. Tenemos, encima, la otra. De ella hemos de hablar algún día, cuando haga alguna otra visita inspiradora. Pero mientras, y para no limitarnos a definir el problema, cruzándonos luego de brazos, indicaremos dos vías para solucionar cualquier problema de ésos que parecen irresolubles, porque nos caen lejos y por arriba. La propuesta viene de atrás, es del año 2.004, en «Simón opera magna«.

        Si en uno está solucionar una parte del problema en el área de su responsabilidad, hágase. Y si uno es ajeno a cualquier área de actuación en favor de dicha solución, niéguese a participar en todo acto, reunión o celebración convocada por los generadores del problema. Y si uno no hace ni una cosa, ni la otra, chanta la mui, que dicen los muy castizos. Cierre la boca, traducción a nuestra castellana lengua.

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España en crisis de autoridad

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Enlace al próximo día.

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……….  Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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