Tesis 65 Firmas Paradojas evangélicas
© Copyright Fernando Conde Torrens, el 2-6-2.005
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……….Hay tres hechos que han salido a la luz, en lo que a mí respecta, en estos últimos tres meses de búsqueda. Y eso que la búsqueda no ha sido muy perseverante. A saber:
……….1. Un personaje deforma la traducción del texto original, cuarteando y agrupando las frases por donde le parece. El tal debía contar con el beneplácito de los depositarios de los textos sagrados cristianos, la curia romana, porque ésta ni protesta por la alteración, ni corrige el desaguisado cometido durante los CUATRO SIGLOS siguientes.
……….2. Alguien, de procedencia asimismo oscura, siembra cientos de signos de puntuación en los textos originales griegos que se editan por todo el mundo. Signos que no estaban en los textos primitivos y que son por completo extraños a la redacción en griego antiguo. Todos los textos en griego del Nuevo Testamento, al menos, se pueblan de puntos, comas o signos que no aparecen en las copias de los mismos disponibles. Nadie protesta ni dice esta boca es mía sobre esta segunda alteración.
……….3. La curia romana enseña a todos los estudiantes del mundo, y todos los supuestos expertos repiten, diría que sin comprobar, que los originales sagrados en griego carecen en absoluto de signos de puntuación, que no hay versículos en los originales, que se escribía de corrido, con la bienaventuirada scriptura continua. Todo esas afirmaciones son puras falsedades, mentiras en lenguaje cotidiano.
……….Me resisto a emplear la palabra «mentira«. Me enseñaron hace miles de años que no se debe decir «mentira», porque eso es decirle mentiroso a la persona que dice las mentiras, y eso puede parecer insultante. Pero, claro, si a las mentiras no las llamamos mentiras y les llamamos «falsedades«, «imprecisiones» o «inexactitudes«; si a las falsificaciones viles los herederos de los que las cometieron las llaman interpolaciones, y si a los libros más falsos que Judas, los mismos los llaman apócrifos, corremos el riesgo de que la persona normal no se entere de que hay mucho mentiroso en el mundo del Cristianismo. Y piense, la persona honrada y normal, que un apócrifodebe ser algo muy valioso, por llamarse de una forma tan rara.
De manera que por una sola vez – y saltándome los consejos de mis educadores – diré que todo lo anterior huele a mentira podrida. Y para mí demuestra que tres hechos encadenados, que sirven al mismo afán de oscurecer todo lo relacionado con la forma que tenían los textos cristianos fundacionales, provienen del mismo lugar y sirven al mismo propósito. Y que no se pida a alguien ajeno al contubernio definir lo que sus protagonistas pretenden. Poco a poco lo vamos averiguando.
……….Simultáneamente a lo anterior, uno se entera que los eruditos miran con lupa los textos originales y controlan si la copia A, B, C o D tiene éste o aquel versículo, éste o aquel artículo griego, si una copia pone «desesperado» o «desesperanzado«, por poner un ejemplo comprensible. Y cavilan sobre lo que significará tal hecho para la Teología.
……….En el contexto citado, cuando cientos de signos pueblan el texto griego sin que nadie sepa ni se preocupe de cómo han venido a parar aquí, cuando nadie ve ni percibe los cientos de puntos que hay en los originales de dicho texto y afirman todo lo contrario, ¿qué sentido tiene ese cuidado por el pez minúsculo cuando, desde el fantasmagórico caballero humanista del siglo XVI, se nos han colado ballenas y tiburones? Apariencia de rigor, pseudo-ciencia, comedia, diría yo. Siempre dispuesto a que me saquen de mi error.
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……….Uno aprende cada día y esto ha sido un aprendizaje lento, pero seguro. Y precisamente por eso quiero resaltar algo que, tal vez o posiblemente, puede suceder en breve. Cuando dos personas discuten sobre un campo amplio, cada cual defiende sus posiciones con argumentos múltiples. En el artículo de ayer reconocí, y lo resalté en negrita, que mis impugnadores tiene razón en que, cuando el caballero humanista alteró el texto original, las firmas que estén en todo pasaje que tenga la estructura que le dio el alterador, no pueden ser obra de Simón. Porque el autor auténtico no lo ordenó así. Eso lo hizo, según aseguran, un caballero humanista. Bien, a un servidor no le duele reconocer cuando comprende que está defendiendo un error. Si me he equivocado en algo, lo reconozco.
……….Me equivoqué porque di mi confianza a que lo que editan los Editores del Nuevo Testamento en griego es una reproducción de los originales. No es así, no es una reproducción fiel, está alterada, manipulada, trastocada, ordenada de forma distinta. De modo que, de haber habido firmas, éstas no se pudieran encontrar a simple vista. Estamos de acuerdo, espero. Que la intención del caballero no fuese ésa, no se puede saber. Que los depositarios no le dieron importancia, incomprensible, si luego todos miran con lupa las prefijos y se preocupan de las pajitas, pasando por alto las vigas.
……….Pero hay dos asuntos pendientes. El caballero no reordenó todos los textos cristianos primitivos, sólo amañó los escritos del Nuevo Testamento. No hizo lo mismo con las cartas de Ignacio de Antioquía, ni con la Didajé, ni con el Martirio de Policarpo, ni con los escritos de Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, Plinio el joven, Trajano o Adriano. Y hay firmas, seguidas, y acrósticos, en todas las cartas de Ignacio.
……….Ahora es cuestión de buscar en los escritos más cercanos a los originales del Nuevo Testamento, dejando a un lado la obra del caballero humanista o de quien le pagara, si lo hubo, o de quien se lo inventó, si no lo hubo. Y seguir buscando allí. Raro sería que el autor primero colocara firmas en escritos de segunda categoría y no lo hiciera en los más emblemáticos, en las joyas de la corona.
……….Y en segundo lugar, cuando alguien defiende posiciones acertadas y triunfa, aplausos. Pero si esa misma persona defendía posiciones que se demuestra son erradas, habrá de reconocerlo, si es la suya una posición honesta y adulta. En estos temas de ideología me he encontrado con personas que sólo se centran en los fallos de los demás y eluden seguir hablando de sus posiciones, cuando alguien les demuestra que contienen fallos de bulto. Y eso no es honrado. Si discutimos, discutimos sobre todos los asuntos. Y el embudo es igual de ancho para todos.
……….Los pasajes alterados no contienen firmas del autor original. Sépase. Pero yo también quiero saber por qué se dicen cosas inciertas y, salvo que me reconvengan y muestren que veo mal, por qué se defiende de manera general que no hay una cosa que basta mirar para ver que hay: Signos de puntuación a todo lo largo del Nuevo Testamento. Y que, si se defiende que no los hay en los escritos del siglo I o del siglo IV, me den razón de todas esas comas que pueblan el texto griego del Nuevo Testamento editado por Católicos, Ortodoxos y Protestante, de consuno. Deseo saber por qué están ahí, por qué nadie las quita en los últimos cuatrocientos cincuenta años y por qué dicen que no existen cuando están.
……….Es como si los signos de puntuación de nuestros textos sagrados fueran un tabú. Nadie habla de ellos, ni publica nada sobre ellos. Y cuando hablan de ellos, sólo dicen mentiras. ¿Qué se oculta tras los signos de puntuación?
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Siguiente artículo: Tesis 66. Firmas. Malos profesores.
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……….Fernando Conde Torrens es autor de «Simón, opera magna», «El Grupo de Jerusalén», «La Salud», recientemente «Año 303. Inventan el Cristianismo» y una serie de artículos sobre el mundo de las ideas. En https://sofiaoriginals.com/ expone los resultados de sus investigaciones sobre la eterna búsqueda del ser humano.
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