Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Experiencias con pacientes Primera parte

Experiencias con pacientes Primera parte

Aportación de Astrid

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Primera Parte.   Experiencias con pacientes Primera parte
  • Yo me decidí a estudiar Medicina, un poco por mi sensibilidad ante el dolor y sufrimiento ajeno y otra parte influenciada por mi madre, quien proyectó en mí su dolor y frustración de no poder tener estudios. La Medicina para su forma de ver la vida era la más hermosa de las carreras. Y  quién mejor que yo, que estuve sola desde los 7 años con ella y mi padre, debido a que mi única hermana se había casado y se había ido a vivir a otro sitio algo lejos de mi ciudad natal en Maracaibo (Venezuela). Soy hija de los tantos españoles que fueron a Venezuela después de la post guerra. Pues bien, comienzo a estudiar la carrera de Medicina y a los 20 años comienzan mis prácticas intrahospitalarias, lo que se llamaban “las clínicas”.

 

  • El Señor Giuseppe.    Experiencias con pacientes Primera parte

……….   Comienzo por Medicina Interna y me asignan a un señor de 78 años, al que llamaban el Sr. Giuseppe, con un cáncer de pulmón en estadio muy avanzado, metástasis a muchos órganos. Eso se descubrió ya hospitalizado, porque el ingreso fue por esputo con sangre. La relación entre nosotros dos fue de suma empatía, tosía y tenía oxígeno. Yo iba todas las mañanas a ver a mi buen señor Giuseppe y él me guardaba pasteles de chocolate que le llegaban y él no se los comía.¡ Qué no contar de esos dos meses …! No lo voy a narrar aquí, pero nuestra relación parecía más de abuelo y nieta, que de pasante de Medicina y paciente.

……….  Me llamaba “Bambina”. Yo lo auscultaba y veía sus pulmones casi ya en un hilo. Él quería conversar mucho conmigo, pero le ahogaba la tos. Entonces le decía: “Ahora hablo yo y tú callado.” Y yo, que era parlanchina, le hacía sonreír. No pedía morfina y sé que tenía un fuerte dolor, pero era un italiano que llegó como constructor a Venezuela. Sus grandes manos callosas hablaban de la fortaleza de Giuseppe.

……….  Él era muy católico y yo le decía que había visto a la Virgen. Y me hacía en el oído el movimiento de los dedos que indican que estaba muy loquita. Y se sonreía. Yo sabía que hacía un esfuerzo.

……….  En las revistas médicas se discutían los casos y el especialista que llevaba su caso me dijo: “Mañana en la tarde llene todas sus planillas. Vamos a darle el alta y que muera en paz en su casa. En el Hospital ya no tenemos más nada que hacer.”

……….  Al otro día pensé en irme super temprano, para aprovechar todo lo que pudiera con él. Cuando llegué había tres enfermeras pasando tratamiento. Al verlo supe que Giuseppe se iría esa tarde. Tenía la mirada vidriosa, mucha dificultad al respirar, y respiración con estertores. Le tomé la mano y la otra se la puse en la frente. Me sonreí con él y le dije que fue un placer haberle conocido. Me daba algo de vergüenza, porque las enfermeras me miraban como un bicho raro, pero yo seguía: “Giusepe, no me voy a olvidar de ti.” Salí de allí. Era el primer paciente que se me moría. Experimenté un sentimiento de rabia, de tristeza, de cuestionarme si sería buena para estudiar Medicina. Y así mi carrera continuaba.

  • La Señora Carmen.   Experiencias con pacientes Primera parte

……….  Cáncer de vías biliares; estado terminal, con desnutrición severa. Caso asignado para estudio y tratamiento.

……….  Ella estaba sumamente frágil y con muchísimo miedo. No pude interactuar mucho con ella, porque vomitaba mucho. Pero sí le di todo mi afecto a su hijita menor de 7 años, a la cual llevaban para que la viera. Carmen me llegó a decir que no quería que su hijita se asustara. Y era cierto.

……….  Estaba muy flaca, con los dientes delanteros prominentes, y no era un rostro que le gustase a una niña. Cuando la llevaban, yo distraía a la niña con cuentos y así se le iba el tiempo a su hermana. Cuando Carmen falleció en la madrugada, yo estaba de guardia en el Hospital. Entré al cuarto y le apreté mucho el labio de arriba con el de abajo y así no se veían los dientes. Reporté en la historia “Sin signos vitales”, y me fui.

 

  • Recibo mi título de Médico y hago la especialidad de Psiquiatría. Me voy a trabajar al Hospital General “Los Magallanes”, en Caracas, Distrito Federal.

 

  • Ramón.

 

……….  Paciente homosexual con Sida.

……….  Recibo una interconsulta para evaluar desde el punto de vista psiquiátrico a un paciente, un joven de 29 años, con Sida. Estaba en aislamiento y presentaba además de sus enfermedades, llanto continuo, insomnio, irritabilidad, negación a hablar con el personal que lo atendía, como Enfermeras y Médicos.

……….  Llego al Departamento de pacientes aislados y me dice la enfermera: “Él ya está con las manchas de Kaposi.” Que son unas manchas que presentan los pacientes con SIDA en su última etapa. Había sido ingresado por diarreas continuas y llamaba poderosamente la atención que lo llevó una señora, de nombre Cristiana, que sintió compasión por este ser. Y un vecino – se intuye que lo conocía bien – se lo dijo a la Señora, para no comprometerse. Me visto con mi ropa para ver a un paciente en aislamiento y me impresioné al ver al joven. Cuando lo recuerdo me vienen sus imágenes.

……….  Lo primero que vi fue una sola sábana, que se la llevó la Señora. En aquel tiempo Venezuela no estaba mal y el Hospital daba los pañales desechables y el pijama.

……….  Ramón estaba muy delgado. Tenía aftas (heridas) en toda la boca. Había olor a miseria, a muerte y abandono. Era el paciente que nadie quería ver y encima, él sin colaborar. Sus diarreas no se controlaban. Ya no tenía vellosidades intestinales. No prosigo. Sólo para que tengáis una idea de lo que había allí. Y con manchas de Kaposi en todo su cuerpo…  

……….  Le dije. “Hola Ramón, soy la doctora Astrid. Me dijeron que viniera a hablar contigo.” En ningún momento le dije que era Psiquiatra

……….  Responde: “Yo no tengo nada de qué hablar.” Y yo le digo: “Estamos preocupados, porque no estás colaborando con tu tratamiento. Estás irritable y yo deseó cambiar esa rabia. Entiendo qué la tengas, pero ¿no crees que deberíamos hablar un poco de ella? Yo te veo con mucha dulzura (esto no era cierto). Algo te pasó en estos días aquí …” Él mutis.

……….  Sólo me dijo su nombre, edad, que no tenía familia y que era gay desde que nació. Así me lo dijo. Yo me hice su cómplice, para decirle que las personas homosexuales que yo conocía eran muy creativas, estéticas y también muy sensibles.

……….  Yo fui con Ramón la “Doctora Mentira”.  Experiencias con pacientes Primera parte

……….  Todas las mañanas iba con mi regalía de mentiras preparadas y fueron haciendo efecto. Me preguntó si yo sabía de homosexuales que fuesen queridos por los padres. Y como sabía por qué me lo preguntaba, yo exageraba y le decía: “¡¡Nooo, Ramón!! Yo he sabido de casos horribles.“ E inventaba.

……….  Fue así como me dijo que siempre fue un niño amanerado y que su padre le daba palizas, para qué se comportará como un varón. Lo llegó a sentar sobre un “budare” caliente – que es como una plancha de cobre, de unos 60 cm. de diámetro, que se usa en Venezuela para hacer arepas, panes de maíz. Ahí le colocaba sus posaderas al niño Ramón.

……….  Su niñez fue una de las más crueles que he escuchado. Yo soy llorona de nacimiento y mis lágrimas sí eran sinceras. Él también lloraba.

……….  Nos fuimos haciendo inseparables y negociamos su conducta. Yo lo iba a ver a las 11 am.  Un día que llegué a las 11 y 10 y la enfermera me dijo: “Al Ramón le va a dar algo. Ya ha preguntado a todos si Vd. había venido al Hospital.”

……….  Cuando me vio se enfadó y me dijo: “Diez minutos menos. Ya te estoy fastidiando como a los demás.” Yo le dije que estaba preocupada por esos 10 minutos. Pero era mentira. Me tardé porque me invitaron a un café y eso llevó los minutos de más.

……….  Me logró perdonar. Nuestra confianza seguía y me relató sus amoríos, sus turbios encuentros amorosos. Sufrió golpes con algunas parejas y ¡zas! llegamos a lo espiritual.

……….  Me dijo que él tenía mucho miedo de morir, porque iba a ir directo al infierno. Que él había hecho mucho daño. Que fue un mal ejemplo para sus hermanos. Y que sus padres estaban tan avergonzados de él, que su padre lo echó de casa a los 14 años y le dijo: “Ojalá te mueras ya. Nunca te vamos a perdonar.”

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Experiencias con pacientes Primera parte

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Continúa en la Segunda Parte.

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