Escuela virtual de Sabiduría de Pamplona.

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Tertulia con Emilio

Tertulia con Emilio

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© Copyright Fernando Conde Torrens

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        La no muy larga pero densa comunicación de nuestro Invitado, en este enlace.

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        Estimado Emilio:

                            Su mail en este blog me deja bastante desconcertado. Le supongo lector recién llegado al blog y que, por ello, no ha leído demasiados artículos. Esto, debido a que muchas de sus afirmaciones no coinciden, a mi juicio, con el pasado más reciente.

        Lo primero que he de decir es que tomo sus palabras en sentido literal, las tomo en serio y entiendo que significan lo que dicen exactamente. Por ejemplo, no entiendo que esté de broma, ni que se haya propuesto decir lo contrario de su opinión. Cuando afirma que esto es blanco, entiendo que piensa Vd. que esto es efectivamente blanco.

        La razón de hacer una Tertulia con su aportación consiste en el final de su mensaje. Hay dos cosas que me llaman la atención y que exigen respuesta matizada. Pero antes de llegar al final, vayamos con los principios.

        Sobre lo de convencerle: Me da la impresión de que se siente molesto por las cosas que afirmo en este blog. Desde luego, lo que defiendo no coincide con su visión de la vida. Pero, además, me da la impresión de que me lanza un reto, «convénzame«. Y «convénzame de todas las pruebas, una a una«, insiste.

        Ya lo he hecho, Emilio. Sólo tiene que leer, que dedicar tiempo. Eso, si el tema realmente le interesa como para dedicarle ese tiempo. Hay dos libros, que se nombran en el apartado «Adquirir libros» (no trato de vendérselos) sobre los orígenes de nuestra religión. Está disponible el capítulo primero de cada uno en dicho apartado. Hay además otro libro, con una temática más personal y menos exterior.

        Además de los dos libros, en este blog hay ciento y cientos de páginas sobre el tema. Hay un «Mapa temático» para no perderse entre tanto artículo. De manera que ya he hecho ese trabajo de exposición. De todas formas, dudo que toda esa exposición vaya a servir para convencerle. En el tema de las creencias, nos aferramos a las que hacemos nuestras. Y cuando alguien las pone en duda o argumenta en contra de ellas, siempre puede más algo interno que tenemos, aun sin reconocerlo, que las razones del extraño. De manera que se puede predecir el resultado: Se va a cansar al primer artículo que lea y dará carpetazo al blog y a su autor. Es lo que debe hacer de momento. Olvidarse de este blog. Tengo la impresión de que leer lo que aquí lee le hace mal, le perjudica. Y no tenemos por qué acudir a un sitio donde nos hacen daño. ¿Comprende? Si lo que aquí lee le causa malestar, completamente en serio, no vuelva. Éste no es un blog para Vd., en estos momentos.

        Pero por encima de todo, Emilio, yo no intento convencer a nadie que no esté convencido de antemano. Ofrezco argumentos, y creo que pruebas de calibre indeterminado, a los que ya piensan así. Este blog no es para convencer a quienes están en favor de la tesis contraria. Esto es muy importante. Dimito de convencerle, Emilio. No deseo hacerlo, me repele hacerlo. Es lo opuesto a mi filosofía. Deseo dejarle con su fe y su identificación con sus ideas. Este blog no es proselitismo. Aborrezco el proselitismo. Lo conceptúo como posesión ideológica, posesión que ha dejado un reguero de muertos y de sufrimiento por la Historia.

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Tertulia con Emilio

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        Defiendo que debemos acostumbrarnos a llevarnos bien con los que tienen diferente filosofía de la vida (vulgo crencias) que nosotros. Y llevarnos bien significa no enfadarnos cuando les vemos exponer sus ideas. Desde hace meses, yo he dado enlaces con webs que propugnan ideas en las antípodas de las mías, para que el lector compare y se afiance en lo que ya piensa. Eso es síntoma de que somos una sociedad avanzada. Lo contrario, la Edad Media. Basta con cambiar de continente e ir unos cuantos miles de kilómetros hacia el Polo Sur o hacia donde nace el sol . Creo que ya me entiende.

        Si yo me hubiera dedicado a dar a luz una teoría para echar tierra sobre nuestra religión, lo que afirma de que gracias a las Matemáticas y a mi erudición lo he logrado sería una descripción acertada. Pero no he hecho eso. No me he dedicado a encontrar tema para un libro. No he buscado una teoría para dar el campanazo, para atacar a nadie.

        Sobre lo de hallar un nombre y atribuírselo a Eusebio: Lo he dicho varias veces, yo quería separar lo que de bueno y no bueno había en nuestras creencias. Y eso para mí, como una búsqueda individual. Estuve en ello largos años, sin pensar que eso se había de convertir en libro. De las cosas que fui analizando fui escribiendo libros, porque me pareció que podían servir a más personas. Y el libro números 22 y 23 de la lista son los dos que tratan sobre los orígenes de nuestra religión. Esto está descrito en la página 269 del primero de los libros mencionados. Uno no escribe 21 libros antes de comenzar a escribir sobre lo que más le interesa. Hubo otra muchas cosas que me interesaron más que el origen de nuestra religión. Las que tenían que ver con lo positivo de la vida. Y hay cuerda para rato.

        Sobre lo de cuadrar una teoría que nadie contradiga. En las Tertulias con Eudaimón y en las habidas por esa época con Historiadores y Filólogos que están en este blog verá si me contradijeron. Le aseguro que me han impugnado y mucho. Algunas cosas con razón, en otras me han dado pistas para fortalecer más la tesis sobre cómo vieron la luz nuestros Evangelios. Ésa no ha caído, sigue en pie, con menos indicios que la respalden, es cierto, pero con posibilidades de encontrarlos allá donde están. Y sin que todos hallan caído por tierra.

        Sobre lo de desvirtuar algo hermoso. Aquí es donde quería llegar. Éste es el final que requiere comentarios precisos. Me alegro enormemente de que Vd. defina sus creencias como algo hermoso. Eso es muy positivo. Porque significa que a Vd. le hacen bien. Y eso no lo debe perder, metiéndose en sitios inadecuados como éste. Eso significa que Vd. es capaz de sacar lo que de hermoso hay en nuestra religión, que lo hay, por supuesto . En este blog se hablan justamente de las cosas que no son hermosas. En otro sitio, de lo hermoso, esté donde esté. Por eso, porque Vd. extrae lo positivo, auténtico y perfecto que hay en el Cristianismo, siga por ese camino. Y no se preocupe de los que no piensan como Vd. Ellos sabrán lo que hacen. Lo que hacen ellos no es cosa suya, Emilio. Como tampoco es cosa mía esa adhesión suya, como no sea para respetarla y fomentarla. De ahí que «convencerle» sería una monstruosidad por mi parte. Por eso, ni se me ocurre. Es lo opuesto a mi sentir. Jamás haré proselitismo.

        Una cosa es divulgación de una forma de pensar de manera pasiva y otra el proselitismo activo. Ese blog es pasivo. Si Vd. no entra, su contenido no le llega. Si yo fuera haciendo propaganda de este blog, entregando folletos en las esquinas a los transeúntes, eso sería divulgación activa. Divulgación pasiva, en la que se requiera la voluntad del lector para el contacto, sí. Divulgación activa, no. Porque es pasar a la acción. Tenemos el derecho de expresión y a ése me acojo. Pero dimito de la divulgación activa, indiscriminada. Eso es posesión.

        Sobre lo de que sólo me toman en cuenta los ignorantes. Salva la referencia porque se introduce en el grupo, lo que le hace quedar fenomenal. Ahí le felicito, por su honradez y por su humildad. Son dos valores muy positivos, que ennoblecen a la persona. Tengo, pues, la mejor opinión sobre su actuación. 

        Yendo a su comentario, tampoco creo que sea ése el diagnóstico completo. La historia está por terminar de escribirse. Veremos en qué queda todo esto de la tesis sobre cuándo vio la luz el Cristianismo. Hay otros muchos autores, por todo el mundo, que hace decenios y hoy en día, han defendido y defienden la misma tesis que yo, no soy el único. ¿Todos ellos son ignorantes que son escuchados por otros tan ignorantes o más que ellos? Yo no me atrevería a ser tan tajante, Emilio.

        Me llama erudito. Mecachis. No me canso de decir que sólo soy un Técnico que ha leído bastante sobre un tema que le ha interesado. Los Profesionales de las Letras jamás opinarán, y con muy bien criterio, que yo sea un erudito. Soy un ignorante en comparación con ellos. Basta ver la última aportación de Stichos en este blog, en forma de comentario, para darse cuenta de lo lejos que ando de la erudición. No he leído en mi vida ni uno solo de las docenas de artículos que él cita. Manejarme con ellos como Pedro por su casa, eso sería erudición. Puede decirme, caramba, ha leído Vd. cantidad. Y eso sí sería correcto. O incluso llamarle cultura, pero no erudición, Emilio. La erudición es otro nivel, al que yo no llego ni llegaré nunca.

        Su despedida es lógica con la línea de su mensaje, «dedíquese a su profesión«. (Preferiría que no hubiera escritos estas cosas.) Le entiendo. Si yo estuviera en su pellejo, si yo fuera Vd., también me molestaría que alguien fuera por ahí denostando de ideas que para mí solucionan mi vida. Y si encima le conozco de vista, pues voy y se lo digo. Pero ahora es mi momento de pedirle que me debe dejar ser yo mismo, del mismo modo que yo le permito y le fomento ser Vd. mismo. La tolerancia con los que no piensan como uno mismo no es ninguna heroicidad, es elemental sentido común.

        No hay ningún lazo que dé a alguien derecho a desear de manera activa lo que debe pensar y divulgar otra persona. Ni siquiera lo tiene un progenitor con sus hijos ya adultos. Cuando digo «desear de manera activa» me refiero a desear y «empujar» para ello. Atención, tiene todo el derecho del mundo a entrar en este blog y hacer lo que ha hecho, expresar sus convicciones. Y yo le animo a mantenerlas y a ni siquiera interesarse por las opuestas. Pero en esta conversación creo que debiera quedar todo. Me ha dicho lo que siente. He hecho lo mismo y por mi parte aprecio su forma de ser, de pensar y de expresarse. Es Vd. una persona congruente consigo misma. Ojalá el sentimiento sea recíproco. Eso sería bueno. Y eso es lo que estoy pidiéndole, ideologías al margen.

        Mis mejores saludos, Emilio.

                PD: No quiero ser mal nacido, agradecido por el elogio. Deseo que tenga razón.

 

………. Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En www.sofiaoriginals.com expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.

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