Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Préstamos egipcios en el Cristianismo

Como conclusión de nuestro análisis de los dioses, las castas sacerdotales y dos religiones concretas, en «Préstamos egipcios en el Cristianismo» aventuramos algunas coincidencias.

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© Copyright  Fernando Conde Torrens, el 18-10-2.005

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……….Ahora que tenemos frescas las informaciones obtenidas en los artículos anteriores, creo que es el momento de hacer unas comparaciones rápidas. Esto es una improvisación ya que, al comenzar la serie sobre Egipto no tenía claro cómo iba a organizar el material, ni tenía todo el material que he ofrecido. Pero a estas alturas, me parece mejor terminar la parte ideológica con unas conclusiones definitivas en lo que a religión egipcia se refiere, antes de proseguir dando gusto a nuestra faceta turística. Porque en el contenido de este blog es más importante la parte que trata de profundizar en las ideas que la parte netamente cultural, de monumentos e imágenes que entran por los ojos. 

……….Lo de hoy no será aportar pruebas, sino indicios razonables. Indicios de que algunas de las componentes de nuestra religión estaban presentes en la religión egipcia desde muchos siglos antes, tanto si el Cristianismo nació el siglo IV como lo hizo en el siglo I. Esta afirmación no es nueva. Hace no muchos meses un amigo canadiense, del que me gustaría volver a tener noticias, me regaló un libro, del que ya hablé con anterioridad, «The pagan Christ«

……….En él el autor, Tom Harpur, se hace eco y rinde homenaje a otro investigador, el Dr. Alvin Boyd Khun (1.881-1.963), especialista estadounidense en antiguas literaturas sagradas. Este autor, en dos obras publicadas por sus propios medios, la segunda en 1.940, ya exponía, como indica el autor del libro moderno, que se ha basado en parte en los trabajos de Khun, que

……….

……….«Lejos de ser una contribución original en el mundo del pensamiento religioso … el Cristianismo se transformó en los primeros siglos en una copia literal de resplandecientes antecesores espirituales. …»

…….«No hay nada que el Jesús de los Evangelios dijera o hiciera – desde el Sermón de la Montaña a los milagros, desde su huída de Herodes siendo niño hasta su resurrección – que no pueda demostrarse que tuvo su origen miles de años antes, en los ritos de los Misterios egipcios o en otras liturgias sagradas egipcias tales como el Libro de los Muertos» («The pagan Christ», Tom Harpur. Thomas Allen Publishers, Toronto 2.004).

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……….No me voy a basar en nada de lo que el autor explica en su libro, ni la idea de las coincidencias me vino cuando en Julio del pasado 2.004 leí el libro. Muchos años antes ya me habían llamado la atención las notables coincidencias que el lector habrá observado en cuanto llevamos dicho estos días últimos y que hoy reúno en este resumen de conclusiones.

……….Lo primero que quisiera resaltar es que frente a la creencia en muchos dioses no debemos adoptar un punto de vista moderno – heredado o interesado – y, sea como sea, erróneo y anacrónico. No debemos deducir del politeísmo unas conclusiones que sólo existan en nuestra cabeza y que jamás hayan formado parte de la forma de pensar de aquellas buenas gentes del Egipto Antiguo

……….Para captar en su correcta dimensión la existencia de múltiples dioses o para intentar entender a qué obedecía esa tendencia a adjudicar a los dioses el manejo de las fuerzas de la Naturaleza, tal vez tendríamos que vivir en una tienda de campaña en el bosque durante doce meses seguidos. Alimentarnos de lo que sembremos en un huerto improvisado en un calvero del bosque, y de la caza que con nuestro arco y la jabalina logremos capturar, o de los peces que atrapemos en el río cercano.

……….En nuestra indefensión, ignorando todo lo que aprendimos hace años sobre Ciencias Naturales, no será difícil – el humano antiguo así lo creía – que las fuerzas de la Naturaleza, que nos sobrepasan, las tormentas que sentimos sobre nuestras cabezas, o las dolencias que se llevan a nuestros seres queridos, sin que podamos hacer nada para remediarlo, las atribuyamos a seres superiores, a los que sólo podemos pedir que lo peor no suceda, muchas veces sin éxito. La tentativa de explicación del mundo circundante es posible que nos empujara, como hizo con el hombre del Neolítico, a concebir el mundo exterior como el dominio de poderosos entes, muy por encima de nuestra condición humana, que dominan esas fuerzas y ordenan su desencadenamiento o su retirada.

……….Claro que luego vendrán los «listillos», los manipuladores, los que se dirán servidores de esos dioses. Ya hemos visto cómo actuaron, buscando mejorar su suministro y untar de la cazuela imperial. Pero eso es en una segunda etapa. La existencia de los dioses en la mente de la gente sencilla fue antes de los explotadores de tal necesidad. Necesidad de explicar el mundo real. 

……….Que había dioses no había que demostrarlo, ahí estaban, presentes cada día. ¿Quién sino ellos hacían que al inexorable frío le siguiese la verde estación y luego el acogedor calor? Que Marduk venció a Tiamat clavándole una flecha con su arco y que luego se retiró a descansar es evidente. ¿Acaso su arco resplandeciente no aparece colgado en el cielo como muestra de su poder? Entonces …

……….Debemos ser capaces de imaginar a aquellas gentes sencillas que tratan de explicar su mundo cotidiano y que dan forma a las fuerzas poderosas que ordenan ese mundo y a un conjunto de espabilados que sacan tajada de esa convicción en propio beneficio. Defenderé que no fueron los segundos los que inventaron las creencias, sino que fueron quienes las utilizaron en beneficio propio. Como ejemplo, el dios Atum egipcio, uno de los 40 de la lista

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……….«… quien surgió de las aguas primordiales, preexistentes, como singularidad y quien de sí mismo creó los elementos del Universo y la pluralidad de las formas de los seres. Los hombres y los dioses fueron considerados como lágrimas y sudor emanados por este dios. En su lugar principal de culto, Heliópolis, se le representó con forma, humana, con la doble corona real como la forma vespertina del dios-Sol.» (EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004).

……….

……….El humano antiguo siente necesidad de explicar el mundo, comenzando por la existencia del propio mundo, de los cielos y las estrellas. Alguien las ha hecho. Su explicación es un antecedente de nuestro big-bang, o del Fiat divino (Hágase) de nuestros antepasados. ¿Tanta diferencia hay? De modo que eliminemos de nuestras neuronas todo complejo de superioridad. 

……….Estoy convencido de que hay muchos ateos hoy en día no tanto por lo errado de las explicaciones primitivas de las gentes sencillas, sino por la funesta labor de los «listillos» aprovechados, que han adulterado unas ideas en las que se ciscaban. Y, con ello, las han hecho abominables. Mantengo que las ideas de que los dioses existen no son negativas. Es negativa la organización de tales ideas, que pertenecen a la intimidad del individuo y en las que nadie debiera entrar. Es negativa la comercialización, la venta y la distribución. Pasa como con las drogas.

……….Con esta introducción veamos en qué se parecen nuestras creencias a las de los egipcios de la Antigüedad.

……….* En primer lugar, la idea de un Hijo de Dios encarnado. Ya lo hemos visto, es una de las idea más viejas del recetario egipcio. Ahora tratemos de dilucidar la procedencia. ¿Formaría parte de las creencias deducidas por el pueblo sencillo y atemorizado? ¿O habría visto la luz por obra y gracia de mortales interesados? Dejaré la respuesta a cargo del intuitivo lector.

……….* La idea de la Santísima Trinidad. De este asunto de las trilogías divinas apenas hemos hablado. Hay que hacerlo ahora. Los dioses de cada región inicial egipcia estaban frecuentemente asociados  en familias divinas, y, casualidad, las familias las componían tres miembros. Así,

……….Anubis, junto con su madre Hesat (que no aparece en la lista) y el toro Mnevis formaba una familia divina de tres componentes.

……….Anuket, dios de las crecidas del Nilo, junto con Khnum, creación de los seres vivos, y Satet, divinidad de las cataratas, que aportaba el agua fresca a Egipto, formaba otra familia divina.

……….Heqet, diosa que protegía a las embarazadas en el parto, estaba asociada con Khnum y Osiris.

……….Isis y Osiris tenían como hijo a Horus.

……….Mut, la diosa, esposa de Amón, Amón y su hijo Khons, el dios juvenil, señor del tiempo, formaron la tríada tebana durante el Imperio Nuevo.

……….No voy a cansar más al lector. Las trinidades divinas estaban al orden del día en el menú teológico egipcio. Y que nadie se extrañe de que una misma divinidad forme parte de dos tríadas de manera simultánea, que para eso son dioses y pueden estar en dos sitios a la vez. Y en más.

……….* Otro préstamo es el juicio del alma del humano al morir éste. Hemos comprobado que el alma del egipcio era acompañada al alto tribunal por un dios y que en la sala de la Verdad absoluta, se pesaba el alma para ver cuánta Perfección de la diosa Maat había acumulado en su corazón. Si la pesada daba positivo, el alma era acogida junto a Osiris y demás dioses en la eternidad. Caso de no salir airosa de la pesada, el alma era devorada al instante por la gran devoradora de almas.

……….Pues bien, los diseñadores del Cristianismo no fueron tan condescendientes. Privaron al alma del divino acompañamiento, tal vez porque no tenían tantos dioses. Pero no sólo eso, en caso de salir positiva la pesada, el premio era la vida eterna con el Dios Uno y Trino. Pero ¿ y si la pesada le era desfavorable al alma? En ese caso se sacaron de la manga un castigo mucho peor que alimentar a la mala bestia citada, quemarse eternamente en el infierno era el castigo del dios Uno al alma díscola. Y esta amenaza, que hoy puede parecernos una broma, ha supuesto una coacción tremenda sobre muchas personas sencillas y durante docenas de generaciones.

……….* Otra simplificación fácil de detectar es el tema de lo que queda del humano a su muerte. Hemos visto que el egipcio tenía el akh, el kah y el ba. El primero iba a juntarse con los dioses, caso de merecerlo. Los otros dos se quedaban aquí abajo, en la tumba el kah, ocupado en viajes cortos el ba.

……….Los diseñadores del Cristianismo simplificaron las cosas. ¿Para qué tanto lío? Con un alma, o espíritu, ya es bastante. Y definieron que todos constábamos de cuerpo y alma. Y que el destino del alma era gozar indefinidamente en la vida eterna o sufrir eternamente en la vida eterna. No recuerdo bien cuándo empezó a hablarse del purgatorio y del limbo, pero creo que fueron elucubraciones muy posteriores al siglo IV, en que o se diseñó nuestra religión o ya estaba diseñada.

……….* Otra idea en modo alguno nueva, la resurrección del dios. Se da en Osiris, dios muerto y descuartizado, al que la diosa Isis logra resucitar y con el que, in artículo mortis,  tiene un hijo, Horus. Osiris se queda en el Mundo del Más Allá, como Señor de los cielos y ello porque los dioses tienen que regir su dominio estando vivos, no muertos.

……….* La conjunción del monarca con el dios Sol. Se dio a partir de cierto momento con la identificación del Faraón con Amón-Ra y específicamente con la identificación de Akhenatón con Atón, el dios solar, máximo y único dios. Curiosamente, también a Constantino se le ocurrió elevar a la categoría divina de Sol Invicto al disco solar y lo incorporó en su monedas y emblemas.

……….Alguien podrá argumentar que nosotros hoy conocemos mucho sobre los dioses egipcios y sus curriculums (curricula en latín), pero en la época de Constantino tales detalles eran desconocidos.

……….Nada más lejos de la realidad. No sólo conocían los Emperadores romanos los detalles de la teología egipcia, sino que habían incorporado a los 48 y más dioses egipcios a su Panteón. Los Emperadores romanos eran Faraones de Egipto, desde Augusto hasta Diocleciano, Maximiano, Galerio y Maximino Daia, allá por el año 311. Algunos de ellos incluso construyeron nuevos Templos en Egipto, como Nerón o Trajano, según veremos en nuestro circuito de próximos días.

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Los últimos Faraones.

Emperadores romanos  en textos sagrados egipcios

Préstamos egipcios en el Cristianismo

(Fuente: EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004)

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……….Por si fuera poco, los misterios de Isis eran uno de los cultos mistéricos que más adeptos tenía entre los propios romanos. Había un Templo de Isis en Roma desde el siglo I y en casi todas las ciudades del Imperio, como Herculano. El sacerdote sostiene una vasija de culto y el sirviente aviva el fuego. En el entorno, palmeras, esfinges y varios ibis (esa especie de pequeña cigüeña) dan ambiente egipcio a la celebración.

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Escena del culto a Isis. Herculano siglo I EC.  Museo Nacional de Nápoles

Préstamos egipcios en el Cristianismo

(Fuente: EGIPTO. El mundo de los faraones. KÖNEMANN, 2.004)

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……….Además, Eusebio de Cesárea era historiador y antes de escribir la Historia eclesiástica escribió una ingente recopilación de la historia de todos los pueblos anteriores, reuniendo las historia de los monarcas que habían reinado simultáneamente (tablas isocronas). Para ello se basó en otro historiador, Julio Africano, que decenios antes había hecho lo mismo.

……….De modo que se sabía que los egipcios habían sido un pueblo inmutable que había adorado con la mayor fidelidad a su Faraón como Hijo de Dios hecho hombre. Se sabía que los cultos mistéricos, como los de Isis o de Mitra, que éste sí que resucitaba y volvía a la vida, eran del gusto de la ciudadanía de la época. Lo de una Trinidad divina era otra constante. Para los detalles, habrá que esperar a que el libro que he citado se traduzca.

……….Tal vez se me escape algo, pero el objetivo está cumplido. El lector está avisado. En lo sucesivo, cuando veamos que tal Faraón o tal otro de la XVIII dinastía construyó en Karnak o en Luxor un ala, una sala, un Templo o un cenotafio, ya sabremos que es de los adictos al clero de Amón. Pues Karnak y Luxos cantan las excelencias de Amón-Ra. Será en las dinastías XIX y XX cuando el Faraón se tiente la ropa, porque ya tiene conocimiento del problema de la balanza del poder.

……….En breve comenzamos a hacer turismo por el Egipto de la XVIII dinastía, cuando la capital Tebas resurgía de la opresión de un enemigo cercano, los hicsos, que durante una centuria habían sido los indeseables vecinos del Norte. Todo era algazara entre el polulacho y la pequeña corte imperial. También los sacerdotes de Amón estaban de enhorabuena, su pueblo fiel acababa de duplicarse, gracias del invicto Amosis

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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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2 comentarios en “Préstamos egipcios en el Cristianismo”

  1. Angel Garcia Cintas dice:

    Hola Fernando se olvida de las tres Anas

  2. Fernando Conde Torrens dice:

    Bueno, Ángel, es que ya he dicho que «No voy a cansar más al lector.» No pretendía listar todas las Trinidades divinas … Eso no lo he estudado tan a fondo, porque a mí sólo me interesaba una. Pero añade la de las tres Anas, que creo que no la sé.

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