Experiencias de Xandra
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Hola Fernando: Yo te cuento en palabras sencillas la experiencia de esas emociones fuertes que yo estoy convencida son el Corazón Superior.
O al menos ratos y momentos de estar tan bien, feliz, gozosa, y mucho más. Hasta satisfacción de no poder de tanto gozo.
Cuando me baño, el agua que cae en mi cabeza no solo me relaja, sino que me hace sensaciones fuertes en el cerebro, en los ojos, la boca, la nariz. Y muy fuerte en el medio de la frente. Por dentro me hago fortísima.
Es como que hace fuerza en mi frente, el agua dando por fuera en mi frente y por dentro una fuerza, que se contraponen.
Después, en mi habitación, sentada o acostada, otra vez esa sensación de estar en las nubes.
Es impresionante lo bien que se está.
¡Ah! otra sensación en la ducha, con el agua cayendo en medio de mi cabeza, es de estar muy alto.
En serio, de verdad, Fernando, no es ciencia ficción, es de verdad, sincera. La experiencia es plenísima, por momentos. Y de demasiada Felicidad, como jamás lo esperé, ni planeé, ni nada se dio como esta y soy feliz.
Saludos, Fernando.
Experiencias de Xandra
Fernando en este Taller se mencionó a Sócrates. Tengo una duda hace ya bastante tiempo. ¿Qué quiso decir Sócrates cuando alegadamente el dijo » Yo solo sé que no sé nada»?
Hay que situar esta frase en su contexto. De lo contrario, no significa nada. Si no sabemos de qué se hablaba en ese momento. La frase no tiene sentido sino dentro de una conversación, que ignoramos cuál fue. No es una idea de Conocimiento, ni algo para divulgar, algo de lo que conocía Sócrates. Se la cita mucho, pero aislada no significa nada. Lo siento …
Fernando, al hilo de la pregunta que Arnaldo plantea y tu respuesta; me viene a la memoria la lectura de parte de algunos de ”los sermones de Maestro Eckhart” (Sermón sobre el hombre pobre de espíritu) en el cual parece intentar dar una explicación a esa pobreza de espíritu que el hombre habría de tener. Todo ello naturalmente considerándolo en el tiempo y contexto que se daba.
M. Eckhart:
“…En segundo lugar, es pobre aquel que no sabe nada. En alguna oportunidad hemos dicho que el hombre debería vivir como si no viviera ni para sí mismo, ni para la verdad, ni para Dios. Pero ahora iremos más lejos diciendo que el hombre que tiene esta pobreza debe vivir de manera tal que ignore incluso que no vive ni para sí mismo, ni para la Verdad, ni para Dios. Debe estar de tal manera despojado de todo saber que no sepa, ni reconozca, ni sienta que Dios vive en él; más aún, debe estar despojado de todo conocimiento vivo en él. Pues cuando el hombre se encontraba en el Ser eterno de Dios, no vivía en él ninguna otra cosa; antes bien, lo que vivía era él mismo. Decimos pues, que el hombre debe estar tan despojado de su propio saber como estaba cuando no había nacido, dejando a Dios actuar según su propia Voluntad y permaneciendo libre.
Todo lo que existe viene de Dios y tiene como fin una actividad pura. Pero la actividad propia del hombre es amar y conocer. Entonces se plantea la cuestión de saber dónde se encuentra esencialmente la Bienaventuranza. Algunos maestros han dicho que reside en el amor, otros que en el conocimiento, otros dicen que reside en el conocimiento y el amor, y éstos aciertan más. Pero nosotros decimos que no reside ni en el conocimiento ni en el amor sino que más bien existe en un fondo del alma de donde fluyen el conocimiento y el amor. Este fondo no conoce ni ama como lo hacen las potencias del alma. Este fondo no tiene ni antes ni después y no está a la espera de ninguna cosa adicional, pues no puede ni ganar ni perder. Por esto, este fondo se halla privado también de saber que Dios actúa en él. Este fondo goza él mismo de sí mismo, según el modo de Dios. Decimos pues, que el hombre debe estar libre y despojado, de suerte que no sepa ni conozca la acción de Dios en él; así es como el hombre puede poseer la pobreza. Dicen los maestros: Dios es un Ser, un Ser dotado de entendimiento que conoce todas las cosas. Pero nosotros decimos que Dios ni es un Ser, ni está dotado de inteligencia y no conoce ni esto ni aquello. Por lo cual, Dios es libre de cualquier cosa, por tanto, Él es todas las cosas. Aquel que debe de ser pobre de espíritu debe ser pobre de su propio saber, de forma que no sepa nada de nada, ni de Dios, ni de la criatura, ni de sí mismo. Para conseguirlo es necesario que el hombre tienda a no saber ni conocer nada de las obras de Dios. De esta manera el hombre puede ser pobre en su propio saber.”
Fernando yo me niego a pensar que el se pudiera estar refiriendo a asuntos de la Esencia o espirituales como comunmente se les refiere. A parte de que segun entiendo no hay evidencias de que Socrates halla dicho tal frase. En un articulo el cual no puedo hallar al presente lei que el se referia a un asunto cotidiano de la vida, como por ejemplo la comida japonesa o francesa. Jejeje. Palante. Un abrazo fraternal.
Me he reído con tu «solución» al contexto de la frase de que hablamos. Algo así es mi referencia a la necesidad de concer el contexto en que se dijo tal frase por parte de Sócrates. Sobre la veracidad o no de la misma … nada dejó Sócrates escrito. Todo nos ha llegado a través de terceros. Y cuando alguien cita a otro, a veces hace una cita corta. Y si no es muy clara, se pierde su sentido. De Sócrates hay infinidad de doctrina a través de Platón, díscípulo fiel. Un abrazo, Arnaldo.
Buenos días, Sugar´s.
Voy a tomar una frase de Eckhart que, traducida, dice: «¿dónde se encuentra esencialmente la Bienaventuranza? … nosotros decimos que no reside ni en el Conocimiento ni en el Amor, sino que más bien existe en un «Fondo del alma», de donde fluyen el Conocimiento y el Amor.»
Y luego añade, sobre este Fondo: «Este Fondo goza él mismo de sí mismo, según el modo de Dios.» Claro que hace falta haber tenido experiencias reiteradas del «Contacto con el Fondo» para poder captar por experiencia que está hablando, con gran seguridad, del misno «Fondo» que hablamos nosotros.
Ahora metamos en la ecuación el entorno: En la Edad Media y entre los Dominicos, que lo era Maese Eckhart (c. 1260 – c. 1328), la pobreza podía estar muy bien considerada. En nuestro tiempo no lo es tanto. Y la verdad es que la «pobreza de espíritu» nunca me la he propuesto vivir, ni he profundizado en qué podría querer decir, porque no es una arma que hoy se emplee en la práctica. Sí interesa ver que este Autor se está continuamente refiriendo a la Mística. Y que eso sí que es el Conocimiento nuestro. Pero es otra palabra que ha sido tan mal usada que la evito.
Puede resumirse diciendo que M. Eckhart apoyaba la Mística en su grado más alto. Y aun así tuvo problemas en su tiempo con la Jerarquía de su Orden. Hasta el punto de que fue llamado a «conciliábulo», y en ese viaje murió, si mal no recuerdo. Es decir, no se podía hablar meridianamente claro. Por lo que posiblemente nunca sabremos aquí abajo qué es lo que Maese Eckhart pensaba de ese «Fondo» que tan sucintamente menciona.
Hola Fernando, ya sabemos del recurso al absurdo y la paradoja de los maestros de Conocimiento al hablar de la experiencia y el contacto con el Fondo.
Al utilizar ese texto anterior de M. E. yo solo pretendía apuntar por ahí, en el esfuerzo de éste por explicar “razonadamente”, -lo pongo entre comillas- una particularidad o sensación de la experiencia del contacto, a la hora de hacerse entendible o creíble a la razón de “los más”; (“…Debe estar de tal manera despojado de todo saber que no sepa, ni reconozca, ni sienta …”) pero utilicé un texto muy largo y no concreté y precisé suficiente.
Como digo solo pretendía relacionar la frase que proponía Arnaldo atribuida a Sócrates “solo sé que no sé nada” enmarcándola en ese patrón a la hora de explicar una particularidad del contacto.
S.J. de la Cruz también dice: ” …no diré lo que sentí, / que me quedé no sabiendo…”
«… toda Ciencia trascediendo.» Así acaba S.J. de la Cruz. Además, al escribir tenían que ser especialmente precavidos. A un alumno podían hablarle, entre los dos, de lo que quisiera, con la claridad que viera conveniente. Otra cosa es dejarlo escrito en un libro suyo, que lo leerá todo el mundo, sobre todo los detractores. Por eso no podemos pretender analizar con precisión escritos de Maestros en tiempos en que no había libertad de expresión.