Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Los críticos de Grotefend

Los críticos de Grotefend

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  © Copyright  Fernando Conde Torrens

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……….Los trabajos de Grotefend eran conocidos, aunque no aceptados. Uno de sus detractores era el orientalista francés St. Martín. En los medios expertos era sabido que la copa de Caylus contenía un texto cuneiforme. St. Martín comparó dicho texto con el nombre zenda para Hystaspes y dedujo que no era, como Grotefend había supuesto, Goshtasp, sino Vyshtasp. Con ello logró añadir dos nuevos caracteres, la letra V y la letra Y. Pero una cosa es deducir los signos que intervienen en un nombre propio y otra traducir largas frases con un texto desconocido, conociendo sólo algunas letras. De modo que St. Martin siguió los pasos de Grotefend y erró ampliamente a la hora de traducir la primera inscripción de Niebuhr. Corría el año 1.824.

……….Un nuevo avance vino de la mano de Rasmus Christian Rask, Filólogo danés. Era conocedor de numerosas lenguas orientales y dedujo que el Zend Avesta, en cuya traducción se estaban basando no pocos expertos, era una lengua mucho más antigua de lo que se aceptaba en su tiempo. Tras examinar con atención los trabajos de Grotefend, llegó a la conclusión y pudo demostrar que el genitivo plural cuneiforme terminaba en

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Los críticos de Grotefend

      (Fuente: P. E. Cleator, Los lenguajes perdidos, Barcelona, Ediciones Orbis, S.A,.1.986, pág. 106.)

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y no en A TSCH A O, como Grotefend había establecido, con lo que pudo añadir dos nuevos signos a los conocidos, la N y la M.             

Hasta este momento, los estudiosos habían utilizado una defectuosa traducción del Zen Avesta. A Eugene Burnouf le correspondió proporcionar otra base más precisa. Basándose en una traducción muy antigua del Yasna, al parte litúrgica del Zend Avesta, que encontró en una biblioteca gracias a su trabajo profesional, publicó una obra que sería de gran utilidad como elemento comparativo. Publicó asimismo otra obra con material trilingüe de Hamadan. Dicho material, de un texto esculpido en una montaña de Media, tenía por autores a Darío y Jerjes. En base a sus análisis, rehabilitó la «A» de Münther, que Grotefend había cambiado de significado.

……….Se fijó en la inscripción «I» de Niebuhr y dedujo que contenía los nombres de 24 provincias del Imperio persa. Identificó 16 provincias, la mitad de las cuales lo hizo correctamente. Declaró haber descubierto 33 signos, de los que eran originales suyos 12, pero realmente 8 de los tales eran incorrectos, dos habían sido descubiertos ya por otros autores y quedaron dos que fueron hallazgo suyo, la K y la Z.

……….Burnouf conoció en París a otro experto en lenguas orientales, Christian Lassen, noruego. Fue amigo y colaborador de Burnouf, con quien hizo algún trabajo conjunto. Se separaron, aunque siguieron en contacto por carta, comentándose mutuamente cada nuevo hallazgo. Eso hizo que ambos publicaran al unísono dos trabajos sobre parecidos temas, como el interés que en ambos despertó la inscripción I de Niebuhr. Pero Lassen fue más agudo en sus análisis. Basándose en una noticia que da Herodoto, que indica que Darío había repartido tierras en el Bósforo y había hecho inscribir en dos columnas los nombres de las naciones de donde procedían los hombres de su ejército, Lassen identificó 20 provincias de las 24 que había en dicha inscripción I. Eso le permitió identificar 8 nuevos signos.

……….Por otra parte, fijándose en las identificaciones de Grotefend, y al ver que algunas palabras eran impronunciables, dedujo que el persa debía ser alfabético pero también silábico, que algunos signos debían tener valor de una sílaba, no sólo de una letra. Entre las 8 identificaciones propias, están las sílabas GA y GU.

……….Con todo lo anterior, hacia 1.845 se habían identificado las tres cuartas partes de los alrededor de 24 signos del alfabeto persa y con ello se podía traducir con bastante corrección casi cualquier inscripción. Pero faltaba el cuerpo de inscripciones más importante, el que el lector ya conoce, la inscripción  de Behistun. Ella sola contenia 10 veces más texto que todo el resto de inscripciones de que se disponía y que habían servido para el descifrado del alfabeto persa. La labor de obtener una trascripción fiable de dicha inscripción le iba a corresponder a un inglés, a quien sus obligaciones profesionales enviaron a la zona. No sólo copió la inscripción, sino que, además, de paso, la tradujo, pero eso queda para mañana.

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Siguiente artículo: Rawlinson.

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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «Año 303. Inventan el Cristianismo», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En  https://sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre el ser humano.

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aciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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