Xenofobias en la Grecia clásica 159

.

.

.

……….Me ha parecido que debiera poner ejemplos de comportamientos no ya de este siglo, el XXI, que acaba de comenzar, sino del pasado, de los años 1.900 y largo pico, que fueran xenofobias claras. Porque mucho me temo que ciertos casos vayan a parar al baúl de los recuerdos con tanto fútbol por televisión, tanta maquinita y tanto ordenador. Y no es que esté en contra de estos modernos artefactos, pero detecto que modifican comportamientos que fueron ancestrales. Y luego no podremos entender la Historia.

……….Situémonos a mediados del siglo XX. En aquel entonces los chavales de un pueblo salían a darse de pedradas con los del pueblo vecino. Como un hábito, como un juego, como algo que siempre se había hecho. El progreso y los automóviles ha roto ese hábito y hoy sería impensable ese deporte.

……….Cuando las tres provincias vascas eran las provincias vascongadas, en tiempos de Franco, los de Vizcaya y Guipúzcoa se consideraban vascos y a los de Álava los miraban por encima del hombro; eran vascos de segunda categoría; el vascuence no se hablaba apenas, ni en al capital, Vitoria, ni en los pueblos de la provincia alavesa. Tal vez o seguramente por eso la capital de Euzkadi, la Comunidad Autonoma Vasca, se llevó a Vitoria, las menos vasca de las tres «provincias vascongadas» de entonces. 

……….Aun hoy en día, pero antes más, la pugna más enconada estaba entre guipuzcoanos y navarros, vecinos en una amplia frontera. Los primeros eran para los segundos «guipuchis» y lo de «navarro, ni de barro» lo decían los primeros de los segundos. Hoy a los de Guipúzcoa se les llama en Navarra «robasetas«, porque vienen en manada y se las llevan todas.

……….Los franceses han sido siempre «gabachos» y «franchutes» para los de más aquí de los Pirineos. Francia acuñó lo de que «África empieza en los Pirineos«, con muy poca estima del españolito medio. 

……….Los franceses tenían su «grandeur» y siempre han mirado por encima del hombro a los belgas, los habitantes de esa pequeña nación que les limita al Norte. Los belgas eran poco menos que retrasados mentales para los franceses. Y posiblemente por eso Agatha Christie hizo de un hombre bajito y belga el protagonista de sus novelas policíacas, el super-detective Hércules Poirot, que desvelaba los misterios que el propio lector era incapaz de resolver. Y es que los ingleses tampoco se han llevado nunca bien con los franceses. Ni con los irlandeses, a los que siempre han mirado con mueca de superioridad.

……….Suecos y daneses se llevaron siempre a matar, que yo sepa. Y la Historia de fe de esa mala química entre ambas naciones. Y habrá más, de las que no me he enterado. 

……….Todo lo que antecede no es sino el reflejo de una costumbre ancestral, la de pelearse siempre con el que tenemos más a mano. Y el más a mano es el vecino. 

……….Así pues, este costumbre de adoptar la postura que más pueda perjudicar al vecino no ha de extrañarnos cuando sigamos analizando la Historia de nuestra tribu. Va a ser una constante universal. Ya se encargarán de mantenerla los aventureros, los ambiciosos, los iluminados, los acomplejados, los cruzados de todos los tiempos. 

……….Y no se piense que vamos a deformar aquí la Historia para que cuadre con nuestro marco, prematuramente definido. No será necesario. La Historia misma se encargará de darnos la razón. 

……….Esto se escribe como moraleja del análisis que hace meses se expuso en este blog sobre la Historia de Francia, en conexión con las de los países vecinos, con Inglaterra y España, principalmente. El análisis se terminaba con una cierta esperanza de mejora, no demasiado asentada aún. Esperanza basada en la premisa de que la única manera de que no haya peleas entre vecinos es que todos estemos en el mismo corral, es decir, que no haya vecinos. Y para ello, lo de la Europa Unida ésta tal vez pueda ser un apropiado marco unificador … De modo que lo de salir a pegarnos tiros, a tirarnos piedras, a darnos lanzadas o a conquistar las tierras del otro lado de la colina pase a pertenecer al mundo de los recuerdos cada vez más vagos y alejados, por lo absurdo del hecho.