Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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La misión

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© Copyright Fernando Conde Torrens

. La misión
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A veces se oye a alguien decir que todos tenemos una misión en esta vida. Pero no se suele decir más. Y dudamos entre si creérnoslo o no. ¿No será un poco pretencioso aceptar que todos- y por tanto también yo – tenemos una misión específica, personal, exclusiva? ¿Tan importantes somos como para eso? Hoy trataremos de  esto, de la misión de cada uno.

Cuando decidimos retornar a este planeta, contando con el Conocimiento de todos los Guías del Equipo Sutil, tenemos claras nuestras Asignaturas Pendientes y la mayor de todas ellas, el Trauma Nuclear que aún debemos superar. Por tanto, tenemos claro qué debemos mejorar, cuáles son nuestros puntos débiles y cuáles de ellos nos hacen más daño. El objetivo de nuestra existencia en ciernes, de los que la van a empezar, está clara, definida. Lo sabe nuestra Mente Superior, todo lo desarrollada que esté. Porque cuando estamos al Otro Lado somos solamente Capacidades Superiores.

         De forma que en qué debemos mejorar, lo tenemos Allá claro. Ésa es nuestra misión. Por eso, estar vivo, tener la forma de ser humano es lo mismo que decir que tenemos una misión: Aquello en lo que debemos evolucionar, en lo que más apremiantemente debemos trabajar para progresar en la Senda del Ser. Por eso cada individuo tiene un objetivo de Evolución en su vida, lo recuerde o no. Y ése es, exactamente, su misión.

         Según lo mucho o poco que hayamos desarrollado la Mente Superior en encarnaciones anteriores, sucederá que pondremos en marcha esa Mente Superior antes o después. Y con ella en marcha es con lo que podremos “recordar”, o bien conocer, cuál es nuestro objetivo en la vida. Si la Mente Superior estaba apenas desarrollada, podríamos pasarnos una gran parte de nuestra vida sin enterarnos del objetivo de nuestra existencia. Y durante todo ese tiempo, avanzaríamos – como decía Empedocles – a base de trompicones, a base de cabezazos contra las paredes, muy poco a poco.

         En cambio, quienes ya desde jóvenes sienten la llamada a mejorar y se convierten en buscadores, por ejemplo, rondando los 20 años, es señal de que la Mente Superior o el Fondo estaba en muy buenas condiciones de funcionamiento – estaban muy desarrollados – y se han incorporado a su misión con mucho tiempo por delante para cumplirla.

         Conforme evolucionamos, en nuestra misión empiezan a intervenir los demás. Aclarémoslo. Si tenemos un montón de fallos, de asignaturas pendientes de grueso calibre, nuestra misión estará exclusivamente centrada en toda esa morralla de la que tenemos que desprendernos. Con el paso de las encarnaciones, conforme evolucionemos y nos desprendamos de todas esas losas, la misión incluirá pulir más aún, librarnos de la gravilla de pequeñas asignaturas pendientes, y podrá incluir alguna actividad en favor de los demás.

 

La misión

      La misión

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Digamos que al principio, o en individuos muy rezagados en Evolución, la misión es 100% mejora propia. Conforme ese individuo va teniendo éxito en esa misión, digamos, elemental, básica, puede dedicarse un poquito al exterior, a los demás. Y en la siguiente ocasión su misión será un 80% dedicada a su mejora personal y un 20% centrada en apoyar a terceros. Un ejemplo de terceros serían los hijos. Es a las personas más evolucionadas a las que les quedan huecos en su misión para, por ejemplo, incorporar ser guías terráqueos de sus futuros hijos. Otros padres, los que aún no han evolucionado y tiene muchos problemas sin resolver no pueden dedicarse a favores, ni educar en Evolución, ni ayudar a progresar a sus hijos. Porque bastante tienen con librarse de sus propias losas.

         Así que la misión va evolucionando, va abriéndose al mundo. Todavía habrá perfeccionamientos pendientes, habrá Capacidades Superiores por conquistar, pero ya en nuestra misión cabrán no sólo los hijos, sino más seres.

         Resumiendo, estar vivo significa un objetivo para esa vida, nos hayamos dado cuenta de cuál es o no. Ese objetivo es la misión de esa persona. Y esa misión es exclusiva – porque ella es única – es personal, inalterable para toda la vida. Y estará centrada tanto más en los demás cuanto menos acento tenga que hincar en su propio mejoramiento y pueda dar mayor apoyo a al Evolución de otras personas. Hasta que llegue un momento en que, con todas las Capacidades Superiores desarrolladas al máximo y habiendo ayudado a muchos, no tenga que volver.

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Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En  https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

 

Un comentario en “La misión”

  1. Juan Carlos Tejedor Ravelo dice:

    Hola Fernando, mis saludos y mis respetos. Soy buscador desde hace muchos años ya, y de forma activa desde unos cinco. Le sigo desde ese tiempo, y es la primera vez que le escribo. Este tema de la misión me resonó al principio como muy grandioso, pero cuando lo analicé y asumí vi que realmente lo es y mucho más, porque es el sentido real de nuestra existencia aquí en esta dimensión terrenal. ¡Cuán cierta y esclarecedora esa correlación entre traumas nucleares resueltos y servicios a los demás, la propia vida lo confirma!, y es que se hace imposible ofrecer lo que no se tiene o no se ha vivido plenamente. Un saludo grande desde la senda del conocimiento y la evolución.

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